¿Qué la pasa al Islam con la violencia?
Resulta muy llamativo que todos los últimos atentados más sangrientos, ocurridos en los últimos años, tienen el sello del islam; han sido cometidos por musulmanes: Bruselas, Barcelona, Niza, Orlando, París, Madrid, India, Beirut, Munich, Buenos Aires, Irán, Boston, Londres… una carrera de atentados que ya obligan a una reflexión.
¿Cuántos más atentados hacen falta para que nos cuestionemos qué le pasa al Islam con la violencia?
¿No será que el problema vine del Islam y de su manera de entender la convivencia?
Yo estoy convencido de que el Islam no es una religión pacífica desde el momento que considera infieles y despreciables a todos los que no profesan la fe en Alá. El mundo musulmán no conoce el perdón y está siempre alentado por el odio, sobre todo a los judíos, pero también a los cristianos. Por eso el desprecio al mundo occidental, sobre todo, y a sus costumbres se deja ver de manera evidente. Mahoma ya quiso imponer por la fuerza su fe a las tribus donde vivió y donde comenzó a sentirse profeta del Dios único, allá por el año 600 DC.
"Matar a los infieles. Solo dejar a musulmanes que sigan la religión”,
Este es uno de los pocos testimonios que tenemos del presunto autor del atentado de las Ramblas de Barcelona. Un mensaje que Moussa Oukabir, de origen marroquí y solo 17 años, escribió en una red social de preguntas y respuestas cuando era menor de edad en el año 2015.
Si a esto añadimos que los musulmanes tienen problemas para convivir con casi todas las religiones del mudo: ya sean cristianos, ortodoxos o protestantes, hinduistas, judíos, Sintoístas, Baha´is, ateos, agnósticos…. Y que, si conviven, lo hacen en virtud de sacar provecho, sobre todo económico. No viven en Europa sino por lograr una mejora significativa de vida.
Es para cuestionarse que todos los implicados en el reciente atentado de Barcelona, por ejemplo, estuvieran cobrando del gobierno español pensiones y ayudas para el alquiler de sus viviendas.
¡Estamos subvencionando a aquellos que cometen atentados en nuestro propio país¡
Todas esas religiones citadas anteriormente, no tienen ningún problema para convivir con los musulmanes, pero los musulmanes sí tienen problemas para convivir con todas ellas, eso nos lleva la conclusión de que estos “creyentes musulmanes” no están a la altura para convivir en países democráticos, en los que viven y de los que viven, sino se someten a un periodo de adaptación a la nueva cultura que los acoge. Esto significa: hablar la lengua del país receptor, conocer su cultura, sus leyes, integrarse en sus costumbres, respetar la idiosincrasia de la tierra que los acoge… Las autoridades holandesas están ya elaborando leyes de autoprotección contra los musulmanes, conscientes de que con tanta presión islámica se puede perder su identidad en un plazo considerable de tiempo.
Yo no estoy en desacuerdo con que personas de creencia islámica o de otras creencias vengan a vivir a nuestro país, pero sí estoy en desacuerdo con que no haya filtros convenientes para evitar que pasen gentes violentas e imbuidas de agresividad contra el mundo occidental en el que, por otra parte, desean vivir. Tal vez sería necesario establecer plazos de convivencia suficientemente largos para comprobar que la adaptación ha sido correcta antes de dar estatuto de ciudadano a estas personas.
Es verdad que yo he conocido musulmanes perfectamente integrados en nuestro país, respetuosos y trabajadores que , aun manteniendo su fe en Alá , y siguiendo las exigencias de su fe, saben vivir con normalidad su vida, son contrarios a la violencia y rechazan estos atentados como ajenos a su propia manera de vivir su fe. Pero son contados, Prevalece el fanatismo y la intolerancia en los españoles que se convierten al Islam, sobre todo, algunas mujeres presionadas, sobremanera, por sus maridos que las obligan a llevar el pañuelo islámico.
