EL PROFETA HEREDERO DE LA VERDAD.
DOMINGO CUARTO AÑO ORDINARIO B. 28.01.2018
(Dt. 18, 15-20; 1 Cor. 7,32-35; Mc. 1, 21-28).
"Yahvéh tu Dios suscitará, de en medio de ti, entre tus hermanos,un profeta como yo, a quien escucharéis... entonces Yahvéh me dijo: Bien está lo que me han dicho. Yo les suscitaré, de en medio de sus hermanos, un profeta semejante a ti, pondré mis palabras en su boca, y él les dirá todo lo que yo le mande".(Dt.18).
"Al llegar el sábado entró en la sinagoga y se puso a enseñar. Y quedaron asombrados de su doctrina, porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.
Había... un hombre poseído por un espíritu inmundo que se puso a gritar...
Jesús, entonces, le conminó: Cállate y sal de él. El espíritu inmundo... dando un grito salió de él.Todos quedaron pasmados de tal manera que se preguntaban unos a otros:¿Qué es esto? ¡Una doctrina Nueva, expuesta con autoridad! Manda a los espíritus inmundos y le obedecen".(Mc).
Moisés fue un profeta, como lo dice el libro del Deuteronomio, esto quiere decir, que es una persona escogida por Dios para hablar en su nombre. Moisés le dice a la gente que Dios continuará suscitando profetas para guiar a su pueblo.
El pueblo de Dios vive de la palabra de Dios, pero no sólo de la que se encuentra en el libro, sino de lo que dice hoy por medio de esos hombres, herederos de la verdad y voluntad divina, que llamamos profetas.
Hay hombres que reciben del Espíritu, un don especial para orientar a las personas, a las sociedades y a las naciones, hacia la verdaderas metas que Dios nos propone.Los profetas tienen la misión de indicar con valentía cuál es la voluntad de Dios y qué es lo que debemos cambiar y transformar en nuestra vida toda.
"Yo les suscitaré,de en medio de sus hermanos,un profeta semejante a ti,...
Este profeta significa toda la serie de los profetas que seguirán hablando en Israel. Sin embargo Israel esperaba para los tiempos futuros un profeta superior a todos y que dirigiera eficazmente a todo el pueblo como lo había hecho Moisés.
Cuando se presentó Juan Bautista, muchos le preguntaron :
¿Eres el profeta? (Jn. 1,21).
Y desde el principio de la Iglesia los cristianos comprendieron que Cristo era "el Profeta". Es decir, todos los profetas eran símbolo de Jesús, "el Profeta", que entregará, de una vez para siempre, la Palabra definitiva de Dios. Él será, la Verdad, la Palabra de Dios Encarnada :
"Y el Verbo de Dios se hizo carne y habitó entre nosotros".
Es bueno, necesario y conveniente, que nosotros, hombres de Iglesia, herederos de Dios, recordemos y pongamos en práctica, lo que nos dice la Palabra en los Hechos de los Apóstoles Capítulo 3, 22 y ss:
"Moisés así lo dijo: "El Señor Dios les hará surgir un profeta como yo de entre sus hermanos. Escuchen todo lo que él les va a decir. Todo el que no escuche a ese profeta será eliminado del pueblo.
Y todos los profetas que, desde Samuel y sus sucesores, han hablado, anunciaron también estos días.
Ustedes son los hijos de los profetas y los herederos de la alianza que Dios pactó con nuestros padres, al decir a Abraham : En tu descendencia serán bendecidas todas las familias de la tierra. Para ustedes, primeramente, Dios ha resucitado a su Servidor y se lo ha enviado cargado de bendiciones, con tal de que cada uno se aparte de sus actos malos".
El Evangelio de este domingo recalca y da relieve a la autoridad de las palabras y enseñanzas de Jesús. Todo lo de Jesús era de una máxima importancia y preocupación en los evangelistas: trasmitir en los Evangelios no sólo las enseñanzas de Jesús , sino también el por qué su enseñanza es la Verdad Absoluta y debe ser aceptada, en la práctica, como mandato para la felicidad y salvación humanas. La razón principal, por supuesto, es que Cristo es Dios, la Palabra de Dios hecha Carne (Hombre). Sus palabras son las de Dios; las únicas que pueden mandar nuestro futuro y nuestra vida. Sus palabras coinciden con el destino humano y su liberación total. Y la autoridad divina de Jesús será siempre subrayada una y otra vez en los Evangelios, aún por medio de milagros y por su dominio sobre la creación material y espiritual.
