Aradillas sigue con su recorrido por las catedrales de España Guadix: la primera diócesis 'metropolitana' de España
"La predicación y conversión al cristianismo le fue encomendada a san Torcuato y a los 'Seis Varones Apostólicos'"
"Dedicada a la Virgen, con la advocación de Nuestra Señora de la Encarnación, las obras de la catedral se iniciaron el año 1488, con concesión de la bula pontificia firmada por el papa Inocencio VIII"
"La fachada principal es obra excepcionalmente suntuosa, concebida y realizada como un gran retablo barroco"
"La fachada principal es obra excepcionalmente suntuosa, concebida y realizada como un gran retablo barroco"
Es de cultura general la creencia de que la población granadina de Guadix, a orillas del río Verde, que se corresponde con la romana “Colonia Gemella Acci”, fue y ostenta, el título históricamente demostrado de ser la primera diócesis de España que obtuvo la categoría de “metropolitana”. No está de más recordar que en la etimología de la ciudad ibera se hace presente el nombre de “Acci” –“río de la vida”- al que se le añade la correspondiente y reiterativa referencia árabe de “agua”, que refleja y canta el “Poema de Alfonso el Onceno” allá en el siglo XIV, como “un arrás (líder o caudillo) bien seguro/ de Guadix/ con gran mesnada/ y sobre Siles pasó/ con grande gente e mesnada”.
La predicación y conversión al cristianismo le fue encomendada a san Torcuato y a los “Seis Varones Apostólicos”, cuyos nombres son Segundo, Indalecio, Teosifonte, Eufrasio, Cecilio y Hesiquio, de gran predicamento vecinal todavía en las partidas de nacimiento de los nacidos en toda la comarca. Consta que la conversión de una mujer, de nombre Luparia, santa también, le supuso a la historia de la Iglesia en España un buen punto de apoyo. Canónicamente, hoy la diócesis, y por tanto, su obispo, lleva el título de “Guadix-Baza”, con su con-catedral, rebasando cada una de las dos poblaciones los 20,000 habitantes.
Como acontece con tanta y fervorosa frecuencia, la actual catedral de Guadix se asienta sobre la mezquita mayor, que a la vez se asentara sobre una basílica hispano- visigoda. Dedicada a la Virgen, con la advocación de Nuestra Señora de la Encarnación, las obras se iniciaron el año 1488, con concesión de la bula pontificia firmada por el papa Inocencio VIII. Ya desde sus mismos cimientos, los inspiradores del templo catedralicio aspiraron a que en su día pudiera este ser merecedor del título calificador de “Magno splendore”, o “de gran esplendor”. Diego de Siloé, sublime arquitecto religioso de todos los tiempos, intervino en la confección de los planos, que el paso del tiempo y la escasez de medios económicos del cabildo y del pueblo fueron recortando, aunque, pese a todo, su esplendor sigue “religiosamente” luciendo y más en el área poblacional de cuya “Hoya” agrícola es también su capital civil y administrativa.
Dedicado el templo a la Encarnación de la Virgen, las azucenas aparecen con santa frecuencia como motivos singulares. La fachada principal es obra excepcionalmente suntuosa, concebida y realizada como un gran retablo barroco, de mármol blanco, sin escatimar, óculos, molduras, columnas, vanos, relieves, y pináculos ciertamente exuberantes y espectaculares. Es un portentoso retablo arquitectónico.
Una de las dos portadas laterales está dedicada a san Torcuato y la otra al apóstol Santiago. Gaspar Cayón y Vicente Acero fueron sus diseñadores. Al lado derecho de la catedral se alza la torre, desde cuyas alturas se contemplan y admiran vistas preciosas de la población y de su “Hoya”. Con muy buen gusto se ha conseguido recuperar y restaurar la antigua casa conocida como del “campanero”, oficio de tanta raigambre no solo con efectos litúrgicos y religiosos, sino convivenciales y civiles, dado que las campanas marcaban el ritmo de los pueblos, siempre, en todo y para todos.
En el interior de la catedral, con sus tres naves, destaca la Capilla Mayor, abierta a la girola mediante arcos de medio punto. El espacio está presidido por un baldaquino circular de orden toscano. Las tres capillas de la girola están dedicadas a san Sebastián, a la Encarnación y al santo mozárabe llamado Fandila.
