La Fundación de Oncología Infantil Enriqueta Villavecchia celebra sus 35 años La Escolanía de Montserrat brilla con luz propia en Santa María del Mar para combatir el cáncer infantil
“Cantar en esa gala [la segunda que se celebra; en esta ocasión, compartiendo escenario con el grupo de música Els Catarres] les ha causado mucha impresión estos últimos días, pero nos han acabado tocando el corazón de todos”, reconocía, al final del acto, el monje benedictino Efrem de Montell
| Xavier Pete, Agencia Flama
Este pasado viernes por la noche, no había ningún monaguillo de Montserrat que hubiera participado en el concierto que esta formación ofrecía en la basílica de Santa María del Mar hace diez años. Algunos de ellos, incluso, aún no habían nacido, en el 2014. Pero la profesionalidad con la que aparecían interpretando música gregoriana desde el deambulatorio de este templo para acabar en su presbiterio, desde donde se veía una iglesia a rebosar, no les hacía temblar la voz para protagonizar un concierto por una buena causa: el trigésimo quinto aniversario de la Fundación de Oncología Infantil Enriqueta Villavecchia. Música surgida desde las voces de una de las escuelas de música más antiguas de Europa para ayudar, en esta gala benéfica, a niños que, como los miembros de la Escolanía, también tienen, sin embargo, ilusiones y planes de futuro.
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Los cantores interpretaban un repertorio de nueve canciones y se guardaban para el final el Virolai, el himno dedicado a la Virgen de Montserrat, que ponía de pie desde médicos pediátricos hasta unas setenta familias que reciben el apoyo de esta fundación barcelonesa, pasando por representantes de la Iglesia barcelonesa como Antoni Casas, vicario episcopal de la archidiócesis de Barcelona, y Salvador Pié, párroco de la basílica. “Cantar en esa gala [la segunda que se celebra; en esta ocasión, compartiendo escenario con el grupo de música Els Catarres] les ha causado mucha impresión estos últimos días, pero nos han acabado tocando el corazón de todos”, reconocía, al final del acto, el monje benedictino Efrem de Montellà.
Uno de los más emocionados era, como él mismo reconocía, Bonaventura Castellanos, la mano derecha de la presidenta de la fundación, la doctora jubilada Núria Pardo, que iniciaba el evento con la compañía del periodista Xavier Coral. “Mi tío abuelo fue monje de Montserrat –señalaba este abogado– y, por este y otros motivos, la relación que tenemos con la abadía sigue siendo muy buena en la actualidad”.
Castellanos explicaba luego la filosofía de la entidad, “hermanada con Montserrat y Santa Maria del Mar por una buena razón”: “Para crecer cómo lo hemos hecho ha sido necesario andar con patas de elefante, es decir, colocando una sabiendo antes que la anterior ha quedado bien sujeta”, afirmaba el secretario.
“Desde nuestra iglesia, acciones como ésta nos enorgullecen y nos llenan a todos”, consideraba, por su parte, Salvador Pié, su párroco. Unas acciones que llevarán ayudarán a hacer realidad proyectos como el que detallaba, en su intervención, Núria Pardo, consistente en la creación de un centro pionero para apoyar integralmente a niños y jóvenes con enfermedades que no se pueden curar, previsto para 2026. “Lo que hacemos hoy es –reconocía Pardo desde el presbiterio– un homenaje a todos los chicos y chicas con cáncer que hemos conocido y conoceremos, y para no desfallecer en nuestra voluntad de acompañarlos siempre”.
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