"Hay que decirlo claro: en el Sodalicio y sus franquicias se ha abusado a menores" Renzo Orbegozo: "Mi apoyo como víctima a la Misión Scicluna-Bertomeu"
"En los últimos meses, he visto y he sufrido a aquellos que mienten o manipulan, una y otra vez, solo para salvar lo insalvable. Para ellos la verdad no importa. Solo están ahí para defender sin ningún escrúpulo una institución de la Iglesia que el mismo Vaticano considera ya criminal"
"Los periodistas que lo han denunciado, en especial Pao Ugaz y Pedro Salinas, lo están pagando con acusaciones criminales ante la Fiscalía que avergonzarían a cualquier jurista de un país serio"
"Hay que decirlo claro: en el Sodalicio y sus franquicias (Fraternas, Siervas del Plan de Dios, Movimiento de Vida Cristiana) se ha abusado a menores"
"Soy una víctima del Sodalicio, en el que estuve 17 años: mi testimonio está suficientemente expuesto en'Sin noticias de Dios' el libro de Pedro E. Salinas que recomiendo a todo aquél que quiera entender cómo un grupo religioso católico puede derivar en una secta de las más destructivas"
"Hay que decirlo claro: en el Sodalicio y sus franquicias (Fraternas, Siervas del Plan de Dios, Movimiento de Vida Cristiana) se ha abusado a menores"
"Soy una víctima del Sodalicio, en el que estuve 17 años: mi testimonio está suficientemente expuesto en'Sin noticias de Dios' el libro de Pedro E. Salinas que recomiendo a todo aquél que quiera entender cómo un grupo religioso católico puede derivar en una secta de las más destructivas"
| Renzo Orbegozo, víctima del Sodalicio
Una vez, en mi época de estudiante de teología, oí una frase de J. H. Newman que me impresionó: “la conciencia es el Vicario de Cristo originario”. En los últimos meses, he visto y he sufrido a aquellos que mienten o manipulan, una y otra vez, solo para salvar lo insalvable. Para ellos la verdad no importa. Solo están ahí para defender sin ningún escrúpulo una institución de la Iglesia que el mismo Vaticano considera ya criminal. Con gran dolor y por no renunciar a lo que me dicta mi conciencia, lo estoy viviendo en mi propia familia. Pero ha llegado la hora de que las víctimas perdamos el miedo y alcemos la voz.
Una organización criminal pillada in flagrante
Hay que decirlo claro: en el Sodalicio y sus franquicias (Fraternas, Siervas del Plan de Dios, Movimiento de Vida Cristiana) se ha abusado a menores, se ha abusado físicamente y psicológicamente hasta convertir en “esclavos” a sus miembros, se ha abusado en la conciencia o se han entregado a la corrupción económica, llegando a defraudar al fisco peruano más de 1000 millones de dólares mediante trucos de ingeniería financiera, siempre utilizando el Concordato.
Los periodistas que lo han denunciado, en especial Pao Ugaz y Pedro Salinas, lo están pagando con acusaciones criminales ante la Fiscalía que avergonzarían a cualquier jurista de un país serio. Mientras, desde Dallas, yo debo asistir al espectáculo de Fiscales del Perú como Luz Peralta que utilizan pruebas falsas para inculpar a inocentes y así encubrir los verdaderos delitos económicos del Sodalicio (Expreso, 30 septiembre 2024) o a otros que niegan la condición de diplomático a los mismos enviados del Papa para investigar todos estos desmanes.
Mi experiencia como víctima del Sodalicio
Soy una víctima del Sodalicio, en el que estuve 17 años: mi testimonio está suficientemente expuesto en “Sin noticias de Dios”, el libro de Pedro E. Salinas que recomiendo a todo aquél que quiera entender cómo un grupo religioso católico puede derivar en una secta de las más destructivas.
Yo era un muchacho de 17 años cuando les conozco y estudiante de aviación comercial cuando soy captado. Luego, por obediencia a los Superiores, tuve que abandonar la licenciatura en teología en el último semestre de la carrera. Después, a causa del severo stress provocado por los abusos de poder y conciencia que sufrí durante mi tiempo de sodálite, pasé a ser diabético insulino dependiente de por vida.
Después de abandonar el Sodalicio, sin poder conseguir un trabajo cualificado por no contar con el título necesario y sin cobertura sanitaria, por indolencia dolosa del Sodalicio, en las complicaciones que me ocasionaban mi enfermedad, di mi testimonio en la Comisión de Ética del 2016, que me declaró víctima. Todo en vano.
