Adviento: "estén vigilantes porque El Hijo del Hombre vendrá... ". (Mateo 24,37-44).
Estamos dando inicio al tiempo litúrgico de Adviento. Es un tiempo rico para nuestra vida de cristianos; para nuestra vida personal y social; para nuestra vida interior y exterior.
Adviento es de liturgia, de vida y de esperanza. Y no es una esperanza cualquiera: esperamos al que es la razón de nuestra existencia... "Por quien vivimos, nos movemos, existimos y morimos". Sí. El Señor está a la puerta nuestra; de nuestra puerta personal y social. Jesús quiere entrar y habitar en nosotros y en el mundo "todo y de todos" en "todo el hombre y en todos los hombres"; esto significa, según Pablo VI en su Carta: "Evangelización en el mundo contemporáneo", que: "Nada de la experiencia humana es ajena a la Evangelización". Por eso, esperamos a Jesús, en este Adviento 20013, y abrimos nuestra vida a Él, para que este año nazca y venga y tenga hoy "un lugar en la posada";y a través de nosotros, Jesús quiere nacer para el hombre y para el mundo "todo y de todos". Jesús quiere venir a salvar y no a condenar; y no a "condenar" tan en boga en nosotros en nuestro mundo contemporáneo; somos dado a convertirnos en jueces de todo y de todos, y nos gusta condenar y "mirar la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio ojo".
Cada año es posible una Navidad personal y social. Es cierto que Jesús vino en un momento determinado de nuestra historia. Pero Jesús viene hoy y está viniendo siempre; por eso, en este tiempo de Adviendo, preparación para la Navidad,resurge nuestra "esperanza"; y una esperanza en "Alguien", en una persona, la persona de Jesús, que nos trae nuestra liberación y salvación. Siempre hay que estar 'vigilantes', ocupados en las tareas del Reino. "El Reino está en medio de vosotros"; está instaurado e inaugurado por Jesús. Y Jesús es el Reino. Tomemos conciencia, que nos corresponde a nosotros proseguir, haciendo nuestro y aceptando a Cristo y su Evangelio,la construcción del Reino aquí y ahora, para que Cristo, a través de nuestro compromiso, le dé su plenitud cuando Él venga definitivamente; cuando Él quiera y no cuando se le ocurra a algunos, asustando y metiendo miedo, anunciando el acabo de mundo con presagios catastróficos.
Como podemos darnos cuenta hay tres niveles en este tiempo de espera y de Adviento: El Jesús que vino, que viene y que vendrá. El Señor Jesús ha hecho explícito los tres niveles,y de estos tres niveles del Aviento debemos preocuparnos en nuestra vida cristiana de hoy: Cristo vino, viene y vendrá. Pero, ahora, en estos tiempos nuestros, debemos insistir y preocuparnos, centrándonos en el Jesús que está viniendo y naciendo en esta Navidad 20013. Sí. Esperemos un Nacimiento hoy. Debemos querer y anhelar una Navidad verdadera para nuestros días, personales y sociales. Y si hablo de "Nacimiento" es porque me parece que lo más le importa a Jesús de parte nuestra - y por eso viene - es que cada uno, que nuestra familia, nuestro barrio y nuestra sociedad: "todo y todos" lo reciban, y se tendrá un 'gran Nacimiento'; Cristo ya nació en la historia, y ahora en esta historia de hoy,nos toca nacer a nosotros con y en Cristo. Sí. Es urgente un 'Nacimiento personal y social'. Hemos hablado que el Adviento es un tiempo de 'esperanza'; nos da la promesa decisiva de nuestra liberación. Pero no debemos olvidar que nuestra 'esperanza' significa un compromiso de 'conversión', nunca acabada. El reino de justicia, paz y fraternidad que Jesús nos trae no se hará efectivo sin nuestra fidelidad y compromiso concreto a esos valores. La justicia, la paz y el amor fraterno no se darán sin una profunda 'conversión'. Y en este tiempo de 'esperanza y conversión', Jesús
nos habla de 'vigilancia': "Enderécense y levanten sus cabezas, pues habrá llegado el día de la liberación... "Estén alerta...". "Por eso, estén vigilando y orando en todo tiempo...".(Lucas 21,28.34.36) La 'vigilancia' es importante en la Evangelización de Jesús; es una actitud nuestra necesaria para "discernir en los signos de los tiempos", la presencia de Jesús, a veces desconcertante, y a veces apenas percibida, en los sucesos de nuestra vida. Entonces, en Adviento, tengamos 'esperanza, conversión, vigilancia y oración'.
