Último acto de la visita a la República de Corea del sustituto de la Secretaría de Estado vaticano Peña Parra a los seminaristas en Seúl: "Abracen la fe con audacia"

Monseñor Peña Parra en Seúl
Monseñor Peña Parra en Seúl

El sustituto de la Secretaría de Estado concluyó su visita a Corea del Sur con una misa y un saludo en el seminario mayor de la capital: sean pastores arraigados en la vida de la gente y sacerdotes "abiertos, alegres y disponibles"

(Vatican News).- Los sacerdotes están llamados ante todo a llevar a todos la alegría del Evangelio, no sólo con palabras, sino sobre todo con la ofrenda de la propia vida". Lo dijo el arzobispo Edgar Peña Parra, sustituto de la Secretaría de Estado, en su saludo a la comunidad del seminario mayor de Seúl hoy, sábado 18 de noviembre, al concluir la misa que celebró.

Este fue el último acto de la visita a la República de Corea iniciada el 17 de noviembre, durante la cual el Sustituto participó en diversos eventos de la Iglesia local, reuniéndose, entre otros, con el presidente de la Conferencia de Obispos Católicos del País (CBCK), Monseñor Matthias Ri Iong-hoon, Obispo de Suwon, y luego con el Consejo Permanente de la misma Conferencia.

El don precioso de la llamada al sacerdocio, subrayó el prelado, es "hacer memoria de vuestra historia, de los muchos testigos que han abrazado la fe con audacia, de ese camino de pueblo en el que nació, creció y maduró la vocación al sacerdocio". Este arraigo en la realidad concreta -señaló- los ayudará a ser pastores encarnados en la vida de las personas y sacerdotes que, apasionados por el anuncio del Evangelio, abiertos, alegres y disponibles, sepan ser pastores compasivos como Jesús, capaces de cercanía y humanidad". Teniendo como "compañero, maestro y guía" en este camino la figura resplandeciente de San Andrés Kim, cuya vida, señaló Peña Parra recordando las palabras del Papa Francisco, "fue y sigue siendo un elocuente testimonio de celo por el anuncio del Evangelio".

De hecho, "incluso en la oscura noche de persecución que ha vivido la península coreana -subrayó el Sustituto-, la alegría del Evangelio ha brotado como un río crecido de aguas límpidas y ha fecundado esta tierra, generando una comunidad cristiana ardiente en la fe y suscitando en el corazón de tantos jóvenes como vosotros la llamada a seguir al Señor por el camino de una especial consagración a Él".  

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