Medio siglo después, volverán a reunirse el domingo en Santa Domitila Los obispos del Sínodo sellarán un nuevo 'Pacto de las Catacumbas' para la Amazonía
En el acto, presidido por Erwin Kräutler, participarán varias decenas de los participantes en el Sínodo, y suscribirán un 'Pacto por la Amazonía'
La consagración de los 'viri probati', un diaconado para las mujeres y la proclamación del rito amazónico,
El 16 de noviembre de 1965, varios obispos latinoamericanos, presentes en el Concilio Vaticano II se congregaron en las catacumbas de Santa Domitila, y suscribieron el llamado 'Pacto de las Catacumbas', uno de los hitos históricos de la Iglesia contemporánea, en la que se comprometían a ser y a vivir con los pobres. El pacto, considerado uno de los antecedentes de la Teología de la Liberación, tendrá un segundo capítulo 54 años después, con motivo del Sínodo de la Amazonía.
Según ha podido confirmar RD, este domingo, a partir de las siete de la mañana, varios participantes del Sínodo de la Amazonía actualizarán dicho Pacto, con la firma de un 'Pacto por la Amazonía'. En un acto presidido por Erwin Kräutler, obispo emérito de Xingu, se firmará un documento que señalará "un compromiso con la Amazonía y sus pueblos", que se antoja histórico, una semana antes del cierre del encuentro.
El 'Pacto por la Amazonía' incluirá una cerrada defensa del cuidado de la naturaleza y sus pueblos originarios frente a la prepotencia de terratenientes y gobiernos opresores, y reclamará la aprobación de los 'viri probati' en la Amazonía, y el diaconado femenino, así como el reconocimiento del 'rito amazónico', tesis propuestas por una clara mayoría de los padres sinodales a lo largo de estas semanas.
La creación de una Región Eclesiástica Amazónica es otra de las aspiraciones de los obispos de este rincón del planeta, que el Papa está dispuesto a recoger.
La elección de Santa Domitila no es baladí. Ya en 1965, el Pacto de las Catacumbas -propuesto, entre otros, por Hélder Cámara, uno de los mitos del Episcopado latinoamericano- supuso un antes y un después en la búsqueda de una Iglesia pobre y para los pobres, centrada en el Evangelio de Jesús y menos en el frío Derecho Canónico. Con Francisco en Roma, además, todo parece posible.
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