Pero este Adviento tiene una especial connotación para los 'pobres';esa es la palabra:'pobres' y no "vulnerables", como hoy entre nosotros se dice, para esconder y bajar el perfil a la problemática real y verdadera, que nos hace llamar 'pobre a los pobres reales'. Así lo ha expresado Lucas en sus bienaventuranzas). Todos somos vulnerables, pero no todos somos 'pobres y pobres reales';los pobres reales, además, son muy vulnerables. Los 'pobres y su mundo' sufren una constante discriminación, opresión y escandalosa injusticia, que clama al cielo: "Desde el seno de los diversos países del continente está subiendo hasta el cielo un clamor cada vez más tumultuoso e impresionante. Es el grito de un pueblo que sufre y que demanda justicia, libertad, respeto a los derechos fundamentales del hombre y de los pueblos". (Puebla 87). Y continúa diciendo: "La Conferencia de Medellín apuntaba... la comprobación de este hecho: "Un sordo clamor brota de millones de hombres (y mujeres), pidiendo a sus pastores una liberación que no les llega de ninguna `parte". (Pobreza de la Iglesia, 2). "El clamor pudo haber parecido sordo en ese entonces. Ahora es claro, creciente, impetuoso y, en ocasiones, amenazante". (Puebla 88 y 89). Estas constataciones de los Obispos Latinoamericanos son hechas ya hace muchos años. Hoy, lo reafirmamos nuevamente. Existe el "pecado social", hay 80% de pobres en el mundo por la globalización de un sistema económico inhumano y perverso, que se muestra produciendo un crecimiento y riqueza macroeconómica, pero haciendo un verdadero saqueo en la microeconomía; la distribución de la riqueza y del crecimiento económico es mentirosa, haciendo un abismo escandaloso entre los pocos ricos y los millones de seres humanos pobres en el mundo; es el "capitalismo salvaje" que denunciamos como un objetivo pecado mortal; mata de a poco y lentamente a los seres humanos, produciendo otros gravísimos problemas sobre la población humana.
Este clamor de los pobres es un permanente Adviento; es una constante y espectante espera de un Adviento de amor, justicia, solidaridad y fraternidad.
En este último tiempo, en Chile, todo se torna en una espera más activa. Hay una mayoría ciudadana naciente que está manifestándose pacíficamente a una minoría que los tiene secuestrado. Se han organizado en distintos momentos y lugares de la vida de nuestro país, con unión, organización y movilización, exigiendo 'esa liberación que no les llega de ninguna parte'. Yo tengo confianza y esperanza en esa ciudadanía naciente. Me he unido, desde mi perspectiva a ellos, esperando en un Adviento popular, que más temprano que tarde llegará a ser un Gobierno del pueblo soberano.Mientras tanto hay elecciones presidenciales. En la primera vuelta el soberano se expresó de alguna manera, mandando un recado a clase política que se ha unido, en la práctica, a esa minoría dictatorial y secuestradora; de un universo de 13 millones 500 mil y tantos votantes, sólo han votado 6 millones y 600 mil; ya antes, en elecciones municipales, no votaron un 60%; ha sido una demanda y un recado de un pueblo que está diciendo: ¡Basta! No es una abstención de una mera protesta popular. Nó. Se trabaja por un nuevo proyecto de país. Se quiere cambiar la institucionalidad ilegítima. Se quiere cambiar la economía. Se quiere cambiar los destinos del país, cambiando a la clase política actual. No se quiere ser más títere de esta minoría de ricos y clase política. Se organiza y se moviliza en aras de un Movimiento Popular. Mientras tanto, yo, como deber y derecho ciudadano, con un discernimiento ético, mirando y conociendo los programas de las dos candidatas presidenciales, seguiré acompañando a los 'pobres' de mi patria,'no votando'el día 15 de diciembre. No es un capricho; es un deber moral de conciencia. No seré cómplice del abuso y opresión a mi pueblo.A esta altura de mi vida no hago proyectos personales a futuro. Trabajo por las nuevas generaciones tanto de Chile como de mi Iglesia. Repito no es un no votar, 'lavándome las manos como Poncio Pilato'. Nó. Trabajo desde mi persepectiva de pastor de los pobres. Ya llegará el momento de un nuevo Chile, con un Gobierno representativo verdadero de los pobres y del pueblo chileno.
