La monja y su equipo entregan un hospital de campaña al pueblo ucraniano Sor Lucía Caram: "La destrucción en Ucrania agobia, pero se impone la capacidad humana de combatir la adversidad"

Sor Lucía, en Ucrania
Sor Lucía, en Ucrania

Este mes ha sido importante para la monja dominica Lucía Caram y su equipo de colaboradores, que han podido culminar el hospital de campaña en Ucrania después de un año y medio de intensa actividad para recaudar cientos de aportaciones económicas, tanto de particulares como de empresas

"Un hospital de campaña permite salvar unas veinte vidas cada día y puede minimizar los efectos secundarios y las secuelas de los diversos ataques, tanto balísticos como por onda expansiva"

"Los ciudadanos de Ucrania piden una solución lo antes posible. Hay muy pocos varones, y muy pocos jóvenes. La gente, además, huye cuando ve a algún militar por la calle, ya que el miedo a poder acabar siendo reclutado persiste"

(Flama).- Este mes ha sido importante para la monja dominica Lucía Caram y su equipo de colaboradores, que han podido culminar el hospital de campaña en Ucrania después de un año y medio de intensa actividad para recaudar cientos de aportaciones económicas, tanto de particulares como de empresas.

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En su último desplazamiento al país, la religiosa estuvo acompañada por el manresano Gabriel Prat, presidente de la Fundación del Convento de Santa Clara, y por Juan Carlos Cruz, el periodista chileno que asesora al papa Francisco con respecto a los abusos sexuales en la Iglesia. En esta entrevista, Caram repasa los momentos que más le han marcado en este nuevo episodio vital  relacionado con una guerra que, iniciada en febrero del 2022, parece no tener freno.

¿Se puede decir que la misión de entregar el hospital de campaña está cumplida?

Fuimos a Ucrania a través del vigésimo octavo corredor humanitario que ya se ha organizado desde que estalló el conflicto. En esta ocasión, el objetivo era entregar el hospital de campaña que nos pidieron hace año y medio con el pretexto de que el 40% de los heridos, en el frente, morían por falta de asistencia. Debemos recordar que un hospital de campaña permite salvar unas veinte vidas cada día y puede minimizar los efectos secundarios y las secuelas de los diversos ataques, tanto balísticos como por onda expansiva.

¿Cómo vivió su llegada, de nuevo, a Ucrania?

El primer día estuvimos en Kiiv conociendo la situación, visitando heridos y manteniendo nuevas reuniones para avanzar en la ayuda humanitaria que se pueda seguir aportando. Después nos desplazamos a la ciudad de Khàrkiv y pudimos observar un municipio que intenta ponerse de pie cada día, pero que está muy destruido a causa de los bombardeos. Sus ciudadanos nos siguen diciendo que su vida es una incertidumbre constante: las clases de las escuelas se están celebrando en el interior de bunkers y los barrios están deshechos. Aunque no es una ciudad que haya sido completamente arrasada, tuvimos la oportunidad de mantener algunos diálogos con mujeres que lo han perdido todo a causa de la guerra.

Sor Lucía con un herido en la guerra de Ucrania
Sor Lucía con un herido en la guerra de Ucrania

Hablando de las escuelas, allí es, junto con los polideportivos, donde se está proporcionando a diario comida y productos de primera necesidad a la ciudadanía más afectada, ¿verdad?

Sí. Cuando te encuentras en las colas de gente que se generan en estos espacios puedes ser capaz de sentir continuamente las sirenas, con el temor y la angustia que esto provoca a cualquier persona. Por otro lado, con motivo de este viaje hemos podido conocer de primera mano un centro en el que cayó un misil y mató a toda la gente que se encontraba en el interior de su bunker.

¿Han visitado hospitales, también?

Sí. En los hospitales, los sanitarios nos han explicado cómo se están multiplicando los heridos y, desgraciadamente, los fallecidos. En el cementerio de Lviv, pudimos dialogar con chicas muy jóvenes y viudas, así como padres, madres y hermanos de las personas que están enterradas a causa del conflicto bélico; allí hemos podido observar cómo, desde el comienzo de la guerra, el cementerio ha pasado de ser pequeño a convertirse en un espacio impresionante en el que las tumbas se multiplican. Cada día, de hecho, hay unos cuatro o cinco funerales allí. Desgraciadamente, los que más mueren son jóvenes de entre 18 y 28 años, pero también hay veteranos.

El hospital se desplegará en otra zona, de la que no se pueden dar detalles. De hecho, cuando estuvimos pisando otras partes del país, para no ser detectados y preservar nuestra integridad, tuvimos que desactivar nuestra ubicación en los teléfonos móviles

¿Pudieron hacer el despliegue del hospital de campaña tal y como tenían previsto?

No pudo hacerse porque en Khàrkiv están atacando las infraestructuras y los centros sanitarios. Sin embargo, el hospital se desplegará en otra zona, de la que no se pueden dar detalles. De hecho, cuando estuvimos pisando otras partes del país, para no ser detectados y preservar nuestra integridad, tuvimos que desactivar nuestra ubicación en los teléfonos móviles.

Después de tantos meses de guerra, ¿el pueblo ucraniano está agotado?

Sí, totalmente. Los ciudadanos de Ucrania piden una solución lo antes posible. Hay muy pocos varones, y muy pocos jóvenes. La gente, además, huye cuando ve a algún militar por la calle, ya que el miedo a poder acabar siendo reclutado persiste. Es desconcertante y triste; es una situación que nos renueva en el compromiso de seguir ayudando, aunque cada vez es más difícil.

El cementerio de Lviv
El cementerio de Lviv

¿Por qué?

Porque cada vez hay más gente, en todo el mundo, que se está olvidando de lo que ocurre en Ucrania. Debido a los otros conflictos que se están produciendo, como en Oriente Próximo, la ayuda humanitaria ha disminuido y se ha quedado en el 10% de lo que fue al comienzo de la guerra. Prácticamente, la única ayuda que se recibe es militar.

¿Les ha marcado esta visita?

Profundamente. El dolor y la destrucción son abrumadores, pero a ello se impone la capacidad de las personas para mantenerse firmes frente a la adversidad. Este hospital de campaña, conseguido con el apoyo de tantísima gente, es un testimonio de lo que podemos llegar a hacer todos. Continuamos rezando por la paz, trabajando por Ucrania y recordando las bienaventuranzas de Jesucristo. Desde aquí, doy las gracias a todos los que nos ayudan a ayudar.

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