#advientoenclavedemujer Antes de que yo te formara en el vientre de tu madre, ya te conocía (Jer 1)

Antes de que yo te formara en el vientre de tu madre, ya te conocía (Jer 1)
Antes de que yo te formara en el vientre de tu madre, ya te conocía (Jer 1)

Antes de que yo te formara en el vientre de tu madre, ya te conocía.

Antes de que nacieras, ya te había elegido para que fueras

un(a) profeta(isa) para las naciones.  Jer 1,5

Una cita potente, una cita que hace un llamado especial a la mujer, pero sobre todo a la maternidad como encomienda divina. Reflexionar sobre la concepción de una nueva vida y su nacimiento, es simplemente pensar en la inmensa riqueza del Amor de Dios, de la confianza puesta en las mujeres, en su dignidad, en su fuerza moral, en su existencia como alimento, sostén y crecimiento de las familias.

La maternidad, a modo personal, es una experiencia mística. El nacimiento de un nuevo ser, es sin duda, uno de los milagros más grandes de Dios. Tener conciencia de la responsabilidad que implica ser transmisoras de ese amor es: sentir el más grande agradecimiento que puede una mujer recibir en la vida; es sentirnos protegidas por una fuerza superior. Es aprender en carne propia el significado del Amor Incondicional que recibimos de Nuestro Padre-Madre, desde antes desde nacer, ‘desde siempre´.

Y, para todas aquellas mujeres que todavía no son madres, que no lo serán, que son madres adoptivas, que son madres sustitutas o, que dedican su vida a otra misión: “mi más grande admiración”, pues serán las encargadas como hijas, de transmitir lo que su madre les enseñó. Su propósito de vida será servir a Dios, y a los hombres y mujeres de este mundo, con fe, confianza y mucho corazón.  Ser compasivas y siempre abiertas a abrazar el Amor, hecho carne.

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