Meritxel intenta escenificar que está en el mismo bando que Valentina ¿Son amigas Valentina y Meritxel?
Ya se sabe que del desastre del Titanic murieron muchos más de los que iban en tercera
| Eugenio A. Rodríguez
Los aplausos de los señoritos del Congreso a Valentina, la mujer a quien Meritxel educadamente daba las gracias por limpiar la tribuna de oradores no me hicieron ninguna gracia. Sí, es mejor un aplauso que un latigazo. Sí, es mejor un aplauso que obligar a Valentina a preguntar si desean algo más los señores. Sí, es mejor la educación que la humillación. Lo sé, pero ¡no!
Me pregunto si pueden ser amigas. Llevo más de treinta años teniendo dos o tres reuniones semanales de adultos. Algunos abrirán la boca con sorpresa pero me gustaría dejarles claro que para mí la vida asociada es hermosa. Como dijo alguien “la vida es bella, no cómoda”. El que aspire a la comodidad por encima de todo no sé si está más cerca del animal que de la felicidad a que todo ser humano aspira. No hago la lista de asociaciones para no cansarles, sí puedo asegurar que es de lo más plural ideológicamente y que sus formas organizativas son bien variadas en cuanto a “horizontalidad” o no. En esos miles de reuniones he observado que las “valentinas” y las “meritxel” se comportan de manera diametralmente opuesta. Las “meritxel” hablan las primeras, ocupan más tiempo y más espacio, son (en general, no siempre) menos puntuales, más dicharacheras, se escuchan, levantan más la cabeza, más libres para discutir, se permiten discrepar más. Las “valentinas” hablan menos, muchas veces con miedo, preguntan más, callan, discrepan poco. A veces hay excepciones en personas de cuyo equilibrio dudo y que frecuentemente no tienen vida laboral. Porque la disciplina social donde en realidad se aprende es la vida laboral aunque la escuela ya hace un buen pre-aprendizaje.
Valentina y Meritxel no suelen ser amigas. No pueden ser amigas. Están en bandos contrarios. Meritxel intenta escenificar que está en el mismo bando que Valentina. Aunque sus sueldos son distantes. Meritxel forma parte de la legión que ha inventado que se puede ser socialista y mantener las diferencias salariales del calibre que hay entre Meritxel y Valentina. Cuando dialogamos de esto me preguntan -con cara de incredulidad- con frecuencia: “¿Entonces tu crees que deben cobrar lo mismo?”. La respuesta, sin embargo, es poco original y vieja: “A cada cual según sus necesidades, de cada cual según sus posibilidades”. Muchos, desde hace mucho tiempo, creen y viven eso. Otra cosa no es humana ni coherente con la regla de oro de todas las grandes religiones: Trata a los demás como quieras que te traten.
He observado la vida y la he vivido también fuera de esas reuniones. Y no encuentro normalmente amigas (ni amigos) que estén en diferente bando. Hay pocas mentiras tan extendidas como aquello de que vamos todos en el mismo barco. Ya se sabe que del desastre del Titanic murieron muchos más de los que iban en tercera. He encontrado una sola excepción a esa enemistad original: cuando se tiene un plan que supera los propios proyectos particulares. Sólo es verdad cuando ese plan es ambicioso, es mucho mayor que el individuo: la justicia social, la fraternidad. Eso normalmente se da en la vida laboral y no antes.
Antes se puede dar un pre-aprendizaje, pero no en la escuela -normalmente clasista- sino en la pandilla. Ésta a veces es clasista pero a veces no. Y ahí frecuentemente Meritxel y Valentina son iguales y les unen las aventuras. Sean estas ir a romper bombillas o ayudar al prójimo. Por eso los padres, con tanta lógica como poco amor, están tan pendientes de alejar a sus hijos de las “malas compañías”. El equívoco -catastrófico para la real promoción- suele estar en confundir la mejor compañía con la que es realmente la peor.