En cuanto Jesús se presenta en público, deja en todos una impresión de fuerza y de seguridad, Y, para empezar, en su predicación, pues Jesús hablaba en las sinagogas.
La sinagoga es como la casa de oración de los judíos. Ahí se reúnen el sábado, para el canto de los Salmos y la lectura de la Biblia. El responsable predica o invita a otras personas a que tomen la palabra. Y ésta es la ocasión en que Jesús se da a conocer. No enseña a la manera de los maestros de la Ley y de los escribas, los cuales repiten, interpretan, dan su opinión apoyándose en los otros. Jesús habla con autoridad:
"En verdad les digo..."
Jesús habla con autoridad y con la misma autoridad echa a los demonios: espíritus inmundos, lo que contiene una enseñanza. Pues diariamente nos encontramos con las fuerzas que esclavizan al hombre y se oponen a la verdad, pero lo que no vemos es que están reunidas en una sola mano. Aparentemente, cada uno hace el mal por su propia cuenta, cuando, en realidad, todos están a disposición de un solo mando el Demonio.
Las más de la veces el Demonio trata de disimular su presencia y, mientras nadie amenace sus posiciones, vemos solamente una sociedad humana presa de su corrupción y de sus miserias.
En realidad, el Enemigo no duerme. Y esto se los digo a los que dicen no creer en el Demonio Maligno. El Demonio sabe ver con anticipación quienes son los que pueden debilitar su imperio y, apenas empiezan a manifestarse, despierta contra ellos a los espíritus inmundos, a los mediocres y a los indiferentes o que no creen y a los llamados racionalistas. Es lo que pasa con Jesús y el enfrentamiento con el espíritu inmundo que tiene poseído al hombre del Evangelio de hoy: ¿Qué quieres de nosotros, Jesús de Nazareth? ¿Has venido a derrocarnos? (fíjense en el hablar en plural del espíritu inmundo) Así es como, al presentarse Jesús en algún lugar, se manifiesta también el Malo, incluso en la misma "Casa de Oración".
Este enfrentamiento, tratado en Evangelio de hoy, resulta impresionante. Habrá otros casos hasta el día en que toda la sociedad judía se ponga de acuerdo para eliminar al Hijo de Dios.
¿Y todo esto que tiene que ver con nosotros hoy día?
En cuanto a nosotros,lo más importante es que recordemos que esta autoridad de Jesús Profeta le fue trasmitida a la Iglesia, y que habita hoy en la Iglesia. No podemos oír las palabras personales de Jesús. Pero podemos escuchar a su Iglesia, quien bajo la protección del Espíritu de Jesús, nos enseña la verdad, el camino y la vida en cuanto a la religión y los valores humanos totales.Un verdadero hombre de Iglesia debe actuar con obediencia y consecuencia con Jesús y sus palabras:
"Quien a ustedes escucha(la Iglesia) a Mí me escucha. Quien rechaza a ustedes a Mí me rechaza".
La Iglesia tiene que actuar y hablar con autoridad, Y esto porque Jesús "el Profeta" tiene que ser escuchado y aceptado por el corazón humano y,por ende ser escuchado por la sociedad y la patria en que vivimos:
1: La Iglesia debe anunciar la Buena Nueva a todos los hombres de buena voluntad de nuestro país, comenzando por los hijos de la Iglesia. Ellos mismos, siendo Iglesia están convocados por Cristo a ser profetas con autoridad como Él. No es sano ni es Iglesia cualquier hombre y mujer que se ponga en contra de su Iglesia, como quien se pone en la vereda del frente para convertirse en un francotirador en contra de su Iglesia. Hay gente que critica al obispo como responsable de los problemas de Iglesia. Es importante comprender que esa es una actitud de poca comunión y participación. Todos somos responsables de la marcha de la Iglesia. Y la Iglesia y el obispo necesita de los miembros de la Iglesia: de todos, miembros del Cuerpo de Cristo, para abordar con autoridad y profetismo los cambios que la Iglesia necesita. No es sano excluirse. Hay que sumarse en una activa caridad fraterna para que la Iglesia recupere la credibilidad.
