Un santo para cada día: 30 de noviembre San Andrés Apóstol (El primero en seguir al Maestro)
Cuando es llamado y elegido por Jesús, asume con entusiasmo y sencillez su misión apostólica. No destaca especialmente en el Evangelio, pero da testimonio con su martirio en una cruz en forma de aspa, en que queda reflejada su fidelidad a la misión confiada por Jesús: ”Id por todo el mundo y proclamad el Evangelio”
| Francisca Abad Martín
Cuando es llamado y elegido por Jesús, asume con entusiasmo y sencillez su misión apostólica. No destaca especialmente en el Evangelio, pero da testimonio con su martirio en una cruz en forma de aspa, en que queda reflejada su fidelidad a la misión confiada por Jesús: ”Id por todo el mundo y proclamad el Evangelio”.
Sabemos poco de su vida, solamente que era hermano de Simón Pedro, naturales de Betsaida, pequeña ciudad situada junto al lago de Genesaret, aunque parece ser que en los tiempos de la vida pública de Jesús su residencia estaba en Cafarnaúm, junto a su hermano Pedro, que estaba casado y vivía con su mujer en casa de su suegra. Probablemente Andrés era soltero, aunque el Evangelio no menciona nada a este respecto, porque escasas veces hacen referencia a él.
Juan y Andrés habían sido discípulos del Bautista y con él estaban en el río Jordán, cuando al pasar Jesús, Juan exclama: “He aquí el Cordero de Dios”. Ambos quedaron atónitos ante estas palabras y subyugados por la personalidad de Jesús, tanto que deciden seguirle. Jesús se vuelve y les pregunta: “¿Qué buscáis?” y ellos, en lugar de responderle, le hacen otra pregunta: “Rabí ¿dónde vives?” y Jesús les dice: “Venid y ved”. Fueron con Él hasta Cafarnaúm y se quedaron a su lado aquel día. Al llegar Andrés a casa de Pedro le dice: “Hemos hallado al Mesías” y Pedro el impetuoso, contagiado por el entusiasmo de su hermano, corre hasta Jesús y ya no se separarán de su lado.
Durante los tres años de la vida pública de Jesús, Andrés se hunde en el anonimato; apenas aparece, solo en contadas ocasiones es citado por los evangelistas. Sabemos que era pescador, lo mismo que Pedro, pero de carácter y talante bien distintos; frente a la fogosidad de Pedro, Andrés aparece más sereno y calmado. Aunque seguramente Andrés participaría en las pequeñas rivalidades entre los Apóstoles, no se arroga el honor de ser el primer llamado, ni parece jugar un papel relevante entre los doce, pues en los hechos más destacados de Jesús solo son mencionados tres: Pedro, Santiago y Juan.
Después de la Ascensión de Jesús, cuando todos se lanzan a predicar su doctrina, los documentos más antiguos, nos sitúan a Andrés por la zona de Asia Menor, Tracia, Bizancio, Capadocia y el Peloponeso, concretamente en esta última zona es donde sitúan su martirio, en la región de Acaya y en la población de Patrás. Existe una narración de los presbíteros de Acaya, donde el procónsul romano Egeas, temiendo la rápida eficacia de la predicación de Andrés, busca un sufrimiento refinado para él. Primero manda azotarlo bárbaramente y después atarlo en una cruz en forma de aspa, conocida siempre como la cruz de San Andrés. Dicen que estuvo en ella cuatro días y cuatro noches, instruyendo a sus discípulos, hasta que expiró.
En Patrás se encuentra precisamente una iglesia ortodoxa muy bonita dedicada a San Andrés y en toda la ciudad le tienen una gran devoción. Su culto se extendió, tanto en la Iglesia Oriental como en la Occidental.
Reflexión desde el contexto actual:
Todos los Apóstoles han de ser vistos como personas excepcionalmente predestinadas y elegidas por Jesucristo para formar el Colegio Apostólico, hombres que gozaron del privilegio de poder seguir a Jesús durante el tiempo que permaneció en nuestra tierra, compartiendo con Él los afanes de cada día y siendo receptores directos de sus divinas enseñanzas. El título de apóstol que ostenta Andrés es la más grande distinción con la que el Maestro pudo enaltecer a unos humildes pescadores de Galilea. A Andrés le cabe también el honor de haber testimoniado heroicamente su fe en Cristo y por ello habrá de ser recordado por todas las generaciones que pueblan la tierra. Nuestro agradecimiento por su compromiso y ejemplaridad.