Gafas y gafas

A veces pasamos nuestros días sentados al borde de la vida y de la gente que pasa a nuestro lado sin siquiera mirarnos mientras nosotros pedimos limosna de amor y atención, de alguien que nos mire con compasión. 

Estamos ciegos.

Llevamos unas gafas invisibles . Todos.

Gafas rojas que nos hacen mirar a todos con violencia. Los demás son competidores o enemigos a batir. Cristales rojos que tiñen el mundo de desgracias y de heridas. 

Gafas verdes de envidia, que nos hacen avariciar la vida y las cualidades y las posesiones y los amores de los otros. Gafas que distorsionan nuestra realidad y nos hacen creernos gigantes o enanos. Gafas que nos impiden a aceptar nuestra gloriosa y ruinosa existencia. Y aceptar los logros y fracasos de los demás con paz.

Gafas amarillas de mirada sucia que cosifican a los demás, que los vuelven objeto de deseo, que nos transforman en monstruos abusadores que arrasan con la confianza y la fe de los más pequeños. Cristales amarillos que olvidan que los cuerpos son templos de la luz y lo sagrado. Los nuestros también.

Gafas de negras de pesimismo, de oscuridad, de muerte. Así tan sólo tienes culpa, tienes miedo, tienes noche, tienes oscuridad en tu corazón, en tu cabeza, en tu mente.

Ojala Alguien venga y te quite las gafas que no te dejan ver el mundo como lo ve Dios. Ojala seas valiente y te levantes y grites y sueltes tus seguridades y tu manto y tus cosas y saltes hacia Quien de verdad te puede ayudar.

Ese día tu oscuridad se volverá medio día. Recuperarás la vista y habrás encontrado a un Amor al que seguir por el camino.

Por tu fe te sabrás salvado y en marcha de nuevo por ese camino de la vida en el que tantas cosas verás y vivirás, hermosas, terribles, pequeñas, todas teñidas de la Luz de Dios.

Jesús, te puede quitar esas gafas horribles que me llevas. Es el mejor oftalmólogo de la historia.

Lo veo claro.

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