Ex responsable de Pastoral Litúrgica defiende la exhibición pública de imágenes En México prohíben los Nacimientos; en Italia, exponen a Cristo Salvador
La Suprema Corte de Justicia de la Nación -el tribunal supremo mexicano- está próximo a debatir la prohibición del uso de recursos públicos para la instalación de figuras religiosas como los Nacimientos en los diferentes municipios del país.
Mientras esto sucede, en Italia, decenas de miles de personas que cruzan cada día por el Aeropuerto Fiumicino de Roma, pueden admirar y orar frente al Cristo ‘Salvator Mundi’ una de las grandes obras del artista barroco Lorenzo Bernini.
Jimena Hernández corresponsal en México
De acuerdo con el portal de noticias Desde la fe, de la Arquidiócesis Primada de México, el ministro Juan Luis González Alcántara propondrá a sus pares otorgar un amparo a un ciudadano del estado de Yucatán.
Este ciudadano mexicano, que se declara abiertamente ateo, ha impuesto una serie de recursos que han llegado finalmente hasta el máximo tribunal del país, alegando que la instalación de un Nacimiento por el municipio de Chocholá ha vulnerado sus derechos.
En este marco, llama la atención el contraste con lo que ocurre actualmente en Roma, con donde se ha instalado temporalmente la pequeña pero imponente estatua ‘Salvator Mundi’.
No es una imagen cualquiera. La obra de Bernini es un busto que representa a Cristo Salvador justo en el momento en que estira su mano, como si diera la bendición a todos los viajeros del aeropuerto.
La joya del barroco ha sido trasladada de la iglesia de San Sebastián Extramuros hasta la Terminal 1 para celebrar la reinauguración de esa zona del Aeropuerto Fiumicino de Roma.
Entrevistado por Desde la fe, el padre Salvador Barba, ex responsable de Pastoral Litúrgica de la Arquidiócesis Primada de México, defendió la exhibición pública de imágenes y manifestaciones religiosas.
“La fe es algo que no se debe de esconder ni en el templo, ni solo en nuestras casas. También afecta y llega a todos los que andan caminando en la calle y en las estaciones. No es un símbolo de ofensa, es un signo para aquel que va caminando. En su caminar, se encuentra con los intercesores, le recuerda su amor y el que no ve no ama”.
“Es un signo de consuelo, de esperanza, de compañía. Nunca es una agresión, siempre parte del respeto y aquel que busca y ama a Dios pues también respeta estos símbolos que nos acercan a Dios y a sus fieles seguidores y a los testigos que han caminado junto a nosotros”, dijo el sacerdote.