El ex superior general, el ex arzobispo de Piura y Alejandro Bermúdez, entre ellos Nueva limpia en el Sodalicio: tras Figari, el Vaticano expulsa a una decena de sus máximos responsables
José Antonio Eguren Anselmi, destituido de la arquidiócesis de Piura y Tumbes hace pocos meses, y ahora es expulsado del Sodalicio por el Vaticano
A Eguren le siguen otros dos sacerdotes: Daniel Cardó y Rafael Ísmodes. Un exsuperior general: Eduardo Regal Villa. Tres formadores: Miguel Salazar, Humberto del Castillo y Óscar Tokumura Tokumura. Dos laicos consagrados: Erwin Scheuch Pool y Ricardo Trenemann. Y, por último, el “periodista católico” Alejandro Bermúdez, exdirector de ACI Prensa
Por "el escándalo producido por el número y la gravedad de los abusos denunciados por las víctimas, particularmente contrarios a la vivencia equilibrada y liberadora de los consejos evangélicos en el contexto del apostolado eclesial"
Por "el escándalo producido por el número y la gravedad de los abusos denunciados por las víctimas, particularmente contrarios a la vivencia equilibrada y liberadora de los consejos evangélicos en el contexto del apostolado eclesial"
| Pedro Salinas
Finalmente, buenas noticias sobre el Caso Sodalicio. Tardaron un poco, es verdad. Pero finalmente llegaron. Gracias a la acción decisiva del papa Francisco a través de su Misión Personal, conformada por los monseñores Charles Scicluna y Jordi Bertomeu.
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Hoy, a través de la Conferencia Episcopal Peruana (CEP), nos hemos enterado de la expulsión de una decena de sodálites, la mayoría de ellos señalados en las investigaciones periodísticas “Mitad monjes, mitad soldados” (Planeta, 2015), “Sin noticias de dios” (Autopublicación, 2022), y el libro testimonial “La jaula invisible” (Debate, 2021), del exsodálite y denunciante Martín López de Romaña, que sirvieron de insumos para el trabajo del comando de élite del pontífice.
#URGENTE
— Conferencia Episcopal Peruana (@conf_episcopal) September 25, 2024
La Conferencia Episcopal Peruana hace de conocimiento público la comunicación de la Nunciatura Apostólica sobre la expulsión de algunos miembros del Sodalicio de Vida Cristiana.
👉Lea la nota de prensa: https://t.co/ZLc0UHdJy0pic.twitter.com/CEF1Yqys7r
No han sido los únicos esfuerzos y voces desplegadas a lo largo de veinticuatro largos años, desde que el periodista José Enrique Escardó señaló, mediante una saga de crónicas punzantes, en el año 2000, los abusos físicos y psicológicos del sodálite José Antonio Eguren Anselmi, destituido de la arquidiócesis de Piura y Tumbes hace pocos meses, y ahora es expulsado del Sodalicio por el Vaticano.
A Eguren le siguen otros dos sacerdotes: Daniel Cardó y Rafael Ísmodes. Un exsuperior general: Eduardo Regal Villa. Tres formadores: Miguel Salazar, Humberto del Castillo y Óscar Tokumura Tokumura. Dos laicos consagrados: Erwin Scheuch Pool y Ricardo Trenemann. Y, por último, el “periodista católico” Alejandro Bermúdez, exdirector de ACI Prensa.
La primera impresión es que se trata de una primera lista de desterrados, pues hay omisiones clamorosas. Como los nombres del sacerdote Jaime Baertl, los exvicarios generales José Ambrozic y Fernando Vidal Castellanos, entre otros. Pero esta primera decena de expectorados es bastante significativa y simbólica de lo que se viene.
Según la información conocida hasta este segundo, las razones de tal decisión disciplinar ha considerado “el escándalo producido por el número y la gravedad de los abusos denunciados por las víctimas, particularmente contrarios a la vivencia equilibrada y liberadora de los consejos evangélicos en el contexto del apostolado eclesial”.
Y en particular, las causas de la purga tendrían que ver con abusos físicos, “incluso con sadismo y violencia”; abuso de conciencia, “con métodos sectarios para quebrar la voluntad de los subordinados”; abuso espiritual, “con instrumentalización en el fuero externo de la información obtenida en el fuero interno no sacramental”, es decir, usando en contra del adepto información obtenida durante las sesiones de “dirección o consejería espiritual”; abuso del cargo y de autoridad, “con episodios de hackeo de las comunicaciones y moobing (acoso laboral), así como encubrimiento de los delitos cometidos en el seno de esta institución; abuso en la administración de los bienes eclesiásticos, algo que ha sido reiteradamente a través de innumerables investigaciones por mi colega y coautora, Paola Ugaz; y abuso en el ejercicio del apostolado del periodismo.
Esta última imputación, sin duda, es la que se le debe atribuir al “periodista” de la -todavía- sociedad de vida apostólica, Alejandro Bermúdez, que debe ser la primera sanción en la historia de la iglesia católica que ataca las malas prácticas en el ejercicio periodístico desde una perspectiva católica.
Quienes hemos denunciado durante tantos años -desde el periodismo y desde nuestra condición de sobrevivientes- solamente para exigir que la verdad de los abusos sean castigados y reconocidos, ante tanta impunidad, constante y flagrante, y que nos ha costado, literalmente, sangre, sudor y lágrimas, y ataques con artillería pesada (que no cesa hasta este minuto), por fin atisbamos algo de justicia el día de hoy.
En consecuencia, solo toca agradecer al papa Francisco, a monseñor Scicluna y al oficial Jordi Bertomeu. Gracias por regalarnos un día histórico, memorable y luminoso. Muchos ya estábamos perdiendo las esperanzas de que algo así pudiese ocurrir, pero ocurrió. Espero, en lo personal, que sea el inicio del fin del Sodalicio.