Adviento es un compromiso 'vigilante' de todos, buscando la liberación integral. La 'esperanza' de Adviento no es "espiritualista", ni de omisión y evasión enajenante ante el "pecado social" que sufren tantas familias y sectores 'pobres' de Chile. Es la obligación nuestra de construir con eficacia y 'esperanza' en la historia real de los 'pobres' de Chile, el Reino.La esperanza es un don de la Navidad para los 'pobres', pero también debe hacerse con nuestro compromiso eficaz, atento y 'vigilante', prueba de nuestra 'conversión' al mundo de los 'pobres'. La 'esperanza' debe ser testimoniada, dando signos concretos de liberación en Cristo. Se trata de anunciar buenas nuevas para el pueblo, buenas nuevas de lberación; buenas nuevas de un 'Nacimiento' para el perdón de los pecados y para la liberación de toda servidumbre humana. Tenemos que ser prueba fehaciente de esa liberación que Jesús nos trae: "¿Eres tú el Mesías o debemos esperar a otro?". Recordemos la respuesta de Jesús: no es ninguna clase de teología,ni de economía,ni de política,ni de educación,ni de salud, etc. Se trata de una respuesta de hechos concretos y reales de liberación:
"Vayan y cuéntenle a Juan lo que han visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan sanos, los sordos oyen, los muertos resucitan, y una buena nueva llega a los pobres". (Mateo 11, 4-6). Y sin olvidar a la Virgen María, en su Adviento, y en su Mes de María, que le estamos celebrando en estos días; ella esperando a su Hijo, y anunciando las promesas del Mesías que ella engendraría, nos dice: "Derribará del trono a los poderosos y enaltecerá a los humildes. Colmará de bienes a los hambrientos y despedirá a los ricos con las manos vacías". (De su cántico el Magnificat). Estas promesas y anuncios de María con respecto a su Hijo, el Mesías, es, entre otros textos bíblicos, una inspiración de nuestra Teología de la Liberación; de la verdadera y no de la caricatura que se hace de ella interesadamente, para después criticarla y condenarla, respondiendo a intereses mezquinos y egoístas. Hasta hoy, la Iglesia nunca la ha condenado. Al contrario, recordando a Juan Pablo II en Brasil, viendo él la situación de pobreza, recordando ciertas Instrucciones, especialmente aquella Universal sobre "Libertad Cristiana y Liberación",les dijo a Obispos de Brasil: "Esta última dirigida a la Iglesia Universal, tiene en Brasil un innegable relieve pastoral...", y después de otras consideraciones necesarias les dijo: "estamos convencidos, Nosotros y Ustedes, de que la Teología de la Liberación es no sólo oportuna, como útil y necesaria". (Carta de Juan Pablo II a Obispos de Brasil. 09.04.86). Se trata de la Teología que proviene del Reino, del plan de salvación, de la liberación integral, por tanto no sólo de "almas", sino del "hombre todo y de todos los hombres".
Que este tiempo de Adviento, que hoy comenzamos, sea una verdadera 'vigilia'; es decir mostrando, con los hechos derivados de nuestros compromisos, que está llegando la hora de Dios, especialmente para los 'pobres' y oprimidos. Entonces, podremos decir que nuestro Adviento es de una 'espera comprometida' para llevar adelante en "todo el hombre y todos los hombres", la liberación de Jesús, su Reino, que ya está entre nosotros, llamándonos a la 'conversión' a Dios y al hermano,especialmente al 'pobre'.
Que nuestro Adviento 20013 sea muy necesario para todos, y más necesario que nunca, y que sea con 'oración, esperanza, conversión, vigilancia y compromiso de liberación con y para los pobres.Amén.
