Llanto por Venezuela
Escribir sobre Venezuela hoy es empeñarse en componer una elegía de desamor y de tristeza. Uno de los países más bellos de Iberoamérica, el primero que alcanzó su libertad de la corona española, lugar de gran mestizaje cultural y, por desgracia, desde el principio de su independencia, sometido a gobiernos dictatoriales. Hasta el año 1958 se ha visto sometido a dictaduras crueles y, desde esta fecha, ha querido explorar un camino nuevo hacia la democracia en medio de no pocas dificultades.
Un país rico en petróleo que ha subsistido económicamente gracias, sobre todo, a esta fuente de recursos naturales. Un país con unos 30 millones de habitantes, que lucha cada día por salir adelante y situarse entre los países desarrollados pos su capacidad energética que le permite disfrutar de una economía aceptable.
Pero todo esto se ha venido abajo cuando han ocupado el poder dos monstruos humanos, cegados por el poder y la ambición. Primero, Hugo Chávez, con un innegable liderazgo, y ahora Maduro, un esperpento, diría Valle Inclán, que cada vez que aparece en los medios de comunicación provoca la carcajada por su falta de inteligencia y su torpes decisiones y declaraciones fuera de lugar y que tiene en vilo al mundo entero por sus salidas de tono constantes y su falta de liderazgo entre su pueblo. No tienen suerte los venezolanos con sus gobiernos.
Me acaban de llegar por audio dos mensajes de un hombre y una mujer de Venezuela que claman y gritan pidiendo que el mundo sepa lo que está pasando allí. La grabación es sobrecogedora y, de ser verdad, que tiene todo los visos de serlo, estamos ante un holocausto de grandes dimensiones que este señor, tan “Inmaduro”, está provocando en su propio pueblo. Un dictador de los que parecía que ya no quedaban en los países en vías de desarrollo como es Venezuela.
El país con más reservas de petróleo del mundo que tiene grandes yacimientos de gas natural y grandes reservas de oro ¡Y se está muriendo de hambre y se desangra por la violencia que ejerce sobre el pueblo su propio presidente y el sistema bolivariano que ha impuesto contra la voluntad del pueblo! Faltan de medicinas para curar a sus heridos. Los hospitales y clínicas privados están poniendo la bandera de la cruz roja para atender a los múltiples heridos porque ya la violencia en las calles de Caracas y de toda Venezuela alcanza límites insoportables para la población. ¡Un ejército y una policía gubernamental contra su propio pueblo al que deberían defender¡
Estamos asistiendo, casi impasibles, a un drama humano, que no tiene visos de acabar de inmediato mientras ese presidente “Inmaduro”, esté en el poder.
Los gestos de rechazo de los gobiernos democráticos poderosos están siendo muy tibios y el drama no deja de crecer. Hay, incluso, políticos españoles que han tenido la desvergüenza de apoyar, de distintas formas, a este dictador, ya sea dejándose llevar por su juego, ya por cobrar de ese gobierno turbio a cambio de no sabemos qué, porque la falta de transparencia es absoluta. Yo espero que algún día rindan cuentas ante la propia Venezuela por sus conductas ambiguas y paguen en justicia lo que les corresponda; pero que no queden impunes.
Cada día el pueblo venezolano se levanta en la angustia de no tener qué comer, de no disponer de medicinas y de verse rodeado en la calle de una violencia indiscriminada. ¿Cuándo algún país que presume de ser avanzado y defensor de los derechos humanos, va a levantar una bandera en su favor?
Desde este pequeño rincón de ese blog “Teselas”, en Religión Digital, quiero levantar la voz de mi pluma para decir ¡Basta! Tal vez algunas voces más se unan y ya seremos más.
Un país rico en petróleo que ha subsistido económicamente gracias, sobre todo, a esta fuente de recursos naturales. Un país con unos 30 millones de habitantes, que lucha cada día por salir adelante y situarse entre los países desarrollados pos su capacidad energética que le permite disfrutar de una economía aceptable.
Pero todo esto se ha venido abajo cuando han ocupado el poder dos monstruos humanos, cegados por el poder y la ambición. Primero, Hugo Chávez, con un innegable liderazgo, y ahora Maduro, un esperpento, diría Valle Inclán, que cada vez que aparece en los medios de comunicación provoca la carcajada por su falta de inteligencia y su torpes decisiones y declaraciones fuera de lugar y que tiene en vilo al mundo entero por sus salidas de tono constantes y su falta de liderazgo entre su pueblo. No tienen suerte los venezolanos con sus gobiernos.
Me acaban de llegar por audio dos mensajes de un hombre y una mujer de Venezuela que claman y gritan pidiendo que el mundo sepa lo que está pasando allí. La grabación es sobrecogedora y, de ser verdad, que tiene todo los visos de serlo, estamos ante un holocausto de grandes dimensiones que este señor, tan “Inmaduro”, está provocando en su propio pueblo. Un dictador de los que parecía que ya no quedaban en los países en vías de desarrollo como es Venezuela.
El país con más reservas de petróleo del mundo que tiene grandes yacimientos de gas natural y grandes reservas de oro ¡Y se está muriendo de hambre y se desangra por la violencia que ejerce sobre el pueblo su propio presidente y el sistema bolivariano que ha impuesto contra la voluntad del pueblo! Faltan de medicinas para curar a sus heridos. Los hospitales y clínicas privados están poniendo la bandera de la cruz roja para atender a los múltiples heridos porque ya la violencia en las calles de Caracas y de toda Venezuela alcanza límites insoportables para la población. ¡Un ejército y una policía gubernamental contra su propio pueblo al que deberían defender¡
Estamos asistiendo, casi impasibles, a un drama humano, que no tiene visos de acabar de inmediato mientras ese presidente “Inmaduro”, esté en el poder.
Los gestos de rechazo de los gobiernos democráticos poderosos están siendo muy tibios y el drama no deja de crecer. Hay, incluso, políticos españoles que han tenido la desvergüenza de apoyar, de distintas formas, a este dictador, ya sea dejándose llevar por su juego, ya por cobrar de ese gobierno turbio a cambio de no sabemos qué, porque la falta de transparencia es absoluta. Yo espero que algún día rindan cuentas ante la propia Venezuela por sus conductas ambiguas y paguen en justicia lo que les corresponda; pero que no queden impunes.
Cada día el pueblo venezolano se levanta en la angustia de no tener qué comer, de no disponer de medicinas y de verse rodeado en la calle de una violencia indiscriminada. ¿Cuándo algún país que presume de ser avanzado y defensor de los derechos humanos, va a levantar una bandera en su favor?
Desde este pequeño rincón de ese blog “Teselas”, en Religión Digital, quiero levantar la voz de mi pluma para decir ¡Basta! Tal vez algunas voces más se unan y ya seremos más.