El prelado chileno pide a losperplejos por el exorcismo que "respeten a quienes piensan distinto" Monseñor Chomali replica a los que le critican por bendecir la ciudad de Concepción: "Tengo el derecho y el deber de recurrir a Dios"
Asegura monseñor Chomali que fue un "acto religioso y misionero, autorizado por la Armada de Chile", que duró aproximadamente 20 minutos
"Lo hice en medio de una situación dramática donde el coronavirus se ha llevado a miles de nuestros hermanos y tiene a otros tantos debatiéndose entre la vida y la muerte"
Durante ese momento de "oración muy profundo", el arzobispo también le pidió a Dios "que expulsara al espíritu del mal -exorcismo- de aquellos que no respetan la ley, que no obedecen a la autoridad, que no les importa el bien común"
"La bendición del domingo ha suscitado perplejidad en algunas personas: les pido que amplíen su mirada de la vida y respeten a quienes piensan distinto"
Durante ese momento de "oración muy profundo", el arzobispo también le pidió a Dios "que expulsara al espíritu del mal -exorcismo- de aquellos que no respetan la ley, que no obedecen a la autoridad, que no les importa el bien común"
"La bendición del domingo ha suscitado perplejidad en algunas personas: les pido que amplíen su mirada de la vida y respeten a quienes piensan distinto"
| José Manuel Vidal Fernando Chomali G., arzobispo de Concepción
El pasado domingo el arzobispo de Concepción, Fernando Chomalí, sobrevoló la ciudad para bendecirla y exorcizarla. En un video publicado en sus redes sociales, que posteriormente fue retirado, el prelado chileno compartió parte de su viaje en la aeronave. Tras la polémica suscitada por el exorcismo y por la forma de realizarlo, el obispo publica un comunicado, en el que explica el desarrollo y las motivaciones deloperativo.
Asegura monseñor Chomali que fue un "acto religioso y misionero, autorizado por la Armada de Chile", que duró aproximadamente 20 minutos, para pedir a Dios que "cuide, bendiga y dé fuerza a sus habitantes, de modo especial a los que pasan por graves dificultades de toda índole".
Durante ese momento de "oración muy profundo", el arzobispo también le pidió a Dios "que expulsara al espíritu del mal -exorcismo- de aquellos que no respetan la ley, que no obedecen a la autoridad, que no les importa el bien común, que creen que la vida es sólo diversión y no saben lo que es sacrificarse por los demás, que hacen fiestas clandestinas -y por tanto ilegales-, y que contagian por doquier arriesgando la vida propia y la de los demás".
A su juicio, en estos tiempos, la Iglesia católica tiene que innovar en sus métodos y expresiones. "Si no podemos recibir en nuestros templos a quienes quieren una bendición, nosotros vamos hacia ellos por las redes y, cuando se puede, por cielo, mar y tierra", explica.
Chomali reconoce que su iniciativa "ha suscitado perplejidad en algunas personas: les pido que amplíen su mirada de la vida y respeten a quienes piensan distinto". Asimismo, a los intolerantes, a los que molestó que invocara a Dios, les dice: "Soy un hombre de fe, católico y tengo no sólo el derecho, sino que también el deber de recurrir a Él para que nos ilumine frente a aquello que nos sobrepasa".
Comunicado íntegro del arzobispo de Concepción
Ante la grave crisis sanitaria, económica, política y social en la que nos encontramos, sumado a un profundo deseo de aportar – desde mi condición de Arzobispo de Concepción -para así cumplir con la misión que Francisco me ha encomendado, el domingo 24 de enero durante aprox. 20 minutos bendije desde un aeroplano a los habitantes de Concepción, Lirquén, Tomé, Chiguayante y Hualqui. Lo hice en medio de una situación dramática donde el coronavirus se ha llevado a miles de nuestros hermanos y tiene a otros tantos debatiéndose entre la vida y la muerte.
En este acto religioso y misionero, autorizado por la Armada de Chile (Bando #15 del 29 de Abril del 2020), el Ministerio Secretaría general de Gobierno (Ord. 1760 del 1 de Diciembre del 2020) y el Ministerio de Salud (pasaporte sanitario al día), le pedí a Dios que cuide, bendiga y dé fuerza a sus habitantes, de modo especial a los que pasan por graves dificultades de toda índole.
Fue un momento de oración muy profundo, gracias a la generosidad de un experimentado piloto penquista que -con todas las autorizaciones debidas y cumpliendo todas las normas sanitarias- me ofreció esta oportunidad.
También le pedí a Dios que expulsara al espíritu del mal -exorcismo- de aquellos que no respetan la ley, que no obedecen a la autoridad, que no les importa el bien común, que creen que la vida es sólo diversión y no saben lo que es sacrificarse por los demás, que hacen fiestas clandestinas -y por tanto ilegales-, y que contagian por doquier arriesgando la vida propia y la de los demás.
Algunos tipos de mal, dice la Biblia sólo se expulsan con oración y ayuno. La Iglesia católica se está adecuando a los tiempos innovando en sus métodos y expresiones: no podemos reunirnos a rezar, lo hacemos por las plataformas digitales; no podemos recibir en nuestros templos a quienes quieren una bendición, nosotros vamos hacia ellos por las redes y, cuando se puede, por cielo, mar y tierra.
Seguiremos bendiciendo y promoviendo el bien común de acuerdo a los tiempos que nos toca vivir y con nuestras obras sociales que nos llenan de esperanza. Seguiremos exhortando a que las personas cumplan rigurosamente con las normas sanitarias y, si no hacen caso, seguiremos recurriendo a Dios con la oración -puesto que escucha al que pide con fe-, para que les saque “sus corazones de piedra y les infunda un corazón de carne”-, como dice el profeta.
La bendición del domingo ha suscitado perplejidad en algunas personas: les pido que amplíen su mirada de la vida y respeten a quienes piensan distinto. Otros sencillamente llenos de intolerancia les molestó que invocara a Dios para terminar con la pandemia: soy un hombre de fe, católico y tengo no sólo el derecho, sino que también el deber de recurrir a Él para que nos ilumine frente a aquello que nos sobrepasa. Dice el Salmo, “Si el Señor no guarda la ciudad en vano vigilan los centinelas”.
Me sumo a los dichos de San Pablo: ¡Ay de mí si no evangelizara! Aprovecho de invitar todos los habitantes de la región a que llenos de entusiasmo en sus propias actividades, emprendan, sean creativos, arriesguen, innoven, y siempre sumen: sólo así avanzaremos como sociedad.
+Fernando Chomali G.
Arzobispo de Concepción