#cuaresmafeminista2025 Carta a Marcela Lagarde

Carta a Marcela Lagarde
Carta a Marcela Lagarde

Carta a Marcela Lagarde
Querida Marcela,
Hoy, cuando algunas voces buscan empañar tu legado, yo quiero nombrarte desde la gratitud, la memoria y la verdad.

En la década de los 90, Chihuahua cobró notoriedad mundial debido a las desapariciones y asesinatos de mujeres. Inicialmente, el fenómeno se conoció como las muertas de Juárez. La aparición de cuerpos de mujeres asesinadas en el espacio público, con signos de violencia extrema, mostraba una realidad cotidiana que enfrentábamos las mujeres, sin que entonces fuera percibido como una problemática social de carácter estructural.

PHOTO-2025-03-23-06-26-18

Mientras las feministas que acompañábamos a las madres y activistas alzábamos la voz, fue en ese tiempo oscuro cuando te conocí. Llegaste no como académica distante ni como figura intocable, sino con humildad, respeto y ternura. Llegaste a escucharnos, a admirar nuestro trabajo y, sobre todo, a enseñarnos.

Fuiste mi maestra, y la de muchas. Fuiste quien nos enseñó que esas muertas de Juárez no eran casos aislados ni hechos fortuitos; que la responsabilidad se extendía hacia el Estado mexicano, y que a ello contribuían el silencio social y la impunidad. Le pusiste nombre a lo que estaba sucediendo: feminicidios. Y nos ayudaste, uniendo tu voz a la nuestra, a romper el silencio.

Fuiste tú, Marcela, quien nos ayudó a comprender y nombrar el horror: el feminicidio. Un concepto que no era solo una palabra, sino una herramienta poderosa, una llave para abrir puertas cerradas, un lenguaje que nos permitió llevar el dolor a los tribunales y exigir justicia. En tus manos, la teoría feminista bajó de los libros para convertirse en acción viva.

La pedagogía feminista que tú encarnas no es la que se impone desde las cátedras, sino la que se comparte desde la calle, el abrazo y la escucha. Recuerdo cómo, con ternura y paciencia, me enseñaste el ABC del feminicidio, para que yo pudiera invocar ese concepto poderoso en los tribunales, al lado de las víctimas.

Quiero compartir, junto a estas palabras, fotografías que son memoria viva y prueba irrefutable de tu compromiso de más de dos décadas.

PHOTO-2025-03-23-06-26-19 2

La primera imagen es un tríptico elaborado por nuestra querida compañera Alma Gómez en 2005. Era la invitación a un evento por el Día V, cuando aún no teníamos redes sociales, ni Instagram, ni Facebook. En esos tiempos, el activismo se tejía con volantes, reuniones y abrazos colectivos. El nombre de Marcela Lagarde aparece allí, porque nadie podrá borrar tu historia ni tu presencia junto a nosotras.

La otra fotografía es del año 2004, tomada en el Seminario Internacional Feminicidio, Justicia y Derecho. En esa imagen apareces tú, rodeada de diputadas, activistas, abogadas y académicas de Ciudad Juárez. Esa foto es testimonio de que no eres ajena ni recién llegada al acompañamiento de las luchas de las mujeres: lo has hecho desde hace más de veinte años, siempre del lado de las víctimas y de quienes hemos transformado el dolor en lucha.

Tú, junto a otra gran mujer chihuahuense, Blanca Gámez Gutiérrez , y muchas otras del país y de diversos partidos, hiciste posible la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia. Esa ley, que hoy es un referente en toda América Latina, no nació desde la comodidad de un escritorio, sino del encuentro, la escucha y el compromiso con las mujeres que nunca nos hemos rendido.

Por eso te abrazo públicamente. Porque te debo tanto, porque te debemos tanto. Porque sin tu mirada sororal, sin tu enseñanza cercana, muchas de nosotras no habríamos tenido las palabras ni la fuerza para nombrar y enfrentar el feminicidio en los tribunales y en las calles.

Marcela, gracias por caminar a nuestro lado, por acompañar desde la humildad, por enseñarnos que la teoría feminista florece en la lucha colectiva. Gracias por ser maestra, compañera y aliada. Gracias por estar, desde hace décadas, y por seguir siendo faro para las que venimos detrás.

PHOTO-2025-03-23-06-26-19

Con toda mi gratitud, respeto y sororidad,

Lucha Castro

Volver arriba