Particularmente nefasto conmigo fue Mons. Noel Londoño, el Comisario del Sodalicio en 2018, a quien el Papa le aceptaría la renuncia de la diócesis de Jericó en 2024 tras comprobar que había encubierto los abusos sexuales de tres sacerdotes. No solo esto: también encubrió los abusos del Sodalicio. Como nos dijo entonces a las víctimas, él solo había sido enviado a escuchar a los miembros del Sodalicio, mientras que los problemas de compensaciones económicas las debía examinar el Cardenal Tobin.
La larga travesía del desierto de las víctimas: la "Misión Especial"
Seis años han pasado desde entonces y 24 desde la primera denuncia del valiente José Enrique Escardó. A lo largo de esta travesía por el desierto, siempre que alguien se atrevía a denunciar los horrores que vivimos dentro del Sodalicio, aparecía algún eclesiástico o algún funcionario público corrupto que cerraba el paso a las víctimas para que obtuvieran una reparación. Una decepción detrás de otra, como cuando también acudió el Cardenal Ghirlanda a salvar un barco que hacía aguas por todas partes: no sólo les ayudó en el 2000 como canonista, al igual que el Cardenal Martínez Sistach, a engañar al fisco peruano sino que en el 2017 apareció como el que blanquearía la “marca sodalicio”. Toda una gesta.
Hasta que finalmente, Mons. Scicluna y Mons. Bertomeu nos devolvieron la esperanza. A mí me recibieron el 29 de julio de 2023 en la Nunciatura de Lima. Por primera vez me sentí verdaderamente escuchado. El encuentro fue muy emotivo pues, aunque conocían bien mi caso, quisieron escuchar de primera mano cómo estaba y cuál era mi parecer sobre el futuro del Sodalicio, a partir de lo vivido. Por una vez, la Iglesia me trataba como persona. Sin paternalismos ni prejuicios. Víctima como las otras pero diferente a los ojos de Dios y a los ojos de Mons. Scicluna y Mons. Bertomeu.
Sin embargo, aquello no era el final feliz del camino. El Sodalicio que conozco bien y sus terminales mediáticas empezaron su cacería como manada de lobos rabiosos. Esta vez, a por la “Misión Especial”. El que más recibió fue la parte más débil, Mons. Bertomeu.
Primero intentaron acusarle de haber filtrado que había unas cartas de acusación contra miembros del Sodalicio, cuando yo mismo, antes de que empezaran la cacería, ya lo sabía por una verdadera filtración desde Arequipa. Luego intentaron acusar sin ningún pudor a Mons. Scicluna de connivencia con las mafias malteses. Mientras, como supimos luego, la Caccia y Blanco intentaban desacreditar el proceso entero amenazando a Mons. Bertomeu, ya desde julio de 2023, por un inexistente delito de “violación del secreto profesional”: para el potente Sodalicio no contaba ni su condición diplomática ni, sobretodo, la verdad de los hechos, suficientemente afirmada por todos los involucrados.
Una dosis de esperanza: el Papa encuentra a Pedro y Pao
Como víctima y aún hombre de fe a pesar de mis 17 años en el Sodalicio, sé que las coincidencias no existen. La Inmaculada, nos mostró su cariño y escuchó la voz de las que parecen ser casi 300 víctimas de la familia sodálite. Le habíamos pedido a la Virgen que este doloroso proceso para todos, siempre desgastante y desalentador para nosotros y para nuestras familias por las maniobras desesperadas sodalites y afines, algún día tuviera un final de luz y justicia.
En este golpe de mesa que ha dado el Papa ayer, mucho han tenido que ver la tenaz y persistente lucha de Paola y Pedro cargando con el dolor y el abandono de muchas víctimas aun sin reparar. El Papa Francisco, de modo inequívoco, dijo a todo el mundo que daba su pleno apoyo a la Misión Especial y que terminaría el proceso en curso. Los que lo habían intentado manipular quedaron expuestos una vez más en su propia mentira.