2: La Iglesia debe en Comunión y Participación denunciar todo aquello que en la Iglesia vaya en abusos sexuales, pedofilia y otros. Hay que reconocer que nuestra jerarquía ha hecho mucho en este sentido, pero hay gente que la critica, llamándose católico, tomando una posición cercana al odio y molestia contra todos, metiéndonos a todos en el mismo saco,resultando los jerarcas los más perjudicados, con calificativos negativos, como si ellos no estuvieran haciendo nada. Ha sido un falta de caridad fraterna grave. Así no se arreglan las cosas. ¿Cuántos de los que critican han sido encubridores?
"Se ve la paja en ojo ajeno y no se ve la viga en el propio".
Así nos estamos dañando y así no seremos nunca una Iglesia de todos. Estamos de acuerdo el delito y el pecado son condenables y debe hacerse verdad y justicia. Están los Tribunales Civiles y Eclesiásticos. A ellos les corresponde hacer verdad y justicia. A nosotros no nos corresponde ser jueces de nuestros hermanos en desgracia y delito. Nos corresponde ayudar a las víctimas y salvar al victimario: salvar en el sentido de redención y reconciliación verdadera con una reparación debida dada por los Tribunales. Es bueno recordar:
"No juzguen y no serán juzgados"
Muchas veces nos estamos convirtiendo en jueces; no nos corresponde; a nosotros nos toca salvar a todos los afectados: víctimas y victimarios. No en vano Cristo murió con amor por todos los pecadores. Llamo a la caridad fraterna y a una Iglesia anunciadora, denunciadora y de convocación a la conversión. Todos estos son elementos de una autoridad profética que Cristo entregó a la Iglesia. E insisto todo hecho en Comunión y Participación.
3.Francisco I quiere una Iglesia pobre para los pobres. Es un desafío profético y tiene autoridad porque lo hace el Papa y lo vivió Cristo hasta su muerte misma. Tiene autoridad porque lo que dice el Señor lo hace y lo practica hasta el extremo. Jesús, el Dios Hecho Hombre optó primero que nosotros por los pobres. Y la Iglesia ha recibido el mandato de entender, en la práctica, "que lo que haces al más pobre conmigo lo haces". Y por eso vamos a ser juzgados al fin de los tiempos. No olvidemos a nuestro Santo el P. Hurtado: ¡El pobre es Cristo!
La Iglesia: nosotros, debemos recuperar con ahínco la opción pastoral por los más pobres.
4: El Chile político es un desafío para nuestra autoridad profética. Tiene un sistema económico para las minorías: privados y grandes empresarios coludidos con la fuerza foránea. El rol del Estado, por un falso temor al estatismo, constitucionalmente y con ilegitimidad se ha achicado y no tiene las riquezas básicas en sus manos. La Constitución mentirosa y fraudulenta que no goza de ninguna autoridad, fue hecha entre cuatro paredes por una élite de la dictadura, para proteger a los privados y a los grandes empresarios, a los que agrego a los políticos ansiosos de poder. Se hizo un Plebiscito sobre dicha Constitución sin ninguna garantía, ni siquiera habían Registros Electorales. Esa gibarización constitucional le impide al Estado cumplir debidamente con la búsqueda del bien de la "polis": del bien de todos y del bien común. Chile está en manos de una minoría que tiene saqueada y secuestrada a una mayoría. No se comprende como católicos o creyentes juran en vano respetar una Constitución pecadora desde su origen. Y llevamos más de veinte y tantos años post dictadura y Chile no ha cambiado en lo primordial, atentándose, con eso, a derechos fundamentales de la persona de todo chileno que está en la mayoría. Por eso ante elecciones, es un deber moral plantearse en verdad acerca de la votación. El católico no puede ser cómplice de la mentira.
5. Chile tiene un sistema económico que hace el "pecado social": la injusticia a tantos sectores de nuestro Chile. Ésta economía esta avalada para los privados, ricos, clase política, coludida con las trasnacionales y multinacionales.
