Luis Miguel Modino resume la actualidad semanal en América Latina y el Caribe Acompañar la vida es la misión

Quería reflexionar sobre la fecha de canonización del beato José Allamano, el fundador de los misioneros de la Consolata, que será el próximo 20 de octubre, el Domingo Mundial de las Misiones. No podría haber un día mejor para canonizar al fundador de una congregación que es eminentemente misionera.

Y lo que es importante para mí es cómo se ha producido esa canonización, sobre todo el milagro que ha dado pie al reconocimiento de la santidad de José a la mano. No fue otra cosa que la curación de un indígena yanomami. Los yanomami viven en la frontera entre Brasil y Venezuela. Este indígena sorino yanomami vivía en la misión Katrimani.

La misión Katrimani podemos decir que es una forma diferente de misión, es una misión de presencia. Desde 1965 los misioneros y misioneras de la Consolata están presentes en medio de los indígenas yanomami que cuando ellos llegaron estaban al borde. Y en 1997, en el primer día de la novena del Beato José a la mano, este indígena sorino yanomami fue atacado por una pantera que le abrió el cráneo. Todos pensaban que iba a morir.

Y en el avión, en la avioneta en la que estaba siendo trasladado al hospital, las hermanas de la Consolata pidieron la intercesión de su fundador para salvar al indígena. Y el indígena fue salvado, incomprensiblemente desde el punto de vista médico. Hoy el sorino yanomami continúa viviendo en aquella región de la misión Katrimani.

En casi 60 años de misión, los misioneros de la Consolata no han bautizado a nadie. Es una misión donde evangelizan a partir del testimonio personal y a través de acompañar a aquellos que nadie acompaña. Como ya decía, los indígenas yanomami estaban al borde de la extinción por la falta de acompañamiento del gobierno brasileño que les había prácticamente abandonado. Ante eso, la iglesia quiso hacerse presente en medio de aquellos que, como sucede en otros muchos lugares, no encuentran la compañía y la atención de nadie.

Acompañar la vida es la misión. La misión es precisamente estar al lado de aquellos que nadie quiere estar. Acompañar la vida es la misión. En esa misión es necesaria la conversión contundente. Acompañar la vida de aquellos que más sufren. Y en Brasil los pueblos indígenas son uno de los grupos que tradicionalmente más han sufrido ante el abandono y la falta de acompañamiento del gobierno y de políticas públicas que les ayuden a poder vivir con cierta dignidad.

Eso también me lleva a reflexionar sobre la misión que uno hace acompañando a las comunidades. Pero sobre todo estando atento a lo que ellos viven y a lo que ellos demandan. Creo que eso es importante y nos lleva a reflexionar sobre el modo como nosotros como iglesia anunciamos el Evangelio.

El Evangelio se anuncia sobre todo con la vida, sobre todo con el testimonio de vida. Eso es algo que a la luz de la canonización de José Alamano reflexiono y me lleva a cuestionar. Es verdad que las celebraciones, los sacramentos, el anuncio explícito del Evangelio es importante, pero si no lo hacemos previamente a partir de esa compañía, de ese estar al lado, de ese dialogar, los frutos que podemos encontrarnos serán siempre aquellos que Dios quiere. Continuaremos reflexionando sobre estas y otras cosas a lo largo de las próximas semanas como siempre aquí en Religión Digital. Gracias.