He dicho que yo mismo fui “captado”. Entonces era incapaz de percibirlo, pero ahora entiendo su estrategia de tenernos controlados a toda costa: me negaron unos estudios superiores para nunca enfrentar la vida con autonomía. Por una falaz idea del “plan de Dios”, llamado a una falsa guerra que transformara el mundo, mi adultez nunca tuvo tranquilidad ni realización como profesional que, además, pudiera provea a la tranquilidad de mi familia. El mundo sodálite, para el que no lo sepa, es una locura de fanatismo y rupturas incluso familiares. Los mismos “sodalovers” siguen engañando a la gente, haciéndoles creer que las víctimas reducimos un reclamo de justicia a la búsqueda vacua del dinero, por lo demás mal habido del Sodalicio. Pero el Papa ayer ha sido claro, este proceso “va a terminar bien”.
Lo repito y no me cansaré de decirlo. Yo mismo he visto el esfuerzo denodado de ambos por no olvidarse de las víctimas y por encontrar justicia para cada uno de nosotros. Por testimonios de primera mano de muchas de las víctimas, sé que la asistencia por parte de la comisión ha sido casi más de asistencia espiritual que de escucha jurídica. Nos hemos sentido de verdad acompañados por Mons. Scicluna y, sobretodo, por Mons. Bertomeu. Cuando hemos acudido a ellos, nos ha recibido y ha compartido su tiempo. Por ello me enfadan algunos cuando pretenden desacreditarlo por habernos encontrado en alguna ocasión a lo largo de este año: ¿por qué no cuentan que también encontró, con el mismo respeto, a los superiores del Sodalicio cuando fueron a encontrarlo?
Pastores de espaldas al rebaño: el papel de los obispos peruanos
Con estas cuentas por pagar que carga el Sodalicio ninguna suma económica podrá en devolvernos el bien que nos robó el Sodalicio. Pero hoy amanecemos con el corazón motivado y agradecido al Santo Padre y a la “Mision Scicluna-Bertomeu”. Especialmente contentos porque nuevamente han recibido todo el apoyo del Papa y con justa razón.
Aquí no quiero dejar de mencionar la penosa actuación, por no decir nula, de nuestra conferencia episcopal peruana, que más parece el directorio de una empresa de medio pelo y en decadencia moral. Salvo alguna honrosa excepción como el Cardenal Castillo, el Cardenal Barreto, Mons. Nan y el Cardenal Prevost, ¿habrán entendido estos señores su labor de pastores? ¿Entenderán algún día que Jesús, a quien creen servir, está del lado de las víctimas y de los sin voz?
Creo que el último comunicado evacuado por ellos, autoexculpatorio, no es sino una confirmación de sus intereses totalmente desviados y alejados de lo que Dios, a través del Papa, les está pidiendo. Claro esta que esta barbaridad de comunicado, insuficiente a todas luces, no salió por voluntad de Mons. Cabrejos sin antes verse presionado por las víctimas.
En primer lugar, allí no aparece para nada ninguna mención a las responsabilidades de algunos de los obispos por no haber vigilado los negocios turbios de los “cementerios-misiones” del Sodalicio o, incluso, por haber sido cómplices compartiendo la plata así obtenida. Pero, sobre todo, no hay ninguna petición de perdón por lo más grave: haber llegado tarde y mal, siempre escudándose en el lenguaje pituco curial.
¿Veremos finalmente una reparación económica?
Quienes reclamamos que el Sodalicio y los Obispos peruanos se pongan de una vez por todas en sintonía con lo que el Santo Padre, en todos los tonos posibles, les viene pidiendo ahora les decimos: su juego se acabó. Reparen en verdad y justicia a las víctimas.
A ver, con peras y manzanas. Primero, hay víctimas. No somos “activistas mediáticos”, como los innombrables nos quieren etiquetar. Segundo: dejen de mentir y de jugar para la tribuna, haciendo ver que están reparando en justicia. No es cierto. No ha habido hasta ahora ni una sola reparación hecha en justicia. Tercero: no se les ocurra a partir de ahora jugar con las víctimas, mostrándonos los bolsillos rotos y vacíos, cuando sus espaldas se les doblan con las mochilas repletas de dinero.
Miren, señores del Sodalicio. A nadie les interesa su dinero que hayan podido hacer de manera respetable. Lo que reclaman víctimas es justicia: que reparen sus necesidades generadas por ustedes, con sus actos criminales. Eso es lo que entiendo que el Papa entiende por reparación: respondan de una vez a las necesidades reales y no a su mezquino y amor desordenado por el dinero. Aunque sea por una vez, sean honrados.
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