Aventura matrimonesca de la princesa Micomicona (Dorotea)

Ilustración: de Ricardo Balaca y Orejas-Canseco ( 1844-1880) para la ed. de "El Quijote" por Montaner y Simón, en Barcelona, 1880-1883.
La princesa Micomicona (Dorotea) explica a don Quijote que no habiendo querido casarse con el gigante Pandafilando de la Fosca Vista, ha venido a las Españas para hallar el remedio de sus males, hallando a un caballero andante que se llama Don Azote o Don Gigote, I.29.17.
El tema del casamiento sirve de trama a esta aventura paródica, eminentemente verbal y alegórica como juego de actores que es, cuya intriga es más matrimonesca que andantesca, pues consiste en que el héroe (un loco que se toma por tal) evite el matrimonio de un gigante (cuya existencia es puramente ficticia) con una princesa (la inteligente Dorotea que se hace pasar por la princesa Micomicona), matando al gigante Pantafilando, y en que el héroe se case con ella. El golpe de teatro estribará en que el héroe no querrá casarse con la princesa, razón por la cual habrá que encantarlo y hacer como si se le llevara a casarlo con la señora de sus pensamientos, cuando de hecho se le hace volver a su aldea, para que se cure de su locura
Contexto: Acción de los paisanos de Don Quijote I: Aventura matrimonesca de la princesa Micomicona, I.29.10 - I.47.26.
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mico: 0; Micocolembo: 1; Micomicón: 8; Micomicona: 17 [infanta Micomicona: 3; princesa Micomicona: 11]
Micocolembo (neologismo cervantino de 1605, ◊ cpto. de mico por µ 'hombre lujurioso' + cola por µ 'sexo') m. el temido Micocolembo: Don Quijote sabe que este otro caballero de la aventura de los rebaños debe ser temido con tan temible nombre, sobre todo por las mujeres: «el otro de las armas de las flores de oro, que trae en el escudo tres coronas de plata en campo azul, es el temido Micocolembo, gran duque de Quirocia», I.18.22. ® Micomicón
Micomicón (neologismo cervantino de 1605, ◊ cpto reduplicativo con sentido superlativo de mico 'mono de cola larga'+ micón 'gran mico') m. Reino Micomicón de Etiopía, I.29.28, '¿reino de la sensualidad?'.
• La confección cómica de este nombre apunta a la idea del mono como símbolo de la sensualidad, el defecto de que se ha culpado Dorotea en su relato [cxliv].
• «Mico. Es una especie de mona, pero con cola y de facciones y talle más jarifo; y así las damas gustan de tenerlos en sus estrados y aborrecen las monas. Hay muchas especies dellos, y algunos tan pequeños, que son menores que ardas.», Cov. 803.b.51. por µ 'hombre lujurioso'; simboliza la burla, por imitar las acciones de los hombres.
|•| Como el superlujurioso de la historia de Dorotea es don Fernando, es muy probable que en el nombre que cabe atribuirle, como gigante pretendiente al trono de Micomicón, haya alusión a las loc.verb.: hacer mico: 'faltar a una cita o a un compromiso adquirido'.
• Correlativamente es muy probable que en el nombre de Dorotea como víctima del gigante, que es el de princesa Micomicona, haya alusión a las loc.verb.: dejar a uno hecho un mico: 'dejarle corrido o avergonzado'. En efecto, Dorotea es «desposeída de su reino amoroso por el traidor don Fernando, un «gigante» social en la escala de la muchacha labradora», FMV, p. 21.
• La alegoría cervantina se basa en un juego burlesco con todos los elementos del tema de la «doncella menesterosa» La comicidad del nombre es acentuada por la similicadencia en -ón del parlamento del cura (Rico): «—Esta hermosa señora—respondió el cura—, Sancho hermano, es, como quien no dice nada, es la heredera por línea recta de varón del gran reino de Micomicón, la cual viene en busca de vuestro amo a pedirle un don, el cual es que le desfaga un tuerto o agravio que un mal gigante le tiene fecho», I.29.14. ® Dorotea ® Etiopía
Micomicona (neologismo cervantino de 1605, fem. de Micomicón) f. El cura la presenta a Sancho: «—Llámase—respondió el cura—la princesa Micomicona, porque llamándose su reino Micomicón, claro está que ella se ha de llamar así.», I.29.16. «es la heredera por línea recta de varón del gran reino de Micomicón», I.29.14.
• Aventura matrimonesca de la princesa Micomicona: I.29-I.46. El tema del casamiento sirve de trama a esta aventura paródica, eminentemente verbal y alegórica como juego de actores que es, cuya intriga es más matrimonesca que andantesca, pues consiste en que el héroe (un loco que se toma por tal) evite el matrimonio de un gigante (cuya existencia es puramente ficticia) con una princesa (la inteligente Dorotea que se hace pasar por la princesa Micomicona), matando al gigante Pantafilando, y en que el héroe se case con ella. El golpe de teatro estribará en que el héroe no querrá casarse con la princesa, razón por la cual habrá que encantarlo y hacer como si se le llevara a casarlo con la señora de sus pensamientos, cuando de hecho se le hace volver a su aldea, para que se cure de su locura
• El loco que se toma por un héroe es Don Quijote, del que todos sabemos que es un hidalgo manchego pobre, que se ha escapado de su lugar, porque se toma por un caballero andante. La existencia del gigante Pantafilando es puramente ficticia, aunque alegóricamente representa a don Fernando, tan traidor y mentiroso como seductor vilolador. La inteligente Dorotea, haciéndose pasar por la princesa Micomicona, asume en la alegoría su propio papel de mujer vasalla, violentada por el gigante social que es don Fernando.
