Para entender, primero hay que saber escuchar.

Para entender, primero hay que saber escuchar.
Para entender, primero hay que saber escuchar.

Uno de los muchos problemas que tenemos hoy en día, es la comunicación. Contamos con más medios que nunca, pero hemos perdido la capacidad de comunicarnos.

Hablamos hasta la saciedad, en ocasiones, sin dejar intervención alguna, sin embargo, solo escuchamos lo justo para poder responder. Sin apenas interiorizar ni pensar, solo tenemos en el pensamiento que lo que yo tengo que decirte es más importante. Por lo tanto, lo demás no me interesa…

Nos escondemos detrás de las redes sociales. De esta forma, decimos lo que queremos y sin miedo, porque no estamos frente a la persona. Ya no se habla desde el corazón, desde lo que sientes, porque eso compromete. Lo que nos gusta, lo que se lleva, es hablar sin dar la cara.

Cuando uno aprende a escucharse a sí mismo, cuando es capaz de hablar y ser escuchado, aprendemos a ser conscientes de lo que sentimos y verbalizarlo.

Encontrar a personas que no quieren agradarte el oído, que no quieren convencerte de nada, que no te digan lo bueno y simpático que eres, no es tarea fácil, y si las encontramos, las echamos de nuestras vidas, porque no me están diciendo lo que quiero escuchar. Me confrontan con mi realidad, conmigo mismo y como eso no me gusta, directamente, no escucho. Me aparto y busco a quienes me “alaguen” el oído, que nunca faltan…

Cuando uno se escucha, aprende a encontrarse consigo mismo. No olvidemos que la sinceridad te hace ser grande…

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