Los secretarios de Wojtyla y Roncalli recuerdan sus experiencias con los papas santos Stanislaw Dziwisz: "Juan Pablo II combatió todos los muros"

Los secretarios personales de los próximos papas santos, Juan Pablo II y Juan XIII, Stanislaw Dziwisz y Loris Francesco Capovilla, respectivamente, han mostrado cómo veían a los pontífices con motivo de su canonización este domingo 27 de abril. Así, Dziwisz ha asegurado que Karol Wojtyla era un hombre guiado por la oración, mientras que Capovilla ha destacado que Angelo Giuseppe Roncalli miraba con "los ojos de un niño".

Stanislaw Dziwisz, histórico secretario de Juan Pablo II y actual arzobispo de Cracovia, aseguró hoy que pese al intenso sufrimiento padecido por el papa durante su vida, éste jamás se lamentó.

"Debo decir que viví con un santo. No sólo yo tuve esa impresión, muchas personas piensan igual", aseguró el cardenal en un encuentro con periodistas, apenas 48 años antes de la ceremonia en la cual Karol Wojtyla será elevado al honor de los altares.

"En sus últimos días sufría, pero nunca se lamentaba. Cuando se preparaba a la muerte decía toda la vida del hombre debería ser gran preparación a la muerte, el gran encuentro con el señor. Le dio dignidad a la muerte", señaló.

Recordó que toda su vida estuvo marcada por el sufrimiento, desde su juventud cuando perdió a su madre y su hermano, después a su padre. Incluso durante la guerra tuvo un grave accidente y estuvo al borde de la muerte.

Evocó también el atentado que sufrió en la Plaza de San Pedro el 13 de mayo de 1981, cuando le disparó el gatillero turco Mehmet Ali Agca y de la cual se salvó milagrosamente.

"Estuve en la ambulancia con él, cuando estaba consciente rezaba por el atacante, no sabía quién era, pero ya lo había perdonado. Estaba agradecido al señor porque pudo sufrir. Fuimos testigos de cómo enfrentó su enfermedad, no escondió su sufrimiento, para él el sufrimiento tenía un sentido", añadió.

Dziwisz acompañó a Juan Pablo II durante 39 años. Lo conoció en el seminario de Cracovia, donde era todavía profesor y desde ese tiempo a los seminaristas le impactaba su forma de rezar cuando, durante las pausas, se retiraba a la capilla.

Sostuvo que su padre, que era un oficial del ejército, le enseñó a rezar al espíritu santo, una oración que siempre mantuvo, incluso al final de su vida y en sus últimas horas antes de morir.

"A veces me preguntan cuántas horas rezaba, pero él rezaba con su vida, no podría dividirse. Usaba la oración geográfica, rezaba por los diversos países y por la paz, por la justicia, por el respeto a las personas y a la vida", contó.

Aseguró que se trataba de un hombre que sabía escuchar, por eso las personas que lo visitaban podían decirle todo lo que deseasen, aunque eso no significaba que compartiese todo aquello que escuchaba.

Ese gran respeto, también por los representantes de otros credos, lo convirtió en un líder religioso para todos. "Combatió todos los muros, en esto abrió la Iglesia al mundo y acercó el mundo a la Iglesia", añadió el exsecretario.

Precisó que, para él, un grupo privilegiado lo formaban los enfermos y por eso en todos los viajes visitaba hospitales.

Puso como ejemplo la visita a San Francisco, Estados Unidos, en cuya catedral fue llevado un niño con Sida, mientras todos eran muy cuidadosos en acercársele, él lo tomó en brazos y lo besó.

"¿Por qué viajaba tanto a África o a los países pobres? Para gritar a los países ricos que debían cambiar actitud con los necesitados", explicó.

"Los jóvenes tenían una relación privilegiada con él, de amistad. Desde el inicio quiso dar respuesta a los que ellos preguntaban, porque son sensibles. Tenía una gran confianza, veía en los jóvenes el futuro de la civilización y de la Iglesia", estableció.