Como ayuda a esta reflexión les sugiero leer Puebla: 27-50; 73,171,172,282; 937,968-970. Que tengan un bienaventurado Adviento.
Adviento es de liturgia, de vida y de esperanza. Y no es una esperanza cualquiera: esperamos al que es la razón de nuestra existencia... "Por quien vivimos, nos movemos, existimos y morimos". Sí. El Señor está a la puerta nuestra; de nuestra puerta personal y social. Jesús quiere entrar y habitar en nosotros y en el mundo "todo y de todos" en "todo el hombre y en todos los hombres"; esto significa, según Pablo VI en su Carta: "Evangelización en el mundo contemporáneo", que: "Nada de la experiencia humana es ajena a la Evangelización". Por eso, esperamos a Jesús, en este Adviento 20013, y abrimos nuestra vida a Él, para que este año nazca y venga y tenga hoy "un lugar en la posada";y a través de nosotros, Jesús quiere nacer para el hombre y para el mundo "todo y de todos". Jesús quiere venir a salvar y no a condenar; y no a "condenar" tan en boga en nosotros en nuestro mundo contemporáneo; somos dado a convertirnos en jueces de todo y de todos, y nos gusta condenar y "mirar la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio ojo".
Cada año es posible una Navidad personal y social. Es cierto que Jesús vino en un momento determinado de nuestra historia. Pero Jesús viene hoy y está viniendo siempre; por eso, en este tiempo de Adviendo, preparación para la Navidad,resurge nuestra "esperanza"; y una esperanza en "Alguien", en una persona, la persona de Jesús, que nos trae nuestra liberación y salvación. Siempre hay que estar 'vigilantes', ocupados en las tareas del Reino. "El Reino está en medio de vosotros"; está instaurado e inaugurado por Jesús. Y Jesús es el Reino. Tomemos conciencia, que nos corresponde a nosotros proseguir, haciendo nuestro y aceptando a Cristo y su Evangelio,la construcción del Reino aquí y ahora, para que Cristo, a través de nuestro compromiso, le dé su plenitud cuando Él venga definitivamente; cuando Él quiera y no cuando se le ocurra a algunos, asustando y metiendo miedo, anunciando el acabo de mundo con presagios catastróficos.
Como podemos darnos cuenta hay tres niveles en este tiempo de espera y de Adviento: El Jesús que vino, que viene y que vendrá. El Señor Jesús ha hecho explícito los tres niveles,y de estos tres niveles del Aviento debemos preocuparnos en nuestra vida cristiana de hoy: Cristo vino, viene y vendrá. Pero, ahora, en estos tiempos nuestros, debemos insistir y preocuparnos, centrándonos en el Jesús que está viniendo y naciendo en esta Navidad 20013. Sí. Esperemos un Nacimiento hoy. Debemos querer y anhelar una Navidad verdadera para nuestros días, personales y sociales. Y si hablo de "Nacimiento" es porque me parece que lo más le importa a Jesús de parte nuestra - y por eso viene - es que cada uno, que nuestra familia, nuestro barrio y nuestra sociedad: "todo y todos" lo reciban, y se tendrá un 'gran Nacimiento'; Cristo ya nació en la historia, y ahora en esta historia de hoy,nos toca nacer a nosotros con y en Cristo. Sí. Es urgente un 'Nacimiento personal y social'. Hemos hablado que el Adviento es un tiempo de 'esperanza'; nos da la promesa decisiva de nuestra liberación. Pero no debemos olvidar que nuestra 'esperanza' significa un compromiso de 'conversión', nunca acabada. El reino de justicia, paz y fraternidad que Jesús nos trae no se hará efectivo sin nuestra fidelidad y compromiso concreto a esos valores. La justicia, la paz y el amor fraterno no se darán sin una profunda 'conversión'. Y en este tiempo de 'esperanza y conversión', Jesús
nos habla de 'vigilancia': "Enderécense y levanten sus cabezas, pues habrá llegado el día de la liberación... "Estén alerta...". "Por eso, estén vigilando y orando en todo tiempo...".(Lucas 21,28.34.36) La 'vigilancia' es importante en la Evangelización de Jesús; es una actitud nuestra necesaria para "discernir en los signos de los tiempos", la presencia de Jesús, a veces desconcertante, y a veces apenas percibida, en los sucesos de nuestra vida. Entonces, en Adviento, tengamos 'esperanza, conversión, vigilancia y oración'.