No hay posibilidad de empresa estatal constitucionalmente. El sistema es injusto,inhumano, cruel y perverso; es discriminatorio y hace sufrir a muchos hogares chilenos; hay cesantía, sueldos indignos, un plan laboral patronal; los trabajadores no pueden organizarse como corresponde. Hay problemas de vivienda, de salud, de trabajo, de educación. En resumen siguen habiendo violaciones a los derechos humanos fundamentales. El chileno no tiene canales de participación. El sistema económico, impuesto en dictadura y no cambiado radicalmente y, todavía con la consigna que se hace "en la medida de lo posible", es la negación a la esencia misma de la democracia. Los creyentes que lo siguen están objetivamente en pecado mortal, y no tienen derecho a la Eucaristía. Existe con esto una violencia institucionalizada, que es una permanente tentación a la violencia que no queremos. Pero es urgente cambiar. Los detentores de este sistema están llamados por los profetas de hoy y con la autoridad de Cristo a convertirse como Zaqueo. Sin conversión y cambios no hay un buen futuro para los chilenos.
6. La Iglesia debe ser escuchada porque Cristo debe ser escuchado en la defensa del valor de la vida: ¡No al aborto! ¡No al crimen planeado desde las cúpulas! Nadie tiene derecho sobre la vida de un ser humano,incluso desde la concepción. Menos el médico que tiene un juramento por la vida. Él debe salvar vidas. Ese debe ser su fin último. Debe actuar con esa intención. Si de su desempeño como médico resulta la muerte de uno de los dos seres humanos, él no la ha buscado: resultó su acción con un doble efecto. Pero él no debe buscar la muerte de nadie.
La Iglesia con la autoridad profética de Cristo debe defender el valor de la familia. No se puede llamar familia a algo que naturalmente no lo es. Tampoco es de natura y tampoco del creador, la unión de una pareja de homosexuales, incluso menos con intenciones de abrirse paso a un reconocimiento civil equiparándose al matrimonio. Hay que defender un valor fundamental de una familia como es el verdadero matrimonio. Incluso algunos están sugiriendo la posibilidad de sacramento del matrimonio de homosexuales y lesbianas. Dios ni la Iglesia han cambiado los principios fundamentales. Creo que se está, en la práctica, mofándose de la importancia de la familia, insinuando distintos tipos de familias en Chile. Dicen que esa es la realidad, pero resulta que también es una realidad la violencia intrafamiliar, la drogadicción, el alcoholismo, la delincuencia, etc.
7: En Chile hay corrupción del dinero; son conocidos los casos de Penta y Soquimich; la colusión de las farmacias y otras colusiones; está la estafa y mentira con dineros mal habidos en las campañas políticas. Hay una idolatría del poder y del dinero. Todo conduce a la competencia y a la idolatría del dinero.
Termino recordando que el Demonio no duerme y que puede estar metido en todo lo denunciado como su último responsable. Sabe actuar en todo sin hacer notar su presencia, incluso en la "Casa de Oración". El Demonio mientras nadie amenace sus posiciones y proyectos,nos hace unos alienados, que sólo vemos una sociedad humana y una Iglesia humana presas de sus defectos, de sus miserias y servidumbres humanas. Lo que no vemos es que las fuerzas que esclavizan y se oponen a la verdad están reunidas en una sola mano: la del Demonio poderoso. A veces, aparentemente, cada uno hace el mal por su propia cuenta, cuando en realidad, todos están a disposición de un solo mando: el Demonio. Como Jesús que actúa como profeta y con autoridad, nosotros sus herederos de la verdad, con fe, esperanza y amor profético en Cristo y como Cristo, sabiendo que el Demonio sabe ver con anticipación a quienes pueden debilitar su imperio y, apenas empiezan éstos a manifestarse, despierta contra ellos a los espíritus inmundos, a los mediocres, a algunos laicos no tan de Iglesia, en ese mismo momento, digamos con el poder y la verdad heredada de Cristo haciéndole frente con autoridad profética:
"Cállate y sal de ese hombre".
Y el espíritu malo hará revolcarse al hombre por el suelo,lanzando gritos, pero luego saldrá. Para que esto suceda,ya sea en una persona,en una sociedad, en un país, etc, tenemos que ser Iglesia y tener la autoridad profética conferida por Jesús a su Iglesia: Cuerpo de Cristo, con nosotros sus miembros. Amén.