El proyecto de la capilla de san Torcuato es obra de Diego de Siloé, y está presidido su retablo por la imagen del santo patrono con los demás “Varones Apostólicos”. De gran valor artístico es el coro, obra cumbre del escultor barroco Torcuato Ruíz del Peral, con maravillosas esculturas de cedro. La “Vía Sacra”, el deambulatorio y la galería que rodea el Altar Mayor, llaman la atención. De modo similar lo hace el Museo, con interesante colección de pinturas y esculturas. La talla de la Inmaculada se le atribuye a José de Mora. De autor desconocido es la excepcional de Nuestra Señora de la Humildad. Alonso Cano, Bocanegra, Risueño, Ruíz del Peral y otros artistas de la escuela granadina… reclaman `perseverante y atenta admiración. No es posible dejar de citar al menos la misteriosa existencia de una réplica de la escultura colosal de “La Piedad” de Miguel Ángel…
"Con muy buen gusto se ha conseguido recuperar y restaurar la antigua casa conocida como del “campanero”, oficio de tanta raigambre no solo con efectos litúrgicos y religiosos, sino convivenciales y civiles, dado que las campanas marcaban el ritmo de los pueblos, siempre, en todo y para todos"
Del sacrosanto relicario hay que mencionar al menos la existencia de la mandíbula y el brazo de san Torcuato, enjoyado este en una especie de guante de oro y piedras preciosas, a la espera de que cualquier año lo declaren “Santo” y puedan ser más y mejor conocidos nacional e internacionalmente estos recuerdos.
Pero la catedral de Guadix no es solo su templo. Es también la Curia Eclesiástica, el palacio episcopal y el arco de acceso desde el mismo al templo, y el Seminario, y espacios sagrados como las iglesias del Sagrario, de san Miguel, de la Magdalena, de Santiago, (con las imágenes del Nazareno, conocido como “El Llavero”, el Cristo de la Luz y la Virgen de las Lágrimas). Es catedral también las iglesias de san Diego, de santa Ana, de san Francisco, san Torcuato…, al igual que los conventos de san Agustín y de la Concepción.
También es catedral –¡y de qué forma, sobre todo en tiempos no muy pasados!- el barrio de las Cuevas, con sus casi dos mil habitadas, que también alberga una ermita cuya titular, como no podía ser de otra manera, es la “Virgen de las Cuevas”. Una visita-peregrinación a la catedral de Guadix llevará necesariamente consigo adentrarse y con -vivir en algunas de las cuevas, que todavía conservan en sus estancias imágenes vivientes de Nuestra Señora de las Lágrimas.
Como BAZA es Baza, es decir con-catedral de Guadix, y además significa “prosperidad”, sugiero que en la visita a tan interesante, canónica, santa y diocesana ciudad granadina, se tenga presente la el gran edificio gótico de su con-catedral, antigua colegiata de Santa Maria la Mayor, cuya capilla del Sagrario fue diseñada por el mismo Diego de Siloé, con su virola y seis capillas absidales, construida sobre antigua mezquita. La iglesia de la Merced se construyó también sobre una ermita mozárabe. De alguna manera son también con-catedral la Casa del Abad, iglesias de san Juan, de Santiago, de los Dolores, el monasterio de san Jerónimo el convento de santo Domingo y, al igual que en Guadix, el barrio de las Cuevas, con viviendas trogloditas todavía en uso, con un particular y arqueológico recuerdo su “Dama de Baza”, cuyo original se halla en los museos madrileños.
NOTA: Curiosamente Guadix, y más en concreto su templo dedicado a san Miguel, ha sido reciente noticia en la historia del arte. Resulta que su párroco, Antonio Izquierdo, le encargó al pintor malagueño José Antonio Jiménez la restauración de uno de sus retablos, cuyos rostros de las figuras que rodean la central –san Fandila, santo Torcuato, san Pedro y san Pablo- son los del propio párroco, del pintor y de dos vecinos conocidos de la población episcopal. El “atrevido” artista defiende su decisión con el argumento histórico de que así aconteció con fervorosa frecuencia también en el arte religioso de todos los tiempos.