Durante la rueda de prensa con título 'Los dos Papas Santos vistos por quienes les han estado cerca', también ha intervenido el secretario personal de Juan XXIII quien ha destacado que Papa Roncalli murió con 81 años y 6 meses pero que no era un viejo" porque sus ojos eran "claros como los de un niño".

Capovilla ha subrayado que Juan XXIII "hablaba para todas las personas del mundo". Sobre sus recuerdos de los últimos momentos, ha destacado que Papa Roncalli le dijo que lo que verdaderamente importaba es que habían servido "según la voluntad del Señor".

"Este viejo sacerdote, Loris Francesco Capovilla, que os habla desde la casa de papa Juan XXIII", "está conmovido, confundido e intimidado". Con estas palabras se ha presentado quien fue secretario del papa Roncalli, el cardenal Capovilla, de 98 años, en una videoconferencia organizada en el Centro de Prensa del Vaticano para hablar a los periodistas de su experiencia y vivencias junto al 'Papa Bueno'.

Capovilla -creado cardenal el pasado mes de febrero- ha explicado que la casa desde donde hablaba es visitada por numerosos grupos para acercarse un poco más a la historia de Juan XXIII. En una ocasión unos niños le preguntaron si sabía a qué edad había fallecido el papa Roncalli, y el respondió que con 81 años y seis meses. Pero, les dijo que "yo no he visto morir un hombre viejo de 81 años y seis meses, he visto morir un niño, porque tenía los ojos espléndidos como los tuyos, con el fulgor de las aguas bautismales y tenía la sonrisa en los labios, como la tuya; que es la bondad que sale de lo profundo del corazón".

Además, ha querido mostrar su agradecimiento a Juan XXIII por el Concilio Vaticano II, que como dijo Benedicto XVI es "la estrella polar de la Iglesia católica y de todos los hombres y mujeres de buena voluntad del mundo entero. No somos extraños los unos a los otros".

El cardenal ha afirmado que la definición del papa Juan XXIII es "dos ojos y una sonrisa, la inocencia y la bondad". Y lo dice también por el papa Juan Pablo II, recordando una ocasión, en el primer año de pontificado de Wojtyla, quien le pidió que le hablara del papa Roncalli. Hablaron de las salidas de Juan XXIII por las calles de Roma, del anuncio del Concilio, de Pacem in Terris, de audiencias, de ventanas abiertas y de algunas preocupaciones.

Por otro lado, Capovilla ha indicado que "un santo es aquel a quien no se le olvida ser niño". Y tanto Juan Pablo II como Juan XXIII lo cumplieron, ha afirmado.

"Pido perdón por la pobreza de mis palabras, de mis expresiones, pero no sé expresar plenamente todo lo que hay en mi corazón", ha señalado el cardenal. Asimismo, ha querido agradecer al "pueblo de Roma" que le acogió a él y a Juan XXIII cuando llegaron a la capital de Italia. Y por ello ha querido recordar las palabras del cardenal Tardini "los papas mueren, pero el Papa no muere".

Para finalizar la videoconferencia, el purpurado ha hecho memoria de un día cercano a la muerte de Roncalli. Capovilla se encontraba arrodillado junto a la cama del Pontífice y le dijo: "Santo Padre, aquí estamos unas pocas personas en la habitación, ¡pero si viera la Plaza!" Y ha rexplicado que, "aún siendo como era reservado con los cumplidos, me dijo: '¡Es natural que sea así, muere el Papa, yo les amo, ellos me aman!' Fue un gran grito de amor". El purpurado ha recordado también un episodio de aquellos últimos días: "yo pedí perdón al Papa poco antes de que muriera. Le dije: yo he estado a su lado, no he sido el hombre que usted merecía, Santo Padre. Pero yo me he dado a mí mismo, con sinceridad y fidelidad. Y él me dijo, poniendo sus manos en las mías, 'Loris, deja pasar estas cosas, no digas estas cosas. Lo que importa es que hemos hecho nuestro servicio según la voluntad del Señor", "no recogimos las piedras que nos tiraron, hemos sufrido juntos, hemos amado y hemos perdonado".

(Rd/Agencias)

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