#Adviento. 2024 Andar ligera de peso es el mayor consuelo y alegría

Andar ligera de peso es el mayor consuelo y alegría
Andar ligera de peso es el mayor consuelo y alegría

Hoy quiero compartiros que se me ha caído todo lo que llevaba colgado dentro de mí (aunque ya hace años), y como el vacío es un tránsito que puede durar tiempo y no irse del todo, a veces se hace más presente, especialmente por cuanto vivimos de dolor por guerras y sus crueldades cada día.

No son tiempos fáciles para casi nadie que tenga un atisbo de pensamiento crítico a pesar de no estar nutrida su formación, y tener pocos datos en los que apoyarse.

La Magna de Sevilla ha sido todo un espectáculo digno de llenar todo un curso de reflexión y de discernimientos antropológicos, culturales y religiosos. La tradición ha hecho gala de su mayor esplendor, aún me resuenan los gritos de una mujer a la Esperanza de Triana ¡guapa, guapa, guapa! El reclamo popular ha estado bien servido, y la Iglesia institucional estará muy satisfecha de los objetivos compartidos con quienes han hecho posible el gran acontecimiento, como mandato principal de su autodenominada “gran madre”.

Como decía, se me han caído las falsas protecciones, y la orfandad se manifiesta mostrándose desnuda, lo que junto al frio que ya apareció en estos días propios, produce un encogimiento mayor de todo mi ser.

Mi sensibilidad en cambio, a pesar de las manos frías, me provoca un corazón caliente y dispuesto para acoger lo que mis cortos brazos pueden sostener. Y torpemente voy respondiendo a lo que se me presenta cada día, mi humanidad sigue intacta y responde, eso me produce una gran alegría, aunque el sufrimiento compartido me impida manifestarla como me gustaría.

Ya liberada del “Dios inventado”, de la gran madre y su impuesta lectura tradicional de virginal maternidad, y de tantas creencias en modelos no consistentes. Desde esta orfandad de padre, madre, Iglesia, y su modelo de mujer patriarcal como instrumento central , me abrazo a la posibilidad de responder éticamente y corresponsablemente a la referencia liberadora de toda servidumbre, desafiando como lo hizo Jesús de Nazaret los poderes y sus esclavitudes, que tanto daño y sufrimiento provocan en la humanidad.

La referencia de Jesús de Nazaret me provoca en libertad y felicidad, mis acciones tienen esa mirada y ese intento honesto de respuesta, de corresponsabilidad humana, de ternura para preservar la vida y el amor de todos los seres, reconociendo que en esta vida y lugar somos humanidad en puro proceso de perfección y con muchas limitaciones que superar, para lograr llegar al amor que buscamos, necesitamos y sentimos.

En ese intento estamos muchísima gente más, aunque no podamos cuantificarnos y no tengamos la misma referencia, son los hechos y actitudes los que hablan y nos estrechan “desde lo más hondo”, en un abrazo de querer hacer de la fantasía de una aspiración iluminada, eso que llamamos Feliz Navidad.

¡¡ Que la ternura y el amor os abracen siempre, pero especialmente en estos días!!

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