(ADN Celam).- El régimen venezolano se le ha ido de las manos la espiral de violencia desatada en los últimos días en Caracas –específicamente en la cota 905– como en varios lugares del país en su intento de neutralizar a las bandas criminales que en otrora fungían como colectivos afines al chavismo.
Todo esto es producto, según señala la Conferencia Episcopal Venezolana, del fracaso de un modelo social y productivo, que por años ha pulverizado el salario de los venezolanos.
Como también del uso de la violencia “desde el poder como arma política, a diestra y siniestra, de palabra y obra, como amenaza y como hecho consumado”.
Por tanto “si quienes detentan el poder no tienen otro medio para imponer su ideología trasnochada que el de la fuerza y la violencia, no hace falta esperar demasiado para observar una respuesta igualmente violenta”.
“Si el régimen ha hecho todo cuanto ha podido para hacer imposible que los ciudadanos puedan ganarse la vida de una manera digna y suficiente, tampoco sorprende que haya quienes busquen ganarse la vida por medios delictivos”, lamentan en un comunicado.
La plaga de la corrupción
Por otro lado, la Conferencia de Obispos de Venezuela ha denunciado que los cuerpos de seguridad del Estado están involucrados en graves hechos de corrupción, por lo que muchos de sus funcionarios “han dejado de ser garantes de la seguridad y la convivencia pacífica”.