La comunidad Neocatecumenal a la que pertenece el cura le pidió silencio a la madre de la niña abusada El arzobispo de Quito mantiene en su parroquia a Jimmy Mogrovejo, cura denunciado por violar repetidamente a una menor enferma y depresiva

El arzobispo de Quito y Jimmy Mogrovejo
El arzobispo de Quito y Jimmy Mogrovejo

"Yo soy el desgraciado, lo peor, la basura, soy el culpable. Yo únicamente, yo abusé de Fanny, si es necesario pediré perdón públicamente ante la comunidad”

El reconocimiento público de la culpa llevó a los dirigentes de los Kikos a perdonar al pecador y a pedir a los padres de Fanny que no interpusiesen denuncia alguna contra el cura, “para no hacer daño al Padre Mogrovejo, a la Iglesia ni a la comunidad”

“La única forma de ser una niña buena es seguir con nuestros encuentros, pues el nuestro es un amor que Dios bendice y que salvará tu alma, porque es una nueva forma de amar”

“Yo sé que he pecado, no me escondo, yo les he enseñado a los hermanos de la Iglesia que el pecado se coge por la cabeza de uno mismo y, quiero pedirles perdón en nombre de Jesucristo a usted Fanny y Ana, porque yo sé que he pecado y no me importa humillarme, a usted le pido miles de perdón, yo sé el dolor que se siente”. Así reconocía su pecado (aunque después negaría el delito) el sacerdote Jimmy Antonio Mogrovejo, párroco de Santa Cruz de Casitagua (arquidiócesis de Quito) y miembro del Camino Neocatecumenal, ante los dirigentes de la comunidad y ante la niña Fanny (nombre supuesto), a la que había violado repetidamente, asi como delante de su madre, Ana.

Parecía una confesión en toda regla, porque el cura siguió diciendo: “Perdón, si yo fallé, nadie más, esta noche se acaba todo; yo  siempre he dicho que el pecado tiene que salir a la luz y no lo niego en ningún momento; no tengo hijos, pero tengo tantos sobrinos y yo sé el dolor que causa todo esto; yo soy el desgraciado, lo peor, la basura, soy el culpable. Yo únicamente, yo abusé de Fanny, si es necesario pediré perdón públicamente ante la comunidad”.

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Espinoza y Mogrovejo
Espinoza y Mogrovejo

Un poco antes, el cura también reconoció su pecado ante el tío de Fanny, miembro asimismo del Camino, y envió el siguiente mensaje de Whatsapp a la madre de la niña: “En el nombre de Jesucristo le pido nuevamente perdón, por todo el daño que he causado a usted y a su familia. Los daños que sean contra mí, los merezco. Pediré perdón a usted y a su hija (Fanny) delante de toda la comunidad”.

El reconocimiento público de la culpa llevó a los dirigentes de los Kikos a perdonar al pecador y a pedir a los padres de Fanny que no interpusiesen denuncia alguna contra el cura, “para no hacer daño al Padre Mogrovejo, a la Iglesia ni a la comunidad”.  Más aún, los líderes de la comunidad les exigieron guardar silencio, fieles al viejo sistema de encubrir los abusos  y de lavar los trapos sucios en casa.

Pero el arrepentimiento le debió durar poco al cura Mogrovejo, porque, unos meses después, intentó arrollar con su coche a la niña y a su madre y, para proteger su integridad, la madre de la menor violada interpuso una denuncia contra el sacerdote ante la Fiscalía del país. Pero, en sede judicial, el cura lo negó.

La denuncia interpuesta
La denuncia interpuesta

Todo había empezado en octubre de 2023, cuando Fanny, una niña que sufría epilepsia y depresión por bullying, acude a las catequesis del Camino, que imparte el padre Mogrovejo en la parroquia de Santa Cruz de Casitagua, en el noroccidente de Quito, en las faldas del volcán Pichincha.

El cura empieza a interesarse por la niña, sobre todo, desde que en el sacramento de la confesión le revela que mantiene mala relación con su papá, y el sacerdote aprovecha para sugerirle que él puede ser su padre.

Desde entonces (octubre 2023), Mogrovejo intensifica su acoso a la niña Fanny a través de llamadas telefónicas nocturnas y mensajes de texto, para encontrarse a solas con ella (muchas veces de noche). Además, trata de intimidarla, asegurándole que, si no acude a esas citas en su despacho, Dios la va a castigar.