Pbro. Eugenio Pizarro Poblete+
(Dt. 18, 15-20; 1 Cor. 7,32-35; Mc. 1, 21-28).
"Yahvéh tu Dios suscitará, de en medio de ti, entre tus hermanos,un profeta como yo, a quien escucharéis... entonces Yahvéh me dijo: Bien está lo que me han dicho. Yo les suscitaré, de en medio de sus hermanos, un profeta semejante a ti, pondré mis palabras en su boca, y él les dirá todo lo que yo le mande".(Dt.18).
"Al llegar el sábado entró en la sinagoga y se puso a enseñar. Y quedaron asombrados de su doctrina, porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.
Había... un hombre poseído por un espíritu inmundo que se puso a gritar...
Jesús, entonces, le conminó: Cállate y sal de él. El espíritu inmundo... dando un grito salió de él.Todos quedaron pasmados de tal manera que se preguntaban unos a otros:¿Qué es esto? ¡Una doctrina Nueva, expuesta con autoridad! Manda a los espíritus inmundos y le obedecen".(Mc).
Moisés fue un profeta, como lo dice el libro del Deuteronomio, esto quiere decir, que es una persona escogida por Dios para hablar en su nombre. Moisés le dice a la gente que Dios continuará suscitando profetas para guiar a su pueblo.
El pueblo de Dios vive de la palabra de Dios, pero no sólo de la que se encuentra en el libro, sino de lo que dice hoy por medio de esos hombres, herederos de la verdad y voluntad divina, que llamamos profetas.
Hay hombres que reciben del Espíritu, un don especial para orientar a las personas, a las sociedades y a las naciones, hacia la verdaderas metas que Dios nos propone.Los profetas tienen la misión de indicar con valentía cuál es la voluntad de Dios y qué es lo que debemos cambiar y transformar en nuestra vida toda.
"Yo les suscitaré,de en medio de sus hermanos,un profeta semejante a ti,...
Este profeta significa toda la serie de los profetas que seguirán hablando en Israel. Sin embargo Israel esperaba para los tiempos futuros un profeta superior a todos y que dirigiera eficazmente a todo el pueblo como lo había hecho Moisés.
Cuando se presentó Juan Bautista, muchos le preguntaron :
¿Eres el profeta? (Jn. 1,21).
Y desde el principio de la Iglesia los cristianos comprendieron que Cristo era "el Profeta". Es decir, todos los profetas eran símbolo de Jesús, "el Profeta", que entregará, de una vez para siempre, la Palabra definitiva de Dios. Él será, la Verdad, la Palabra de Dios Encarnada :
"Y el Verbo de Dios se hizo carne y habitó entre nosotros".
Es bueno, necesario y conveniente, que nosotros, hombres de Iglesia, herederos de Dios, recordemos y pongamos en práctica, lo que nos dice la Palabra en los Hechos de los Apóstoles Capítulo 3, 22 y ss:
"Moisés así lo dijo: "El Señor Dios les hará surgir un profeta como yo de entre sus hermanos. Escuchen todo lo que él les va a decir. Todo el que no escuche a ese profeta será eliminado del pueblo.
Y todos los profetas que, desde Samuel y sus sucesores, han hablado, anunciaron también estos días.
Ustedes son los hijos de los profetas y los herederos de la alianza que Dios pactó con nuestros padres, al decir a Abraham : En tu descendencia serán bendecidas todas las familias de la tierra. Para ustedes, primeramente, Dios ha resucitado a su Servidor y se lo ha enviado cargado de bendiciones, con tal de que cada uno se aparte de sus actos malos".
El Evangelio de este domingo recalca y da relieve a la autoridad de las palabras y enseñanzas de Jesús. Todo lo de Jesús era de una máxima importancia y preocupación en los evangelistas: trasmitir en los Evangelios no sólo las enseñanzas de Jesús , sino también el por qué su enseñanza es la Verdad Absoluta y debe ser aceptada, en la práctica, como mandato para la felicidad y salvación humanas. La razón principal, por supuesto, es que Cristo es Dios, la Palabra de Dios hecha Carne (Hombre). Sus palabras son las de Dios; las únicas que pueden mandar nuestro futuro y nuestra vida. Sus palabras coinciden con el destino humano y su liberación total. Y la autoridad divina de Jesús será siempre subrayada una y otra vez en los Evangelios, aún por medio de milagros y por su dominio sobre la creación material y espiritual.
