¿Cómo dispones tu interior para recibir al Niño Jesús? 27 IV Viernes de Adviento

27 IV Viernes Adviento: La mirra 

“Tu Dios, te ha ungido | con aceite de júbilo | entre todos tus compañeros. A mirra, áloe y acacia | huelen tus vestidos, | desde los palacios de marfiles | te deleitan las arpas (Sal 44, 8-9). 

La mirra 

La mirra, al igual que el incienso, son árboles que destilan unas resinas olorosas. En este caso se relacionan especialmente con el nacimiento de Jesús, cuando los Magos le ofrecen sus presentes de oro, incienso y mirra. Pero es sobre todo el perfume con el que se acicala el novio para el día de su boda, y serán los aromas con los que perfumarán el cuerpo de Jesús a la hora de su sepultura. Es momento de ofrendas, de oración, como evoca el incienso, y de derroche de amor, como manifiesta el príncipe real el día de su boda. 

Las ofrendas 

Cada uno debemos disponer nuestro interior y perfumar nuestro espacio más íntimo, donde deseamos que nazca el Señor. “He cubierto mi lecho de sábanas, | de telas estampadas de Egipto; he perfumado mi lecho | con mirra, áloe y nardo” (Prov 7, 16-17).  No hay tiempo que perder, “He entrado en mi jardín, | hermana mía, esposa; | he recogido mi mirra y mi bálsamo, | he comido mi néctar con mi miel, | he bebido mi vino con mi leche. ¡Comed, amigos, bebed, | embriagaos de amores!” (Ct 5, 1) 

Propuesta 

¿Cómo dispones tu interior para recibir al Niño Jesús?

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