(Vatican News).-“Marruecos quiere ser un ejemplo para el mundo de que, a partir de la diversidad se puede construir la unidad y vivir en comunión como una sola familia, enriqueciéndonos los unos a los otros”, este sería uno de los aportes que el Cardenal Cristóbal López Romero, Arzobispo de Rabat y Presidente la Conferencia Episcopal del Norte de África (CERNA), expondrá durante su participación en elEncuentro de Obispos y Alcaldes del Mediterráneo, que se encuentran reunidos en la ciudad italiana de Florencia, del 23 al 27 de febrero de 2022.
El Purpurado español que participó hace dos años en el Encuentro por la paz en Bari, Italia, dialogando con nuestra colega de la redacción francesa de Vatican News, Delphine Allaire, señaló que la experiencia de la Iglesia en Marruecos es una experiencia profética de convivencia pacífica, en un país donde los cristianos representan alrededor del 1% de la población y la mayoría son extranjeros. A pesar de que la Constitución del Reino garantiza el libre ejercicio del culto, permanece el reto de la fraternidad.
-¿Qué espera de este Encuentro que reunirá a unos sesenta Obispos y Alcaldes de Mare Nostrum?
-Yo espero que sea la continuación de Bari, Encuentro en el que pudimos conocernos. Al menos para mí fue un descubrimiento, que el Mediterráneo no se limita solamente a los países del norte, es decir, a los países de España, Francia, Italia, y a los del sur Marruecos, Argelia, Túnez, sino que existe también el Medio Oriente, los Balcanes, los países que están en islas como Malta, Creta, Chipre, etc., y que entonces el Mediterráneo es más rico y más variado de lo que podríamos imaginar.
Entonces, yo espero una profundización del conocimiento de unos con otros y también el establecimiento de algunas líneas comunes que puedan ser de utilidad para todas las Iglesias. Que podamos ser un ejemplo para el mundo entero. ¿Ejemplo de qué? Ejemplo de que a partir de la diversidad se puede construir la unidad y vivir en comunión como una sola familia enriqueciéndonos los unos a los otros.
-¿Cómo puede contribuir la Iglesia marroquí a la construcción de la paz en el Mediterráneo?
-Bueno, Marruecos está en una situación de conflicto con Argelia, a raíz del Sahara Occidental y un ejemplo sería promover una política de pacificación de NO armamento, de no armarse más de lo que ya es normal. Y sobre todo, nosotros en Marruecos como Iglesia estamos dando un ejemplo, de qué es posible vivir en paz y trabajar junto con los musulmanes.
También Marruecos es un ejemplo de que se puede ser puente entre, en este caso, Europa y África, occidente y oriente. Yo creo que estos dos aspectos, ser puente y ser capaces de vivir fraternalmente, a pesar de las diferencias de religión, son ya dos testimonios proféticos que pueden interesar a todo el Mediterráneo y desde el Mediterráneo, por decirlo así, extrapolarlo y ampliarlo a la humanidad entera.
-Tres años después de la Visita del Papa Francisco a Marruecos, ¿diría Usted que este encuentro en Florencia se inscribe en la continuidad de una forma de diplomacia del Mediterráneo, cuyos frutos ya se habían sembrado?
-Realmente, la visita del Papa, vamos a celebrar el tercer aniversario al final del mes de marzo, está dando todavía frutos. Yo creo que fue un acontecimiento de largo alcance, los frutos del mismo durarán 10, 15, 20 años porque nos marcaron pautas que nos estimulan y nos dan fuerzas para seguir adelante. El Papa vino a confirmar nuestra fe y a decirnos, ánimo, adelante, esto que ustedes están viviendo es correcto y es lo que la Iglesia tiene que hacer en estas circunstancias y en estos momentos y lo que ustedes viven sirve a la Iglesia universal. De modo que, como decía Juan Pablo II, si la iglesia de África del Norte no existiese, la Iglesia Católica sería menos católica.