En cuanto Jesús se presenta en público, deja en todos una impresión de fuerza y de seguridad, Y, para empezar, en su predicación, pues Jesús hablaba en las sinagogas.
La sinagoga es como la casa de oración de los judíos. Ahí se reúnen el sábado, para el canto de los Salmos y la lectura de la Biblia. El responsable predica o invita a otras personas a que tomen la palabra. Y ésta es la ocasión en que Jesús se da a conocer. No enseña a la manera de los maestros de la Ley y de los escribas, los cuales repiten, interpretan, dan su opinión apoyándose en los otros. Jesús habla con autoridad:
"En verdad les digo..."
Jesús habla con autoridad y con la misma autoridad echa a los demonios: espíritus inmundos, lo que contiene una enseñanza. Pues diariamente nos encontramos con las fuerzas que esclavizan al hombre y se oponen a la verdad, pero lo que no vemos es que están reunidas en una sola mano. Aparentemente, cada uno hace el mal por su propia cuenta, cuando, en realidad, todos están a disposición de un solo mando el Demonio.
Las más de la veces el Demonio trata de disimular su presencia y, mientras nadie amenace sus posiciones, vemos solamente una sociedad humana presa de su corrupción y de sus miserias.
En realidad, el Enemigo no duerme. Y esto se los digo a los que dicen no creer en el Demonio Maligno. El Demonio sabe ver con anticipación quienes son los que pueden debilitar su imperio y, apenas empiezan a manifestarse, despierta contra ellos a los espíritus inmundos, a los mediocres y a los indiferentes o que no creen y a los llamados racionalistas. Es lo que pasa con Jesús y el enfrentamiento con el espíritu inmundo que tiene poseído al hombre del Evangelio de hoy: ¿Qué quieres de nosotros, Jesús de Nazareth? ¿Has venido a derrocarnos? (fíjense en el hablar en plural del espíritu inmundo) Así es como, al presentarse Jesús en algún lugar, se manifiesta también el Malo, incluso en la misma "Casa de Oración".
Este enfrentamiento, tratado en Evangelio de hoy, resulta impresionante. Habrá otros casos hasta el día en que toda la sociedad judía se ponga de acuerdo para eliminar al Hijo de Dios.
¿Y todo esto que tiene que ver con nosotros hoy día?
En cuanto a nosotros,lo más importante es que recordemos que esta autoridad de Jesús Profeta le fue trasmitida a la Iglesia, y que habita hoy en la Iglesia. No podemos oír las palabras personales de Jesús. Pero podemos escuchar a su Iglesia, quien bajo la protección del Espíritu de Jesús, nos enseña la verdad, el camino y la vida en cuanto a la religión y los valores humanos totales.Un verdadero hombre de Iglesia debe actuar con obediencia y consecuencia con Jesús y sus palabras:
"Quien a ustedes escucha(la Iglesia) a Mí me escucha. Quien rechaza a ustedes a Mí me rechaza".
La Iglesia tiene que actuar y hablar con autoridad, Y esto porque Jesús "el Profeta" tiene que ser escuchado y aceptado por el corazón humano y,por ende ser escuchado por la sociedad y la patria en que vivimos:
1: La Iglesia debe anunciar la Buena Nueva a todos los hombres de buena voluntad de nuestro país, comenzando por los hijos de la Iglesia. Ellos mismos, siendo Iglesia están convocados por Cristo a ser profetas con autoridad como Él. No es sano ni es Iglesia cualquier hombre y mujer que se ponga en contra de su Iglesia, como quien se pone en la vereda del frente para convertirse en un francotirador en contra de su Iglesia. Hay gente que critica al obispo como responsable de los problemas de Iglesia. Es importante comprender que esa es una actitud de poca comunión y participación. Todos somos responsables de la marcha de la Iglesia. Y la Iglesia y el obispo necesita de los miembros de la Iglesia: de todos, miembros del Cuerpo de Cristo, para abordar con autoridad y profetismo los cambios que la Iglesia necesita. No es sano excluirse. Hay que sumarse en una activa caridad fraterna para que la Iglesia recupere la credibilidad.
