La Asamblea Eclesial quiere impulsar con fuerza esta conversión pastoral desde la vida discipular y misionera, movilizando a la Iglesia en América Latina y El Caribe hacia un renovado protagonismo de los bautizados
(Vatican News).-Dio inicio este domingo la Asamblea Eclesial de América Latina y El Caribe, reuniendo a todo el Pueblo de Dios para que juntos construyamos los nuevos caminos de la Iglesia que peregrina en nuestro continente.
Desde Honduras, el Arzobispo de Tegucigalpa, Asambleísta virtual, envió un caluroso mensaje en el que invita a todos a participar, con la oración, y a participar en una interacción de dar y recibir, que sea una participación interactiva, no sólo receptiva.
La celebración de la Eucaristía de apertura fue presidida por Monseñor Miguel Cabrejos, presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), desde la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe, patrona del continente.
En el comunicado de la Asamblea se agradece lo “acontecido en la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano en Aparecida, y mirando contemplativamente nuestra realidad con sus desafíos”, se reaviva el “compromiso pastoral para que, en Jesucristo, nuestros pueblos tengan una vida plena en y por los nuevos caminos hacia el 2031+2033”.
Tras un gran proceso amplio de escucha se han recogido las voces de más de 70.000 hermanos y hermanas: laicos, laicas, religiosos, religiosas, diáconos, sacerdotes, seminaristas, formandos de comunidades religiosas, obispos y cardenales, que han dado origen al Documento para el discernimiento comunitario
La Asamblea Eclesial quiere impulsar con fuerza esta conversión pastoral desde la vida discipular y misionera, movilizando a la Iglesia en América Latina y El Caribe hacia un renovado protagonismo de los bautizados. “Ya no se puede seguir esperando a que la gente llegue, hay que salir a buscarlos en sus propias realidades (Síntesis Narrativa, p. 134)”, porque “es preferible “una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades (Evagelli Gaudium, p.49)”.