• He aquí los hitos de esta aventura, cuya acción, a la manera del caudal del río Guadiana, se pierde bajo tierra en buena parte de su curso entre los capítulos I.29-I.46:
• SP suplica al Cura (señor Licenciado) que DQ se case con la princesa Micomicona, para que quedando imposibilitado de recibir órdenes de arzobispo, sea emperador y a él pueda cumplirle las promesas que le ha hecho de tener gobierno, I.29.15.
• La princesa Micomicona (Dorotea) explica que no habiendo querido casarse con el gigante Pandafilando de la Fosca Vista, ha venido a las Españas para hallar el remedio de sus males, hallando a un caballero andante que se llama Don Azote o Don Gigote, I.29.17.
• SP la corrige diciendo que el nombre de ese caballero andante es don Quijote, o por otro nombre, el Caballero de la Triste Figura, I.30.18.
• La princesa Micomicona propone a don Quijote que se ocupe de vengarla, sin entremeterse en ninguna otra aventura mientras no haya terminado con la suya: «—Pues el [don] que pido es—dijo la doncella—que la vuestra magnánima persona se venga luego conmigo donde yo le llevaré y me prometa que no se ha de entremeter en otra aventura ni demanda alguna hasta darme venganza de un traidor que, contra todo derecho divino y humano, me tiene usurpado mi reino.», I.29.31.
• La princesa Micomicona recuerda que su padre dejó dicho y escrito que «si este caballero de la profecía, después de haber degollado al gigante, quisiese casarse conmigo, que yo me otorgase luego sin réplica alguna por su legítima esposa, y le diese la posesión de mi reino, junto con la de mi persona.», I.30.31.
• Don Quijote comenta con Sancho, tras la demanda de ayuda de Dorotea como princesa Micomicona y tras su oferta de casamiento: «¡Mira si tenemos ya reino que mandar y reina con que casar!», I.30.32.
• DQ, a pesar de que acaba de decir a SP que tienen reina con quien casar, proclama su fidelidad a Dulcinea: «mientras que yo tuviere ocupada la memoria y cautiva la voluntad, perdido el entendimiento, a aquella…, y no digo más, no es posible que yo arrostrase, ni por pienso, el casarme, aunque fuese con el ave fénix.», I.30.38. Se citan las tres potencias del alma—memoria, entendimiento y voluntad—«según aquella metafísica que en su tiempo [el del Quijote] se usaba en materias eróticas», Clem. 1305.b.
• SP reacciona a la negativa de su amo de casarse con la princesa Micomicona tratándolo de loco, porque sin ese matrimonio no habrá ni reino para Don Quijote, ni condado, ni marquesado ni adelantamiento para SP: «¡Voto a mí y juro que no tiene vuestra merced, señor Don Quijote cabal juicio! Pues ¿cómo es posible que pone vuestra merced en duda el casarse con tan alta princesa como aquesta?», I.30.40.
• Don Quijote, indignado por la réplica de SP a su negativa de casarse con la princesa Micomicona, le propina dos palos tales, que da con él en tierra; luego añade la razón de su actitud, condimentándola con una serie de tacos: «¿y quién pensáis que ha ganado este reino, y cortado la cabeza a este gigante, y héchoos a vos marqués (que todo esto doy ya por hecho y por cosa pasada y juzgada), si no es el valor de Dulcinea, tomando a mi brazo por instrumento de mis hazañas?», I.30.42., (DQ sólo es la causa intrumental de sus hazañas, mientras que Dulcinea es la causa eficiente).
• SP, poniéndose detrás del palafrén de la princesa Micomicona, para que DQ no lo apalee de nuevo, insiste en que sin casamiento de DQ, aunque sea seguido de amancebamiento, no habrá mercedes para él, I.30.44.
• El nudo de esta aventura matrimonesca se ata y aprieta hasta el extremo de lo paródico con la batalla de los cueros de vino, prueba suprema durante la cual don Quijote cree estar luchando con el gigante Pandafilando, su antagonista, mientras que su escudero cree haber visto rodar por tierra la cabeza del gigante: «—Acudid, señores, presto y socorred a mi señor, que anda envuelto en la más reñida y trabada batalla que mis ojos han visto. ¡Vive Dios, que ha dado una cuchillada al gigante enemigo de la señora princesa Micomicona, que le ha tajado la cabeza cercen a cercen, como si fuera un nabo!», I.35.2 .
• El desenlace de esta aventura matrimonesca es la Profecía del barbero sobre el casamiento de Don Quijote con Dulcinea, pretexto de recambio para hacer volver a DQ a su pueblo: «—¡Oh Caballero de la Triste Figura! No te dé afincamiento la prisión en que vas, porque así conviene para acabar más presto la aventura en que tu gran esfuerzo te puso [se alude a la aventura de la princesa Micomicona]. La cual se acabará cuando el furibundo león manchado con la blanca paloma tobosina yoguieren en uno, ya después de humilladas las altas cervices al blando yugo matrimoñesco; de cuyo inaudito consorcio saldrán a la luz del orbe los bravos cachorros, que imitarán las rumpantes garras del valeroso padre.», I.46.33.
Fuentes de los textos:
1) Salvador García Bardón, Taller cervantino del 'Quijote', Textos originales de 1605 y 1615 con Diccionario enciclopédico, Academia de lexicología española, Trabajos de ingeniería lingüística, Bruselas, Lovaina la Nueva y Madrid, 2005.
2) Salvador García Bardón, El Quijote para citarlo, Skynet, Bruselas, 2005.