2: La Iglesia debe en Comunión y Participación denunciar todo aquello que en la Iglesia vaya en abusos sexuales, pedofilia y otros. Hay que reconocer que nuestra jerarquía ha hecho mucho en este sentido, pero hay gente que la critica, llamándose católico, tomando una posición cercana al odio y molestia contra todos, metiéndonos a todos en el mismo saco,resultando los jerarcas los más perjudicados, con calificativos negativos, como si ellos no estuvieran haciendo nada. Ha sido un falta de caridad fraterna grave. Así no se arreglan las cosas. ¿Cuántos de los que critican han sido encubridores?
"Se ve la paja en ojo ajeno y no se ve la viga en el propio".
Así nos estamos dañando y así no seremos nunca una Iglesia de todos. Estamos de acuerdo el delito y el pecado son condenables y debe hacerse verdad y justicia. Están los Tribunales Civiles y Eclesiásticos. A ellos les corresponde hacer verdad y justicia. A nosotros no nos corresponde ser jueces de nuestros hermanos en desgracia y delito. Nos corresponde ayudar a las víctimas y salvar al victimario: salvar en el sentido de redención y reconciliación verdadera con una reparación debida dada por los Tribunales. Es bueno recordar:
"No juzguen y no serán juzgados"
Muchas veces nos estamos convirtiendo en jueces; no nos corresponde; a nosotros nos toca salvar a todos los afectados: víctimas y victimarios. No en vano Cristo murió con amor por todos los pecadores. Llamo a la caridad fraterna y a una Iglesia anunciadora, denunciadora y de convocación a la conversión. Todos estos son elementos de una autoridad profética que Cristo entregó a la Iglesia. E insisto todo hecho en Comunión y Participación.
3.Francisco I quiere una Iglesia pobre para los pobres. Es un desafío profético y tiene autoridad porque lo hace el Papa y lo vivió Cristo hasta su muerte misma. Tiene autoridad porque lo que dice el Señor lo hace y lo practica hasta el extremo. Jesús, el Dios Hecho Hombre optó primero que nosotros por los pobres. Y la Iglesia ha recibido el mandato de entender, en la práctica, "que lo que haces al más pobre conmigo lo haces". Y por eso vamos a ser juzgados al fin de los tiempos. No olvidemos a nuestro Santo el P. Hurtado: ¡El pobre es Cristo!
La Iglesia: nosotros, debemos recuperar con ahínco la opción pastoral por los más pobres.
4: El Chile político es un desafío para nuestra autoridad profética. Tiene un sistema económico para las minorías: privados y grandes empresarios coludidos con la fuerza foránea. El rol del Estado, por un falso temor al estatismo, constitucionalmente y con ilegitimidad se ha achicado y no tiene las riquezas básicas en sus manos. La Constitución mentirosa y fraudulenta que no goza de ninguna autoridad, fue hecha entre cuatro paredes por una élite de la dictadura, para proteger a los privados y a los grandes empresarios, a los que agrego a los políticos ansiosos de poder. Se hizo un Plebiscito sobre dicha Constitución sin ninguna garantía, ni siquiera habían Registros Electorales. Esa gibarización constitucional le impide al Estado cumplir debidamente con la búsqueda del bien de la "polis": del bien de todos y del bien común. Chile está en manos de una minoría que tiene saqueada y secuestrada a una mayoría. No se comprende como católicos o creyentes juran en vano respetar una Constitución pecadora desde su origen. Y llevamos más de veinte y tantos años post dictadura y Chile no ha cambiado en lo primordial, atentándose, con eso, a derechos fundamentales de la persona de todo chileno que está en la mayoría. Por eso ante elecciones, es un deber moral plantearse en verdad acerca de la votación. El católico no puede ser cómplice de la mentira.
5. Chile tiene un sistema económico que hace el "pecado social": la injusticia a tantos sectores de nuestro Chile. Ésta economía esta avalada para los privados, ricos, clase política, coludida con las trasnacionales y multinacionales.
