Un caso que salpicó a Ratzinger cuando era arzobispo de Múnich, clave para saber el destino final del dinero ¿Y si fuese una víctima de abusos quien cobrase la herencia de Benedicto XVI?

Cinco meses después del fallecimiento de Benedicto XVI, todavía quedan pendientes de resolver cuestiones como el destino final de su herencia. No se trata de los ejemplares de su muy bien surtida biblioteca, de las partituras con las que acompañó tantas tardes en su inmenso apartamento de prefecto de Dotrina de la Fe u otros papeles (todos menos sus cartas personales, que mandó que fueran destruidas), repartidas por quien fue su secretario personal, Georg Gänswein entre las fundaciones y centros de estudios que jalonan su biografía en Alemania: Ratisbona, Markt am Inn y Pentling.

Se trata, fundamentalmente, del dinero que dejó en una cuenta bancaria, no las cifras millonarias de las que se ha hablado, derivadas de los derechos de autor de los millones de ejemplares de libros que vendió (Joseph Ratzinger-Benedicto XVI sigue siendo un auténtico best seller en sí mismo), que irán a parar a la Fundación Ratizinger.

A la búsqueda de los herederos

Se trata, en definitiva, de una suma concreta de dinero para la que, de inmediato, el arzobispo Gänswein se puso a buscar en Alemania a sus legítimos herederos. Y aunque en un principio se pensaba que los destinatarios de ese dinero serían dos primos del Papa emérito, finalmente aparecieron otros tres. Pero ahora ni siquiera está claro que ninguno de ellos pueda cobrar el dinero que les legó su ilustre familiar. La incógnita se despejará el próximo 20 de junio, según narra el periódico Il Messaggero.

Ese día, un tribunal de Alemania juzgará sobre una denuncia por abusos sexuales que salpicó a Ratzinger cuando este era arzobispo de Múnich y que acabó con una condena firme contra el sacerdote Peter H, quien, ante los hechos denunciados en su momento, había sido trasladado en 1980 a la diócesis bávara cuando aún la pastoreaba el ya famoso profesor y teólogo que acabaría en la silla de Pedro.

La renuncia de una prima

Y esa es la razón por la que, paradójicamente, ese dinero legado por Benedicto XVI a sus familiares puede acabar finalmente sirviendo para pagar la indemnización a aquella víctima si Ratzinger es considerado en la nueva vista del tribunal responsable, lo mismo que la diócesis de Múnich y Freising.

Si los primos de Benedicto XVI aceptan la herencia -se ha sabido que una prima, de 88 años, ha renunciado a sus derechos- y el Papa emérito es considerado culpable de encubrimiento, la indemnización saldría del dinero heredado. Si por el contrario no aceptan la herencia, el dinero pasaría al Estado, se cerraría el caso contra el Papa emérito y continuaría el proceso contra el resto de los acusados.

Ahora, la cuestión, es saber si pueden ser identificados antes del 20 de junio los cuatro herederos que quedan de Benedicto XVI. El abogado de la víctima demandante, según informa Il Messaggero, duda de que se vaya a conseguir. El tribunal alemán ya pospuso hace unos meses la vista a la espera de que se solucionase la complicada situación de la herencia de Ratzinger. Y puede que esta sea la definitiva. Se cerraría el caso y ya no habría mayores obstáculos para que los herederos aceptasen la herencia sin ser reclamados civilmente a pagar una indemnización a una víctima de abusos.

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