"Contrario a Allende y a la teología de la liberación, partidario de Pinochet, con quien colaboró" Card. Jorge Medina Estévez (1926-2021): Una religión para domar personas

Card. Jorge Medina Estévez
Card. Jorge Medina Estévez

    Falleció ayer (RD). Era chileno, profesor de teología, obispo y cardenal, contrario al "socialismo" de S. Allende y a la teología de la liberación, partidario de Pinochet, con quien colaboró. Fue  uno de los obispos preferidos de Juan Pablo II.

Tuve alguna relación con él y quiero recodarle ante el Señor que le ha llamado a su Vida, con el deseo de que algunas de sus actitudes y formas de conducta no se repitan en la Iglesia.

             Era inteligente y empezó siendo un buen profesor, pero pensaba que al hombre hay que "domarle" (domesticarle), y que para eso ha de existir una "buena" autoridad, tanto civil como eclesiástica, porque el pueblo en sí, dejado en manos de su libertad se pierde .

He leído algunas de las cosas que escribió y he seguido sus actividades, que pueden tener aspectos buenos, por los que doy gracias al Señor; pero otros son, a mi juicio, dignas de ser recordadas para no ser repetidas.

Religión, domadores de personas

Había escuchado ese argumento en unas clases de "pensamiento hebreo", cuando la profesora nos decía que el hombre es por sí mismo inculto y que necesita ser domado para domesticarse y vivir en sociedad. Así domó Dios en otro tiempo a los salvajes de la estepa oriental de Israel y a los hebreos de Egipto; logró civilizarlos y creó con ellos el pueblo más culto y educado de la tierra.

Un argumento semejante ha estado en el fondo del pensamiento y práctica social (eclesial) del Card. Medina. Había estudiado en buenas escuelas, pero optó por Pinochet en contra de Allende para domar a las masas incultas de Chile; optó también por una teología y por una iglesia del "sometimiento salvador", para así superar los riesgos de una práctica indiscriminada de liberación; optó finalmente por "domar" (dejar domadas) a las mujeres en la iglesia, como iré indicando en lo que sigue.

Cardenal Medina

Golpe de Pinochet, contra el "riesgo" de la libertad

El año 1973 se produjo en Chile el golpe de Estado contra Allende, y se introdujo un régimen de duro anti-socialismo (es decir, de "autocracia" de los considerados buenos en contra de las masas peligrosas). En ese momento, Medina era profesor de  teología de la Universidad Católica de Chile, quizá la institución cultural más acreditada del piais. 

El nuevo régimen de Pinochet impuso una "limpieza" de esa universidad, nombrando un  pro-rector (pro-canciller) militar, relativamente moderado. El vice-rector (vice-canciller) tendría que haber sido el Card. Silva Enriquez, pero fue marginado , por sus actitudes críticas, a favor de los derechos humanos. En su lugar, los militares propusieron y nombraron como vice-rector al Prof. Jorge Medina, un teólogo bien conocido por sus tendencias autocráticas.

El rector militar fue más tolerante que el vice-rector eclesiástico, dejando en lo posible una mayor libertad a profesores, planes de estudio y alumnos.

Sucedió que por entonces (año 1879) la Facultad de Teología me invitó a dirigir un curso sobre el Evangelio de Mateo, conforme al tema de un libro que había publicado hacía poco tiempo (el año 1974).  Me llamó el Rector de la Pontificia de Salamanca (Card. Fernando Sebastián); me transmitió la invitación y me rogó que fuera, pero manteniendo la “prudencia” conveniente, cosa que le prometí.

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Así llegué a Santiago, y tan pronto como bajé del avión me dijeron que Jorge Medina se había opuesto terminantemente a que dictara ese curso… porque mi lectura del evangelio (cf. imagen) podría ser contraria la nueva identidad social de Chile, una lectura más cercana a la libertad del pueblo que a la autocracia “católica” del nuevo Chile de Pinochet. Quizá tenía razón, aunque yo había preparado un curso básicamente exegético.

Evidentemente, no pude dictar el curso, porque mi lectura de Mateo podía ir en contra del "catolicismo nacional" de Pinochet. A juicio de Medina, era bueno ser católicos, pero católicos sumisos; los mismos evangelios, leídos por exegetas como yo podían ser  revolucionarios Era bueno ser cristianos, pero “con moderación”. El evangelio en sí resultab  peligroso.

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J. D. Escobar, tesis doctoral sobre R. Panikker. El riesgo de un pensamiento libre.

Al Dr. Jorge Medina le premiaron por sus buenos “servicios” anti-socialistas, haciéndole obispo auxiliar de Rancagua, 1985 y luego Arzobispo titular deValparaíso (1993), la segunda capital del país, donde volví a encontrarle en un encuentro de religiosos. Mons. Medina mantuvo buenas relaciones con la Univ. Pontificia de Salamanca, de forma que el año 1995 mandó a doctorarse en teología al Prof. Juan Daniel Escobar, con una tesis sobre R. Panikker.

          Tuve el honor de acompañar a J. D. Escobar en la preparación y defensa de la tesis, con el Prof. Adolfo González Montes, hoy obispo de Almería. Elaboró y defendió con altura la tesis y, por oficio, tuve que supervisar su publicación para obtener el grado de doctor. De un modo normal, como se hace en estos casos,  le indiqué la conveniencia (necesidad) de introducir algunos cambios en la forma de entender la relación entre razón y religión (en la línea de lo que había sido su defensa pública de la tesis).