Pero este Adviento tiene una especial connotación para los 'pobres';esa es la palabra:'pobres' y no "vulnerables", como hoy entre nosotros se dice, para esconder y bajar el perfil a la problemática real y verdadera, que nos hace llamar 'pobre a los pobres reales'. Así lo ha expresado Lucas en sus bienaventuranzas). Todos somos vulnerables, pero no todos somos 'pobres y pobres reales';los pobres reales, además, son muy vulnerables. Los 'pobres y su mundo' sufren una constante discriminación, opresión y escandalosa injusticia, que clama al cielo: "Desde el seno de los diversos países del continente está subiendo hasta el cielo un clamor cada vez más tumultuoso e impresionante. Es el grito de un pueblo que sufre y que demanda justicia, libertad, respeto a los derechos fundamentales del hombre y de los pueblos". (Puebla 87). Y continúa diciendo: "La Conferencia de Medellín apuntaba... la comprobación de este hecho: "Un sordo clamor brota de millones de hombres (y mujeres), pidiendo a sus pastores una liberación que no les llega de ninguna `parte". (Pobreza de la Iglesia, 2). "El clamor pudo haber parecido sordo en ese entonces. Ahora es claro, creciente, impetuoso y, en ocasiones, amenazante". (Puebla 88 y 89). Estas constataciones de los Obispos Latinoamericanos son hechas ya hace muchos años. Hoy, lo reafirmamos nuevamente. Existe el "pecado social", hay 80% de pobres en el mundo por la globalización de un sistema económico inhumano y perverso, que se muestra produciendo un crecimiento y riqueza macroeconómica, pero haciendo un verdadero saqueo en la microeconomía; la distribución de la riqueza y del crecimiento económico es mentirosa, haciendo un abismo escandaloso entre los pocos ricos y los millones de seres humanos pobres en el mundo; es el "capitalismo salvaje" que denunciamos como un objetivo pecado mortal; mata de a poco y lentamente a los seres humanos, produciendo otros gravísimos problemas sobre la población humana.
Este clamor de los pobres es un permanente Adviento; es una constante y espectante espera de un Adviento de amor, justicia, solidaridad y fraternidad.
En este último tiempo, en Chile, todo se torna en una espera más activa. Hay una mayoría ciudadana naciente que está manifestándose pacíficamente a una minoría que los tiene secuestrado. Se han organizado en distintos momentos y lugares de la vida de nuestro país, con unión, organización y movilización, exigiendo 'esa liberación que no les llega de ninguna parte'. Yo tengo confianza y esperanza en esa ciudadanía naciente. Me he unido, desde mi perspectiva a ellos, esperando en un Adviento popular, que más temprano que tarde llegará a ser un Gobierno del pueblo soberano.Mientras tanto hay elecciones presidenciales. En la primera vuelta el soberano se expresó de alguna manera, mandando un recado a clase política que se ha unido, en la práctica, a esa minoría dictatorial y secuestradora; de un universo de 13 millones 500 mil y tantos votantes, sólo han votado 6 millones y 600 mil; ya antes, en elecciones municipales, no votaron un 60%; ha sido una demanda y un recado de un pueblo que está diciendo: ¡Basta! No es una abstención de una mera protesta popular. Nó. Se trabaja por un nuevo proyecto de país. Se quiere cambiar la institucionalidad ilegítima. Se quiere cambiar la economía. Se quiere cambiar los destinos del país, cambiando a la clase política actual. No se quiere ser más títere de esta minoría de ricos y clase política. Se organiza y se moviliza en aras de un Movimiento Popular. Mientras tanto, yo, como deber y derecho ciudadano, con un discernimiento ético, mirando y conociendo los programas de las dos candidatas presidenciales, seguiré acompañando a los 'pobres' de mi patria,'no votando'el día 15 de diciembre. No es un capricho; es un deber moral de conciencia. No seré cómplice del abuso y opresión a mi pueblo.A esta altura de mi vida no hago proyectos personales a futuro. Trabajo por las nuevas generaciones tanto de Chile como de mi Iglesia. Repito no es un no votar, 'lavándome las manos como Poncio Pilato'. Nó. Trabajo desde mi persepectiva de pastor de los pobres. Ya llegará el momento de un nuevo Chile, con un Gobierno representativo verdadero de los pobres y del pueblo chileno.
