Red Latina SocioPastoral surge desde la Federación Latinoamericana de Sacerdotes Casados Una red de ayuda humanitaria de ex curas y cristianos de base en América Latina combate los efectos de la pandemia
Fundada por el ex obispo de la ciudad de Avellaneda (Argentina) Jerónimo Podestá, quien renunció a su episcopado para casarse y dedicarse a luchar por el celibato optativo
La Red está integrada por ex curas, pastores, voluntarios cristianos, obispos anglicanos, sacerdotes católicos y mujeres que llevan adelante proyectos emancipadores
| Guillermo Schefer
(Nodal).- En los medios de comunicación social se habla mucho de que la gente de Iglesia solo se preocupa del culto (judíos que hacen casamientos, evangélicos que hacen cultos a puertas cerradas, curas y fieles católicos que piden “que les devuelvan las misas”).
Pero hay miles de cristianos en nuestro continente comprometidos desde lo humanitario a los que no solo les interesa reunirse en los templos, sino que están conteniendo la situación de los que padecen todo tipo de necesidades en esta pandemia y también brindan contención desde lo afectivo y espiritual.
Ya hace un tiempo se ha creado la Red Latina SocioPastoral que surge desde la Federación Latinoamericana de Sacerdotes Casados, fundada por el ex obispo de la ciudad de Avellaneda (Argentina) Jerónimo Podestá, quien renunció a su episcopado para casarse y dedicarse a luchar por el celibato optativo en la Iglesia y a trabajar en la defensa por los Derechos Humanos.
La Red está integrada por ex curas, pastores, voluntarios cristianos, obispos anglicanos, sacerdotes católicos y mujeres que llevan adelante proyectos emancipadores en la búsqueda por la justicia y de repensar el mundo después de esta crisis sanitaria a raíz del Covid-19.
Hoy integran la red personas de 18 países: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú, Puerto Rico, Uruguay y Venezuela.
Según cifras que maneja la Federación Latinoamericana de Sacerdotes Casados, serían 150.000 ex curas en todo el mundo, y 12.000 hombres altamente formados tanto en lo intelectual como en lo humano que ya no ejercen el sacerdocio sino que lo hacen en otras iglesias y organizaciones de la sociedad civil, especialmente dedicados y con vocación de servicio en esta pandemia COVID-19.
Son ex curas y compañeras de lucha por todo el continente, que comparten fe y vida en historias que tienen como denominador común la formación eclesiástica y la militancia en una Iglesia que, más allá de los cambios propuestos por el Papa Francisco, aún conserva una mirada muy conservadora para los reclamos que pide el mundo actual.
En la Argentina, Adrián Vitali, ex cura cordobés, dice que "con un grupo de amigos juntamos mercadería para llevar a los cortaderos de ladrillos donde viven familias bolivianas con muchos niños. Por la cuarentena las obras de construcción están paradas y no pueden vender los hornos de ladrillos que realizaron".
Asimismo Sandra Nancy Mansilla, radicada en Ciudad de Buenos Aires, educadora popular, integrante de la Comunidad Teológica RAJAB, transmite su experiencia en medio de esta crisis sanitaria: "Nuestra Comunidad actualmente se encuentra abocada a trabajo humanitario de asistencia a familias, mujeres, niños y jóvenes en Tucumán, Santa Fe, CABA. También hemos desarrollado conferencias virtuales referidas a la Salud de las Mujeres, sus dificultades del mundo del trabajo, la violencia sexual, los derechos reproductivos, la salud ambiental".
En Chile, Rodrigo Santibáñez, integrante del grupo de sacerdotes casados chilenos Betania, que se reunían antes de la crisis del coronavirus mes por medio en un convento a compartir, dice: "Acá ya vamos en 2 meses sin trabajo permanente de las personas de barrios más vulnerados y con menos recursos. Toda la capital y algunas ciudades de provincias están en cuarentena obligatoria".
El lema que se ha estado escuchando crecientemente es “el pueblo ayuda al pueblo”. Hay algunas parroquias que en su territorio organizan ayudas, pero no se percibe algo más sistemático… Coincidíamos en que los creyentes se organizan, llevan la batuta y no esperan al clero. Los ex curas han estado insertos en esas organizaciones, juntas de vecinos, grupos reunidos alrededor de capillas.
En Costa Rica Rafael Villalobos, ex misionero de una congregación, trabaja con campesinos, en comunicación con varias familias del proyecto Tierra Fértil: "Hemos buscado ayudarles en situaciones complejas que están viviendo en estos momentos del coronavirus".
El proyecto llamado “Mi casa es mi Huerta” tiene como objetivo brindar herramientas a las familias necesitadas para que puedan cultivar en espacios reducidos vegetales y hortalizas que les puedan ayudar para su consumo y en lo posible como un ingreso económico.
En Ecuador, Francisco Jara Peña, ex cura católico, de la Arquidiócesis de Cuenca, cuenta que se unió "a la Iglesia Católica Nacional Anglicana, trabajando en la contención social y pastoral junto a 22 colegas de las ciudades de Guayaquil, Quito y Zamora". Es actualmente obispo auxiliar de esa iglesia nacional en Cuenca, llegando a 3.500 personas en las zonas marginales asistiéndolas con alimentos y atención espiritual a través de las redes sociales.
En Cuba Osmanys Denis Pérez, ex fraile franciscano católico, cuenta que es común en Cuba reunirse con los vecinos para orar. Con la llegada de la pandemia algunas personas echan de menos reunirse y también es una cuestión social y no solo de alabanza.
Mucho sospecho yo que estamos asistiendo al surgimiento de un nuevo modelo de Iglesia o volviendo a los orígenes de ella… Se han organizado grupos sobre todo de jóvenes de la iglesia para llevar los alimentos, las medicinas o hacer recados a personas mayores solas o que tienen factores de riesgo y no deben salir de casa. Creo que los gestos de estos días dicen mucho más que todos los sermones y homilías escuchados hasta hoy.
En Puerto Rico Carlos Ramírez González, 79 años, ex cura católico del movimiento de sacerdotes casados portorriqueños, cuenta: "Nosotros como grupo o comunidad de ex curas hemos estado concentrados cada uno, individualmente, en aprendizajes familiares. Nuestra edad avanzada nos obliga a la separación física de grupos y al cuidado de nuestros ancianos. Nos comunicamos por celulares y por internet".
Habrá que seguir trabajando más allá de las creencias, con el compromiso de saber leer las diferentes tendencias imperialistas que pretenden aprovecharse de esta pandemia para posicionarse y no creo que sea sólo el imperialismo de tipo capitalista, sino que hay y habrá otros intentos de neoimperialismos en América Latina y en cada país en particular.