Una gran aportación cristológica
Acabo de llegar de la Universidad de Salamanca, donde he participado en un acto académico en el aula magna del Palacio de Anaya (facultad de Filología) en el que ha sido presentado el libro de la editorial Sal terrae sobre la figura de Jesús. Jesús de Nazaret. Sus palabras y las nuestras. Juan José Hernández Alonso.Sal Terrae. Cantabria 2016. 663 páginas.
El acto no hubiera sido muy singular si no hubieran concurrido distintas circunstancias que yo quiero destacar.
En primer lugar una facultad de una universidad civil o laica, abierta al fenómeno religioso, que facilita la presentación de un libro sobre la figura de Jesús y que, además, quiere, en palabras de su decano, ser un ámbito de diálogo entre la fe y la ciencia, porque éstas nunca se oponen sino que se complementan. No sé que pensarían de esto otras universidades españolas, como la Complutense, donde lo religioso acaba siendo, en muchos de sus ámbitos, un residuo anticientífico que hay que extirpar.
En segundo lugar por la calidad humana y profesional del autor. Juan José Hernández Alonso es un hombre de gran cultura , licenciado en la Gregoriana de Roma y doctor por la Pontificia de Salamanca, además de doctor en Filología. Su trayectoria académica se extiende más allá de nuestras fronteras, autor de una media docena de libros especializados en temas eclesiales y teológicos.
El aula Magna de Filología estaba bastante concurrida y los presentes pudimos disfrutar de unas exposiciones muy interesantes y enriquecedoras que impartieron todos los asistentes. La intervención de Juan José Hernández fue excelente. Nos cuestionó a todos sobre la figura de Jesús, haciéndonos ver cómo un hombre tan pequeño, pobre, que habitaba una casa de barro, cubierta con ramas, como era la costumbre, que no estaba vinculado a ninguna instancia de poder, ni a las escuelas rabínicas ni al imperio romano, fue capaz de producir un impacto tan grande en la historia de la humanidad que llega hasta nuestros días. La clave era ésta: Hijo de Dios y crucificado por amor.
Los participantes en este acto académico salíamos del Aula Magna al exterior y ya en contacto con el aire bien fresco de Salamanca teníamos la impresión de que había merecido la pena conocer a este hombre, saber de este libro y animados a leerlo, cuanto antes, por las perspectivas interesante que allí se nos abrieron. Un libro más sobre Jesús de Nazaret, pero probablemente no un libro de tantos. Será un hito en Cristología.
El acto no hubiera sido muy singular si no hubieran concurrido distintas circunstancias que yo quiero destacar.
En primer lugar una facultad de una universidad civil o laica, abierta al fenómeno religioso, que facilita la presentación de un libro sobre la figura de Jesús y que, además, quiere, en palabras de su decano, ser un ámbito de diálogo entre la fe y la ciencia, porque éstas nunca se oponen sino que se complementan. No sé que pensarían de esto otras universidades españolas, como la Complutense, donde lo religioso acaba siendo, en muchos de sus ámbitos, un residuo anticientífico que hay que extirpar.
En segundo lugar por la calidad humana y profesional del autor. Juan José Hernández Alonso es un hombre de gran cultura , licenciado en la Gregoriana de Roma y doctor por la Pontificia de Salamanca, además de doctor en Filología. Su trayectoria académica se extiende más allá de nuestras fronteras, autor de una media docena de libros especializados en temas eclesiales y teológicos.
El aula Magna de Filología estaba bastante concurrida y los presentes pudimos disfrutar de unas exposiciones muy interesantes y enriquecedoras que impartieron todos los asistentes. La intervención de Juan José Hernández fue excelente. Nos cuestionó a todos sobre la figura de Jesús, haciéndonos ver cómo un hombre tan pequeño, pobre, que habitaba una casa de barro, cubierta con ramas, como era la costumbre, que no estaba vinculado a ninguna instancia de poder, ni a las escuelas rabínicas ni al imperio romano, fue capaz de producir un impacto tan grande en la historia de la humanidad que llega hasta nuestros días. La clave era ésta: Hijo de Dios y crucificado por amor.
Los participantes en este acto académico salíamos del Aula Magna al exterior y ya en contacto con el aire bien fresco de Salamanca teníamos la impresión de que había merecido la pena conocer a este hombre, saber de este libro y animados a leerlo, cuanto antes, por las perspectivas interesante que allí se nos abrieron. Un libro más sobre Jesús de Nazaret, pero probablemente no un libro de tantos. Será un hito en Cristología.