          El Prof. J. D. Escobar me respondió que lo haría con todo gusto, pero que su obispo (que había supervisado ya su texto ) se opondría, impidiéndole dar clases en la Univ. Católica de Valparaíso.  De nuevo “chocamos” con Mons. Medina, opuesto a la libertad de pensamiento. También ahora, Mons. Medina quería que quedara clara la autoridad de la Iglesia y de la teología católica para "imponer" su verdad a teólogos y creyentes, fueran cuales fueses las posibles libertad de pensadores particulares con R. Panikker.

El Dr. Escobar tenía tres hijos, se estaba jugando el puesto de trabajo. No me dijo más que eso, con gran sinceridad. Evidentemente, firmé su texto de tesis con el “vidimus et approvavimus” de rigor, que anda impreso por ahí (cf. Revelación y religión:revelación, cristianismo y religiones en la obra de Raimundo Panikkar). Sentí de nuevo dolor por la falta de libertad cristiana del Arzobispo, por la manipulación de la teologia ad usum delphini.

Educar mujeres, domar fieras. Vergüenza ajena.

Decretos de la Congregación para el Culto Divino sobre el Triduo Pascual 2020

Así quedaron las cosas y pensé que no debería encontrarme de nuevo con Mons. Medina. Pero la “suerte” Vaticana quiso que, el año siguiente (1998) Mons. Medina fuera creado Cardenal Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos

            Y de esa forma le encontré en Roma, el año 2001, en unas jornadas sobre educación (humana, espiritual y teológica), de seminaristas. Yo expuse algunos principios sobre los ministerios cristianos, fundándome, de un modo especial, en el “dichoso” evangelio de Mateo, partiendo en especial de Mt 18 y 23. El Card. Medina tuvo la ponencia principal sobre la relación de los clérigos con las mujeres.

    Al escuchar su ponencia sentí vergüenza ajena, y la sigo sintiendo todavía. No sé si hablaba en serio, lo que él creía de verdad, o si dijo lo que convenía a un tipo de Prefecto de la Congregación de Sacramentos (antes de que estallara la bomba de la pederastia).  

Defendió un “celibato militante”, al servicio del poder ministerial, si tener en cuenta su sentido antropológico y evangélico, con lo que implica de libertad pastoral, de madurez psicológica, de experiencia trascendente, de igualdad y comunión entre varones y mujeres…

Daba la impresión de que el celibato ministerial masculino estaba al servicio del poder, era para él una forma de “domarse” uno a sí mismo y de “domar mujeres-fieras” a las que los clérigos debían mantener siempre a distancia de seguridad, con vigilancia.

No trató del celibato con don de gracia, como expresión de un tipo de madurez personal, de libertad para el encuentro con los otros. Sólo se ocupó de los peligros que implicaba una relación igualitaria, gratificante, evangélica, entre varones y mujeres (me pareció escuchar que el celibato de las mujeres era una forma mantener y potenciar el sometimiento ante Dios y ante los jerarcas varones).

   No sé si habló de un modo programado, o si lo que dijo respondió a una “inspiración” de momento, con aire bonachon de sabio anciano. Lo cierto es el Card. Médina dedicó largos minutos (más de cuarto de hora) a la técnica del domador y de la jaula.

Comparó a la mujer con un tipo de fiera (fierecilla) peligrosa, enemiga de célibes. Insistió en que ministro de la iglesia debía ser un tipo capaz de “domar” a las mujeres con látigo y distancia, manteniéndolas mujeres en un tipo de “jaula”, sin dejarles salir, por el peligro que implicaba encontrarse ante ellas o con ellas en la calle.

   Pensé por un momento que el Card. Medina era un enfermo… Ciertamente, un enfermo caballero, de buenos modales, de gran educación, de cierto tipo de nobleza, capaz de orarcon devotamente, pero muy alejado de Jesús que, según los evangelios, “trataba” (se relacionaba) en amor y cercanía con mujeres, se dejaba tocar por ellas, en la casa y en la calle.

  La mayoría de los cardenales no son como Medina. Pero una iglesia donde un hombre como Medina llega a ser Pro-Vice-Rector de una gran universidad católica, arzobispo de gran ciudad y Cardenal Prefecto de la gran Congregación para el Culto Divino y los Sacramentos me parecía al menos poco evangélica.

   Recuerdo hoy al Card. Medina con nostalgia y cierto dolor, pero también con el gozo de saber que hombres como él (y como yo) formamos parte de la Iglesia que Jesús concibió (en Mt 13) como campo mixto de semillas varias, diciendo a los segadores “no arranquéis aquellas plantas que os parecen malas”, dejad que Dios mismo haga su trabajo, en toda tierra, con todas las plantas (Mt 13, 24-30).

 Estoy seguro de que el Card. Medina está descubriendo en Dios la luz y la verdad, la forma auténtica de relacionarnos unos con otros, no como domadores de circo de fieras, sino como amigos y hermanos. Yo también forma parte de una institución y un camino donde hay hombres como el Card. Medina, que podría haber sido un buen investigador y profesor, sin necesidad de ser vice-rector, arzobispo y cardenal.

Primero, Religión Digital

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