Los musulmanes no acaban de encajar en casi ningún país de su entorno y de su ambiente musulmán: Egipto, Arabia Saudí, Sudán, Marruecos…Sólo se sienten bien en los países occidentales que los acogen y, sin embargo, es ahí donde cometen sus atentados y desarrollan sus fanatismos.
Quieren que estos países sean como ellos piensan y se impongan en ellos sus leyes intolerantes y fanáticas.
La lista de organizaciones terroristas internacionales islámicas que quieren imponer la Yihad, es interminable: Boko Haram, Isis, Al-Quaeda, Talibanes, Hamás, Hezbolá, Hermanos Musulmanes… Todas ellas pretenden imponer la ley islámica, caiga quien caiga, y otras que están surgiendo cada día…
El Islam tiene un problema serio con la violencia, que se va a volver contra él en los próximos años. Porque los países afectados no van a permitir que vengan con violencia a imponer principios y valores que van en contra de su cultura. Si los Imanes o líderes del Islam, no toman otra dirección – muchas veces de ellos procede la radicalización de los jóvenes, como en el caso de Barcelona con el Imán de Ripoll, y en vez de alentar a la guerra santa con sus proclamas incendiarias, no animan a la cultura, a la formación, a la necesaria ilustración, el futuro que se presenta será más bien oscuro. Aquí las mezquitas, cada vez más numerosas en España, tienen un papel decisivo. Vendrán tiempos de represión. Después llamarán intolerantes a los países receptivos pero será la única salida que les queda como defensa ante los posibles terroristas.
En España hay ya más de un millón seiscientos mil musulmanes. Hay 1177 mezquitas y más de 15.000 presos musulmanes.
El Islam tiene un problema serio con la violencia y el fanatismo, que se va a volver contra él más pronto que tarde. Los ánimos ya están encendidos -las redes sociales se encargan de ello- porque no se pueden permitir masacres como las que estamos sufriendo y, mucho menos, en nombre de Dios.
Y de fondo siempre la pregunta clave para entenderlo todo: ¿Quién financia a estos grupos terroristas que necesitan buenas infraestructuras y materiales para llevar a cabo sus acciones terroristas? Todo el mundo cree saberlo pero nadie lo dice con claridad ni se emprenden acciones reales políticas y económicas contra ellos. ¿Por qué será?
¿Cuántos más atentados hacen falta para que nos cuestionemos qué le pasa al Islam con la violencia?
¿No será que el problema vine del Islam y de su manera de entender la convivencia?
Yo estoy convencido de que el Islam no es una religión pacífica desde el momento que considera infieles y despreciables a todos los que no profesan la fe en Alá. El mundo musulmán no conoce el perdón y está siempre alentado por el odio, sobre todo a los judíos, pero también a los cristianos. Por eso el desprecio al mundo occidental, sobre todo, y a sus costumbres se deja ver de manera evidente. Mahoma ya quiso imponer por la fuerza su fe a las tribus donde vivió y donde comenzó a sentirse profeta del Dios único, allá por el año 600 DC.
"Matar a los infieles. Solo dejar a musulmanes que sigan la religión”,
Este es uno de los pocos testimonios que tenemos del presunto autor del atentado de las Ramblas de Barcelona. Un mensaje que Moussa Oukabir, de origen marroquí y solo 17 años, escribió en una red social de preguntas y respuestas cuando era menor de edad en el año 2015.
Si a esto añadimos que los musulmanes tienen problemas para convivir con casi todas las religiones del mudo: ya sean cristianos, ortodoxos o protestantes, hinduistas, judíos, Sintoístas, Baha´is, ateos, agnósticos…. Y que, si conviven, lo hacen en virtud de sacar provecho, sobre todo económico. No viven en Europa sino por lograr una mejora significativa de vida.
Es para cuestionarse que todos los implicados en el reciente atentado de Barcelona, por ejemplo, estuvieran cobrando del gobierno español pensiones y ayudas para el alquiler de sus viviendas.
