2019: Entre la confirmación del “Nunca más” a los abusos y la preocupación por el futuro de América Latina El año en que Bergoglio construirá el legado de su pontificado
(Hernán Reyes Alcaide, corresponsal de RD en el Vaticano).- En el primer trimestre de este año, Francisco viajará a Panamá, será el primer papa de la historia en visitar Emiratos Árabes Unidos, recibirá a más de 110 presidenes de conferencias episcopales para decirle "nunca más" a los abusos en la Iglesia e iniciará el 19 de marzo su séptimo año como papa.
Serán 56 días que condensarán buena parte del destino no sólo de un 2019 que tendrá a un Bergoglio peregrino por el mundo, sino también de la construcción del legado de su pontificado.
Pero más allá de la obvia centralidad de la importante cumbre de febrero que hemos analizado con mayor profundidad en el balance de 2018, hay otros aspectos en los que el papa argentino tiene puesta la mirada desde la misma mañana del primer día del año.
Por un lado, el primer papa latinoamericano de la historia siempre ha seguido de cerca los sucesos de su región, la reserva más grande del catolicismo a nivel mundial. Y Bergoglio ya sabe que este 2019 será una verdadera bisagra en su tierra.
El 1 de enero asumió el brasileño Jair Bolsonaro, una suerte de cowboy del lejano oeste llegado al poder por la vía democrática luego la escandalosa proscripción a Lula Da Silva. Y Bolsonaro, que gobernará el país con más católicos del mundo, parece haber hecho su programa de gobierno escribiendo en negativo todas y cada una de las ideas de Bergoglio: lanunció, entre otas cosas, marcha atrás con la protección ambiental y con el respeto a los movimientos sociales y pueblos originarios; planteó mudar la embajada en Israel a Jerusalén; quiere deshacer los procesos de integración sudamericana y se alineó con las Iglesias que desde el entorno más cercano a Francisco se caracterizan como "sectas". ¿Cómo será esa relación?
Pero los dolores de cabeza con sello de origen en Latinoamérica no terminarán ahí. En octubre elige presidente Argentina, en medio de un eterno año electoral que iniciará el 10 de marzo. De más está decir que las intenciones de arrastrar al pontífice al proceso eleccionario en su Patria serán muchas, desmedidas y, por suerte, infructuosas. Más aún cuando todo parece indicar que, al día de hoy, el destino de sus 44 millones de compatriotas se decidirá en una segunda vuelta entre Mauricio Macri y Cristina Fernández.
Dos viejos conocidos del pontífice, con quienes ha atravesado distintas etapas. Aunque esto no signifique que el año electoral no vaya a generar un desgaste en el papa, que de todos modos desde su entronización en 2013 se ha sabido mostrar siempre un paso adelante de las, por lo general, burdas operaciones de sus coterráneos para hacerlo pasar por un militante más. A todo esto se suma que, todo indica, 2019 será otro año más sin un regreso de Bergoglio a su Buenos Aires querida. Si durante los seis primeros de su pontificado la polarización fue en aumento y alejando las chances de armonizar el país par su llegada, nace hace pensar que esas condiciones objetivas vayan a cambiar.
El tercer eje que hará que Bergoglio tenga la mirada atenta en su región será el Sínodo para la Amazonía convocado para octubre de 2019, que seguramente iniciará informalmente ya con un pre-Sínodo en marzo. Como bien indica el excelente ensayo del profesor Guzmán Carriquiry disponible online en la web de la Pontificia Comisión para América Latina, el riesgo es que la reunión de obispos pueda terminar de consolidar un "indigenismo de fachada" que simplifue las múltiples aristas que tiene el mayor pulm+on verde del planeta. ¿Qué espacio tiene para seguir innovando en la materia el papa que ya deslumbró al mundo en 2015 con Laudato si'?
El otro desafío aparece por la multiplicidad de agendas y la cantidad de kilómetros que sumará en 2019. Este será el año en el que el papa Francisco hará más viajes fuera de Italia, si se confirman todas las peregrinaciones previstas. Y que parecen ir en un in crescendo de complejidad. Iniciará en Panamá, para la Jornada Mundial de la Juventud, entre el 23 y el 27 de enero. Un viaje en el que hará eje en los jóvenes, más allá de alguna referencia a la situación de la vecina Nicaragua que vaya a aparecer en el Ángelus del 27.
A los pocos días, Bergoglio será el primer papa de la historia en visitar Emiratos Árabes Unidos, cuando llegue a Abu Dhabi del 3 al 5 de febrero, en lo que también podría considerarse la primera mitad de una pegrinación al Islam que completará con su ida de dos días a Marruecos, del 30 al 31 de marzo. En esos dos viajes, la agenda interreligiosa será la estrella.
Luego, en mayo, el papa argentino irá a países con clara minoría católica, como Bulgaria y Macedonia. Son, además, dos de los más pobres del continente. ¿Hablará desde esas periferias al centro europeo?
Los otros dos peregrinajes que quedan por confirmar son Mozambique y Madagascar, seguramente la primera semana de septiembre; y Japón, en la primera de noviembre. ¿Incluirá también Uganda en esa gira africana, dándole el premio de único país visitado dos veces, por ahora, en su pontificado? Para el viaje al país asiático, que tendrá como novedad un nuevo sobrevuelo del espacio aéreo chino, hay algunas dudas sobre qué otro país incluirá: ¿Será Tailandia, como parecía firme hace semanas, o llegará a tiempo la invitación desde la península coreana?
En Roma y por el mundo. Urbi et Orbi. Serán 12 meses en los que Bergoglio buscará ratificar su impronta al frente de la Iglesia universal, ya sea en el ámbito interno, en el tema abusos, como en el internacional, llevando su mensaje a cuatro continentes. Y no es casual la elección de "internacional" en reemplazo de "externo": como bien planteó el jesuita Antonio Spadaro, nada es externo a un pontificado que ha globalizado como nunca antes la preocupación por poner al ser humano en el centro.