No hay posibilidad de empresa estatal constitucionalmente. El sistema es injusto,inhumano, cruel y perverso; es discriminatorio y hace sufrir a muchos hogares chilenos; hay cesantía, sueldos indignos, un plan laboral patronal; los trabajadores no pueden organizarse como corresponde. Hay problemas de vivienda, de salud, de trabajo, de educación. En resumen siguen habiendo violaciones a los derechos humanos fundamentales. El chileno no tiene canales de participación. El sistema económico, impuesto en dictadura y no cambiado radicalmente y, todavía con la consigna que se hace "en la medida de lo posible", es la negación a la esencia misma de la democracia. Los creyentes que lo siguen están objetivamente en pecado mortal, y no tienen derecho a la Eucaristía. Existe con esto una violencia institucionalizada, que es una permanente tentación a la violencia que no queremos. Pero es urgente cambiar. Los detentores de este sistema están llamados por los profetas de hoy y con la autoridad de Cristo a convertirse como Zaqueo. Sin conversión y cambios no hay un buen futuro para los chilenos.
6. La Iglesia debe ser escuchada porque Cristo debe ser escuchado en la defensa del valor de la vida: ¡No al aborto! ¡No al crimen planeado desde las cúpulas! Nadie tiene derecho sobre la vida de un ser humano,incluso desde la concepción. Menos el médico que tiene un juramento por la vida. Él debe salvar vidas. Ese debe ser su fin último. Debe actuar con esa intención. Si de su desempeño como médico resulta la muerte de uno de los dos seres humanos, él no la ha buscado: resultó su acción con un doble efecto. Pero él no debe buscar la muerte de nadie.
La Iglesia con la autoridad profética de Cristo debe defender el valor de la familia. No se puede llamar familia a algo que naturalmente no lo es. Tampoco es de natura y tampoco del creador, la unión de una pareja de homosexuales, incluso menos con intenciones de abrirse paso a un reconocimiento civil equiparándose al matrimonio. Hay que defender un valor fundamental de una familia como es el verdadero matrimonio. Incluso algunos están sugiriendo la posibilidad de sacramento del matrimonio de homosexuales y lesbianas. Dios ni la Iglesia han cambiado los principios fundamentales. Creo que se está, en la práctica, mofándose de la importancia de la familia, insinuando distintos tipos de familias en Chile. Dicen que esa es la realidad, pero resulta que también es una realidad la violencia intrafamiliar, la drogadicción, el alcoholismo, la delincuencia, etc.
7: En Chile hay corrupción del dinero; son conocidos los casos de Penta y Soquimich; la colusión de las farmacias y otras colusiones; está la estafa y mentira con dineros mal habidos en las campañas políticas. Hay una idolatría del poder y del dinero. Todo conduce a la competencia y a la idolatría del dinero.
Termino recordando que el Demonio no duerme y que puede estar metido en todo lo denunciado como su último responsable. Sabe actuar en todo sin hacer notar su presencia, incluso en la "Casa de Oración". El Demonio mientras nadie amenace sus posiciones y proyectos,nos hace unos alienados, que sólo vemos una sociedad humana y una Iglesia humana presas de sus defectos, de sus miserias y servidumbres humanas. Lo que no vemos es que las fuerzas que esclavizan y se oponen a la verdad están reunidas en una sola mano: la del Demonio poderoso. A veces, aparentemente, cada uno hace el mal por su propia cuenta, cuando en realidad, todos están a disposición de un solo mando: el Demonio. Como Jesús que actúa como profeta y con autoridad, nosotros sus herederos de la verdad, con fe, esperanza y amor profético en Cristo y como Cristo, sabiendo que el Demonio sabe ver con anticipación a quienes pueden debilitar su imperio y, apenas empiezan éstos a manifestarse, despierta contra ellos a los espíritus inmundos, a los mediocres, a algunos laicos no tan de Iglesia, en ese mismo momento, digamos con el poder y la verdad heredada de Cristo haciéndole frente con autoridad profética:
"Cállate y sal de ese hombre".
Y el espíritu malo hará revolcarse al hombre por el suelo,lanzando gritos, pero luego saldrá. Para que esto suceda,ya sea en una persona,en una sociedad, en un país, etc, tenemos que ser Iglesia y tener la autoridad profética conferida por Jesús a su Iglesia: Cuerpo de Cristo, con nosotros sus miembros. Amén.
Pbro. Eugenio Pizarro Poblete+