Un intento desvergonzado de conectar al Papa Francisco con el modelo de mercado libre Los ultras estadounidenses reciben dinero de los capitalistas más despiadados del país

(Cameron Doody).- Los ultraconservadores que tanto se quejan de la revolución que Francisco ha impulsado en la Iglesia en material de la moral, la economía y el cuidado de la Creación han sido comprados por unos de los capitalistas más despiadados de Estados Unidos, los hermanos Koch.

Hace menos de un mes, la Catholic University of America (CUA) patrocinó un manifiesto en el que más de 500 académicos arremetieron contra cualquier cambio a la moral sexual de la Iglesia, después de que otro grupo del Wijngaards Institute del Reino Unido sugiriera que la encíclica que fundamenta semejante doctrina, la Humanae vitae de Pablo VI de 1968, necesitara ser rejuvenecida para el siglo XXI.

Sale ahora a la luz, sin embargo, que la doctrina que sigue dicha universidad la fija no la Iglesia sino los hermanos Koch, los herederos de una fortuna petrolera que han convertido en la segunda empresa familiar más grande de los EEUU, valorada en 2013 en 115.000 millones de dólares. O al menos en lo que la doctrina social se refiere, dado que la Charles Koch Foundation ha dado a la escuela empresarial de la CUA 13 millones de dólares en solo los últimos tres años, con el fin de promover la doctrina del mercado "libre".

De hecho, más de una veintena de univerisades católicas estadounidenses reciben dinero de los hermanos Koch, cuya empresa, Koch Industries, está entre las que más contaminan el medio ambiente en todo el país. Aun así, los hermanos -a través de su entramado empresarial, conocido en EEUU como el Kochtopus ("Kochtopulpo")- son los mayores benefactores a la ciencia de la negación del cambio climático, incluso por encima ya de ExxonMobil, según un informe reciente de la ONG Greenpeace.

¿Qué implica la doctrina del liberalismo económico de los que financian a los ultras? Lo explicó de forma contundente en mayo Tim Busch, un empresario multimillonario californiano y director de la escuela de negocios de la CUA. A dicha escuela Busch no solo ha dado su nombre sino también la donación más grande de toda su historia, del tamaño de 15 millones de dólares

"Algo de lo que se habla mucho es el salario mínimo", dijo Busch en declaraciones al Catholic World Report. "Cuando se sube parece que se está ayudando al trabajador, pero en realidad se le hace mucho daño ... El salario mínimo es una regulación anti-mercado que conduce al desempleo", opinó. Enfermedad para la cual solo hay un remedio: el capitalismo. "Las mejoras más grandes a las condiciones de la humanidad en la historia del mundo han sido atribuibles al mercado libre" y no a programas de ayuda social de los gobiernos, aseveró.

La cuestión del modelo económico que se ha afianzado en la CUA podría ser tema para una conferencia académica, quizás, si no fuera por el intento desvergonzado de conectar al Papa Francisco con el modelo de mercado libre de los Koch, Bosch y sus amigotes. En noviembre de 2014, John y Carol Saeman, por ejemplo -contribuyentes multimillonarios al Freedom Partners Chamber of Commerce, una iniciativa de los hermanos Koch que colabora con la CUA- firmaron una tribuna en el Washington Post que retorcía el sentido de algunas de las palabras más proféticas del pontífice.

"Donde no hay trabajo falta la dignidad", dijo el Papa en un viaje a Cerdeña en 2013: denuncia que los Saeman deformaron para hacerla parecer una crítica del Estado de bienestar. "Algunos programas de ayudas gubermentales pueden ser más lucrativos que el trabajo", escribieron los mecenas de la CUA, lo cual "incentiva a algunos a que se queden fuera del mercado laboral, abusando de la red de seguridad social diseñada para ayudar a los que más la necesitan". Y eso cuando la diana del Papa, en aquella ocasión en Cagliari, fue un "sistema económico sin ética que coloca en el centro a un ídolo que se llama dinero". Si el Papa no mencionó el capitalismo explícitamente en Cerdeña no fue porque tenga ningún reparo en hacerlo. En la Evangelii Gaudium de 2013, por ejemplo, arremetió contra las "teorías del derrame" y la "libertad de mercado" que han llegado a considerarse como los "mecanismos sacralizados" de este sistema.

Al oponerse a la idea del salario mínimo, los mecenas de la CUA se alejan del Magisterio de la Iglesia que viene defendiendo desde al menos la Rerum novarum de 1891 del Papa Leo XIII que un sueldo "no debe ser en manera alguna insuficiente para alimentar a un obrero frugal". Disidencia con la que los teólogos ultras que han comprado no parecen tener ningún problema, al mismo tiempo que tachan histéricamente de "heréticos" a los que defienden un replanteamiento de la moral sexual católica para las realidades del mundo moderno.

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