Adviento es un compromiso 'vigilante' de todos, buscando la liberación integral. La 'esperanza' de Adviento no es "espiritualista", ni de omisión y evasión enajenante ante el "pecado social" que sufren tantas familias y sectores 'pobres' de Chile. Es la obligación nuestra de construir con eficacia y 'esperanza' en la historia real de los 'pobres' de Chile, el Reino.La esperanza es un don de la Navidad para los 'pobres', pero también debe hacerse con nuestro compromiso eficaz, atento y 'vigilante', prueba de nuestra 'conversión' al mundo de los 'pobres'. La 'esperanza' debe ser testimoniada, dando signos concretos de liberación en Cristo. Se trata de anunciar buenas nuevas para el pueblo, buenas nuevas de lberación; buenas nuevas de un 'Nacimiento' para el perdón de los pecados y para la liberación de toda servidumbre humana. Tenemos que ser prueba fehaciente de esa liberación que Jesús nos trae: "¿Eres tú el Mesías o debemos esperar a otro?". Recordemos la respuesta de Jesús: no es ninguna clase de teología,ni de economía,ni de política,ni de educación,ni de salud, etc. Se trata de una respuesta de hechos concretos y reales de liberación:
"Vayan y cuéntenle a Juan lo que han visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan sanos, los sordos oyen, los muertos resucitan, y una buena nueva llega a los pobres". (Mateo 11, 4-6). Y sin olvidar a la Virgen María, en su Adviento, y en su Mes de María, que le estamos celebrando en estos días; ella esperando a su Hijo, y anunciando las promesas del Mesías que ella engendraría, nos dice: "Derribará del trono a los poderosos y enaltecerá a los humildes. Colmará de bienes a los hambrientos y despedirá a los ricos con las manos vacías". (De su cántico el Magnificat). Estas promesas y anuncios de María con respecto a su Hijo, el Mesías, es, entre otros textos bíblicos, una inspiración de nuestra Teología de la Liberación; de la verdadera y no de la caricatura que se hace de ella interesadamente, para después criticarla y condenarla, respondiendo a intereses mezquinos y egoístas. Hasta hoy, la Iglesia nunca la ha condenado. Al contrario, recordando a Juan Pablo II en Brasil, viendo él la situación de pobreza, recordando ciertas Instrucciones, especialmente aquella Universal sobre "Libertad Cristiana y Liberación",les dijo a Obispos de Brasil: "Esta última dirigida a la Iglesia Universal, tiene en Brasil un innegable relieve pastoral...", y después de otras consideraciones necesarias les dijo: "estamos convencidos, Nosotros y Ustedes, de que la Teología de la Liberación es no sólo oportuna, como útil y necesaria". (Carta de Juan Pablo II a Obispos de Brasil. 09.04.86). Se trata de la Teología que proviene del Reino, del plan de salvación, de la liberación integral, por tanto no sólo de "almas", sino del "hombre todo y de todos los hombres".
Que este tiempo de Adviento, que hoy comenzamos, sea una verdadera 'vigilia'; es decir mostrando, con los hechos derivados de nuestros compromisos, que está llegando la hora de Dios, especialmente para los 'pobres' y oprimidos. Entonces, podremos decir que nuestro Adviento es de una 'espera comprometida' para llevar adelante en "todo el hombre y todos los hombres", la liberación de Jesús, su Reino, que ya está entre nosotros, llamándonos a la 'conversión' a Dios y al hermano,especialmente al 'pobre'.
Que nuestro Adviento 20013 sea muy necesario para todos, y más necesario que nunca, y que sea con 'oración, esperanza, conversión, vigilancia y compromiso de liberación con y para los pobres.Amén.
Como ayuda a esta reflexión les sugiero leer Puebla: 27-50; 73,171,172,282; 937,968-970. Que tengan un bienaventurado Adviento.