¡Estamos subvencionando a aquellos que cometen atentados en nuestro propio país¡
Todas esas religiones citadas anteriormente, no tienen ningún problema para convivir con los musulmanes, pero los musulmanes sí tienen problemas para convivir con todas ellas, eso nos lleva la conclusión de que estos “creyentes musulmanes” no están a la altura para convivir en países democráticos, en los que viven y de los que viven, sino se someten a un periodo de adaptación a la nueva cultura que los acoge. Esto significa: hablar la lengua del país receptor, conocer su cultura, sus leyes, integrarse en sus costumbres, respetar la idiosincrasia de la tierra que los acoge… Las autoridades holandesas están ya elaborando leyes de autoprotección contra los musulmanes, conscientes de que con tanta presión islámica se puede perder su identidad en un plazo considerable de tiempo.
Yo no estoy en desacuerdo con que personas de creencia islámica o de otras creencias vengan a vivir a nuestro país, pero sí estoy en desacuerdo con que no haya filtros convenientes para evitar que pasen gentes violentas e imbuidas de agresividad contra el mundo occidental en el que, por otra parte, desean vivir. Tal vez sería necesario establecer plazos de convivencia suficientemente largos para comprobar que la adaptación ha sido correcta antes de dar estatuto de ciudadano a estas personas.
Es verdad que yo he conocido musulmanes perfectamente integrados en nuestro país, respetuosos y trabajadores que , aun manteniendo su fe en Alá , y siguiendo las exigencias de su fe, saben vivir con normalidad su vida, son contrarios a la violencia y rechazan estos atentados como ajenos a su propia manera de vivir su fe. Pero son contados, Prevalece el fanatismo y la intolerancia en los españoles que se convierten al Islam, sobre todo, algunas mujeres presionadas, sobremanera, por sus maridos que las obligan a llevar el pañuelo islámico.
Los musulmanes no acaban de encajar en casi ningún país de su entorno y de su ambiente musulmán: Egipto, Arabia Saudí, Sudán, Marruecos…Sólo se sienten bien en los países occidentales que los acogen y, sin embargo, es ahí donde cometen sus atentados y desarrollan sus fanatismos.
Quieren que estos países sean como ellos piensan y se impongan en ellos sus leyes intolerantes y fanáticas.
La lista de organizaciones terroristas internacionales islámicas que quieren imponer la Yihad, es interminable: Boko Haram, Isis, Al-Quaeda, Talibanes, Hamás, Hezbolá, Hermanos Musulmanes… Todas ellas pretenden imponer la ley islámica, caiga quien caiga, y otras que están surgiendo cada día…
El Islam tiene un problema serio con la violencia, que se va a volver contra él en los próximos años. Porque los países afectados no van a permitir que vengan con violencia a imponer principios y valores que van en contra de su cultura. Si los Imanes o líderes del Islam, no toman otra dirección – muchas veces de ellos procede la radicalización de los jóvenes, como en el caso de Barcelona con el Imán de Ripoll, y en vez de alentar a la guerra santa con sus proclamas incendiarias, no animan a la cultura, a la formación, a la necesaria ilustración, el futuro que se presenta será más bien oscuro. Aquí las mezquitas, cada vez más numerosas en España, tienen un papel decisivo. Vendrán tiempos de represión. Después llamarán intolerantes a los países receptivos pero será la única salida que les queda como defensa ante los posibles terroristas.
En España hay ya más de un millón seiscientos mil musulmanes. Hay 1177 mezquitas y más de 15.000 presos musulmanes.
El Islam tiene un problema serio con la violencia y el fanatismo, que se va a volver contra él más pronto que tarde. Los ánimos ya están encendidos -las redes sociales se encargan de ello- porque no se pueden permitir masacres como las que estamos sufriendo y, mucho menos, en nombre de Dios.
Y de fondo siempre la pregunta clave para entenderlo todo: ¿Quién financia a estos grupos terroristas que necesitan buenas infraestructuras y materiales para llevar a cabo sus acciones terroristas? Todo el mundo cree saberlo pero nadie lo dice con claridad ni se emprenden acciones reales políticas y económicas contra ellos. ¿Por qué será?