Espinoza y Mogrovejo
Espinoza y Mogrovejo

Ahí comienza el calvario de los continuos abusos. El sacerdote Mogrovejo hostiga sin parar a la niña vía telefónica para que acuda a la parroquia, pidiéndole, además, que, en sus comunicaciones, utilize una aplicación que borra los mensajes y amenazándola que, de no hacerlo, le iría muy mal. Y Fanny, presa del pánico, acude a esos encuentros desde enero a marzo. Y en todos ellos, era sistemáticamente violada. Y tras violarla, el cura le decía: “La única forma de ser una niña buena es seguir con nuestros encuentros, pues el nuestro es un amor que Dios bendice y que salvará tu alma, porque es una nueva forma de amar”.

El 06 de febrero de 2024, Fanny cumple 15 años y el cura Mogrovejo le escribe una carta, en la que, tras recordarle que él es su “papá”, la invita a comer. Ante la negativa de la niña, el sacerdote le comenta que tiene otras chicas, que también son “sus hijas”, y que ni se le ocurra denunciarlo, porque nadie le creerá y él mismo la acusará  de ser una mala chica ante el barrio y ante la parroquia Neocatecumenal, que lo respalda totalmente.

Obsesionado con la niña, el 05 de marzo del 2024, Mogrovejo saca de su domicilio a Fanny con engaños, la conduce a un descampado y la viola de nuevo; al día siguiente, la llama por teléfono,  para burlarse de ella, banalizando el crimen: “Conseguí lo que quería”.

Además, advierte a la niña: “No se te ocurra abandonar el camino neocatecumenal, porque Dios te castigará. Si ahora que estamos con Dios, estamos así, peor será si te sales del camino, te irá mal a ti y a tu familia”.

Pancarta contra la pederastia ante el Congreso eucarístico de Quito
Pancarta contra la pederastia ante el Congreso eucarístico de Quito

Como consecuencia de los abusos, Fanny agudiza su cuadro depresivo y ansiolítico, con intentos de suicidio. Y es entonces, cuando su madre se da cuenta de que algo va mal y consigue que su hija le confiese el infierno que está viviendo a manos del cura del Camino.

Jimmy Antonio Mogrovejo Castro es un religioso agustino exclaustrado, perteneciente a la arquidiócesis de Quito, que confesó sus crímenes ante los padres de Fanny y ante la comunidad Neocatecumenal, aunque se declaró inocente ante la Fiscalía.

A pesar de esa confesión, los Neocatecumenales apoyan al cura abusador, asi como su arzobispo, Alfredo Espinoza, que acudió a visitar al sacerdote en varias ocasiones y le sigue manteniendo al frente de la parroquia. En cambio, no se interesó ni se puso en contacto con la víctima ni con sus padres.  

Según el propio Mogrovejo, el arzobispo Espinoza lo sabe todo y lo apoya. En efecto, parece que la táctica habitual del arzobispo de Quito consiste en no pronunciarse y los curas abusadores terminan huyendo de la diócesis. Por ejemplo, recientemente, Eduardo Cueva Egüez, maestro de ceremonias del Congreso Eucarístico internacional, huyó a España, porque, al parecer, fue acusado de abusos, como dice, en su cuenta de X, la activista Sybel Martínez, Cueva fue retirado de la delegación del arzobispado hace pocos días. "Ha sido denunciado por un caso de abuso sexual clerical, en su parroquia, a un menor de edad", expresó Martínez.

 Tampoco hizo nada el arzobispo respecto al último caso denunciado por Religión Digital, el del padre del sacerdote Arturo Enríquez, acusado de violación. Su hijo sigue en funciones como párroco en Tambillo. Es la táctica del silencio hermético de monseñor Espinoza respecto a los curas abusadoires, mientras en el chat sacerdotal del arzobispado se despacha lanzando indirectas, como ésta: “Esparce amor, no chismes”.

Y todo esto durante la celebración del Congreso eucarístico internacional, cuando miembros destacados de la Curia romana y obispos de todo el mundo (entre ellos, el español monseñor Munilla) tienen que cruzarse a diario con pancartas que denuncian el encubrimiento de los pederastas por parte del arzobispo de Quito, Alfredo Espinoza.

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