Iniciativas frente a situaciones adversas
Acabo de encontrar, debajo de una puerta que da directamente a la calle, un sencillísima octavilla con este texto: "Hola! Soy pintor, jardinero, arreglo persianas, limpieza en general del hogar, piscinas, trastos, trasteros, campos y casas abandonadas, etc... Baba Telf.: 631 223 276". Letras negras y ningún dibujo, la austeridad más radical.
Me ha sorprendido la capacidad de iniciativa demostrada en este mensaje. El hombre que lanza a la calle esta octavilla no se conforma con la situación de paro que parece sufrir. Como quien lanza una botella al mar desconocido, se anima a distribuir por donde puede esta octavilla con su SOS esperanzado y proactivo. No se limita a esperar con los brazos cruzados, no se contenta con inscribirse en la Oficina del Paro (¿lo habrá hecho el autor de esta octavilla?), sino que pasa directamente a la acción con el único recurso que le permite el anonimato de una gran ciudad: ¡Una sencilla octavilla ofreciendo sus servicios!
Me pongo a imaginar quien será este "Baba", que firma la octavilla. Parece que tiene una cierta especialización cuando ofrece sus servicios como "pintor" o "jardinero", dos oficios que no sabe ejecutarlos el que no lo ha hecho antes alguna vez. Pero es claro que no se limita a esperar trabajo en lo que él sabe hacer, en su propia profesión, sino que se ofrece también para las tareas que cualquiera puede hacer pero que muchos preferimos que las hagan otros, las tareas de "limpieza" en "hogares", "piscinas", "trasteros", "casas abandonadas", añadiendo un "etc" abierto a todo lo que los demás puedan demandar de su servicialidad más disponible. Sin conocer para nada a la persona en cuestión, el número de teléfono que he trascrito en la anterior reproducción es el auténtico de la octavilla, por si alguien quiere solicitar los servicios de este señor o saber algo más de él.
Me admira muy positivamente el que, ante las situaciones adversas de cualquier tipo, no se conforma con ponerse triste, desesperarse, protestar o lanzar quejas sobre la insolidaridad de los demás. Las circunstancias personalmente inllevaderas suelen conducir a la pasividad más entristecida, pero pueden también despertar los recursos más recónditos. Con desanimarse ante la dificultad, no se consigue nada. Lo difícil es saber reaccionar frente a lo adverso, intentando por todos los medios salir del atolladero. El desconocido autor de la octavilla evidencia que las posturas activas frente a la adversidad resultan también posibles.
No quiero llegar a la afirmación de que todo lo adverso tiene remedio: una depresión no se suele superar sólo con voluntarismos, o de una situación de paro no siempre se sale con recursos fáciles. Pero ante todo lo adverso -aunque sea una enfermad o incluso la muerte de un ser querido- cabe mantenerse sólo pasivamente triste o hacer algo por superarla. La anécdota de la octavilla conduce a la categoría de las iniciativas activas frente a la adversidad
Me ha sorprendido la capacidad de iniciativa demostrada en este mensaje. El hombre que lanza a la calle esta octavilla no se conforma con la situación de paro que parece sufrir. Como quien lanza una botella al mar desconocido, se anima a distribuir por donde puede esta octavilla con su SOS esperanzado y proactivo. No se limita a esperar con los brazos cruzados, no se contenta con inscribirse en la Oficina del Paro (¿lo habrá hecho el autor de esta octavilla?), sino que pasa directamente a la acción con el único recurso que le permite el anonimato de una gran ciudad: ¡Una sencilla octavilla ofreciendo sus servicios!
Me pongo a imaginar quien será este "Baba", que firma la octavilla. Parece que tiene una cierta especialización cuando ofrece sus servicios como "pintor" o "jardinero", dos oficios que no sabe ejecutarlos el que no lo ha hecho antes alguna vez. Pero es claro que no se limita a esperar trabajo en lo que él sabe hacer, en su propia profesión, sino que se ofrece también para las tareas que cualquiera puede hacer pero que muchos preferimos que las hagan otros, las tareas de "limpieza" en "hogares", "piscinas", "trasteros", "casas abandonadas", añadiendo un "etc" abierto a todo lo que los demás puedan demandar de su servicialidad más disponible. Sin conocer para nada a la persona en cuestión, el número de teléfono que he trascrito en la anterior reproducción es el auténtico de la octavilla, por si alguien quiere solicitar los servicios de este señor o saber algo más de él.
Me admira muy positivamente el que, ante las situaciones adversas de cualquier tipo, no se conforma con ponerse triste, desesperarse, protestar o lanzar quejas sobre la insolidaridad de los demás. Las circunstancias personalmente inllevaderas suelen conducir a la pasividad más entristecida, pero pueden también despertar los recursos más recónditos. Con desanimarse ante la dificultad, no se consigue nada. Lo difícil es saber reaccionar frente a lo adverso, intentando por todos los medios salir del atolladero. El desconocido autor de la octavilla evidencia que las posturas activas frente a la adversidad resultan también posibles.
No quiero llegar a la afirmación de que todo lo adverso tiene remedio: una depresión no se suele superar sólo con voluntarismos, o de una situación de paro no siempre se sale con recursos fáciles. Pero ante todo lo adverso -aunque sea una enfermad o incluso la muerte de un ser querido- cabe mantenerse sólo pasivamente triste o hacer algo por superarla. La anécdota de la octavilla conduce a la categoría de las iniciativas activas frente a la adversidad