Denuncia la imposibilidad de ser Papa y Jefe, como dijo Jesús (Mc 10,42 y par.) Antonio Aradillas, “provocador” del Evangelio
Murió urdiendo un nuevo libro: `De espaldas al pueblo´, o `La Iglesia que condena el papa Francisco
| Rufo González
Provocador, en sentido bíblico, es profeta. Persona a quien interpela la situación histórica desde el ideal de su conciencia, voz de Dios para el creyente. “La conciencia es el núcleo más secreto y el sagrario del hombre, en el que éste se siente a solas con Dios, cuya voz resuena en el recinto más íntimo de aquélla” (GS 16). Pro-vocador y pro-feta están muy emparentados etimológicamente. “Pro” es preposición de ablativo que soporta al menos estos significados: delante de, desde lo alto de, junto a, en, en favor de, en defensa de, en lugar de, en vez de, en substitución de, por, como, en calidad de, por, a cambio de, a proporción de, en vista de, según, por, en virtud de... Todos indican una tarea hacia fuera, buscando en general una finalidad positiva. “Vocador” y “feta”, de origen latino una (vox) y del griego la otra (femi), tienen en común la relación con “palabra”: llamar, rogar, suplicar, exhortar, invitar, conducir y llevar verbalmente, designar con el nombre de, decir, afirmar...
Lo sustancial del profeta es la denuncia desinteresada del cualquier situación injusta personal o social, la confianza en que las cosas pueden cambiar, y su valía personal para hacerse cargo de las consecuencias de su actuación. Si el profeta es creyente, pone a Dios en el origen de su vocación (Dios le llama e insta a hablar), en sus justas y sensatas palabras ve el mensaje de Dios (esto dice Dios), en su esperanza intuye el corazón de Dios: “pues diles: “por mi vida —oráculo del Señor Dios— que yo no me complazco en la muerte del malvado, sino en que el malvado se convierta y viva” (Ez 33,11).
Repasando la bibliografía de A. Aradillas, queda patente la provocación a dirigentes y a comunidades eclesiales, para que se conviertan y actúen conforme al Evangelio. Ya en tiempos de Juan Pablo II, publicó “Cartas provocadoras al Papa” (Ediciones Libertarias. San Lorenzo de El Escorial. Madrid 2003). “El autor, actúa de `notario de la realidad´ cristiana, y le dirige un puñado de cartas al Papa, en las que con todo rigor y respeto se limita a hacerle una exposición de los temas que en la actualidad son quicio y eje en la Iglesia y en sus aledaños... Portavoz de lo que de verdad piensa y hace el pueblo, la originalidad del libro está en haberse decidido a narrárselo así al Papa sin intermediarios”.
Era evidente que Juan Pablo II estaba lejos de los planteamientos de Aradillas. Y además, ya impedido y cercano a la muerte (2 abril 2005). Muerte seguida del proceso de canonización, promovido por Benedicto XVI, modificando la norma, dispensando del cumplimiento de los cinco años preceptivos tras la muerte. Beato en 2011. En los últimos diez siglos de la Iglesia Católica ningún papa proclamó beato a su predecesor. Sólo en la Edad Media hay algún caso. Aradillas se haría eco de la protesta de varios sectores eclesiales contra la “súbita” canonización. Llegaría más tarde a proponer su “descanonización”: “¿Es posible 'descanonizar' a un Papa? Juan-Pablo II ¿santo triunfante?” (RD 18.05.2020). “Pro descanonización de Juan Pablo II” (www. fundacion.atrio.org 17-febrero-2023).
También al Papa Francisco le escribió “Nuevas Cartas provocadoras al Papa” (Editorial: Visión libros. Madrid 27/07/2023). Como todo profeta vive con limpieza de corazón, y sólo pretende `incitar, inducir a alguien a que ejecute algo´. En este caso, la reforma evangélica de la Iglesia. Así lo aclara: “La palabra `provocación´ tiene en el Diccionario de la Real Academia Española, diversas acepciones. La primera de ellas está redactada literalmente de esta manera: `incitar, inducir a alguien a que ejecute algo´. Otra acepción que tiene la misma palabra es la siguiente: `irritar o estimular a alguien con palabras u obras para que se enoje´. Huelga decir que mi intención al adjetivar estas cartas dirigidas al Papa se ajusta a la perfección, con honradez semántica, con piedad y sentido jerárquico, a la primera de las acepciones, excluyendo y rechazando cualquier otro sentido que, de una o de otra manera, aun la más coloquial, alguien decidiera imputarle”.
Apenas nombrado Papa, escribió “Autobiografía soñada del Papa Francisco”(Liber Factory. Madrid. 2013). Es una proyección profética de lo que debe ser un Papa en nuestro tiempo. Denuncia la imposibilidad de ser Papa y Jefe, como ya dijo Jesús (Mc 10,42 y par.). Entrevistado por el periodista Jesús Mª Amilibia , Aradillas dice: “es autobiografía soñada por mí con fidelidad a la realidad y al Papa que conocemos.
–¿Cree que le gustaría a Francisco?
–Sin duda, precisamente porque voy un poco más lejos que él. Este Papa cree que la verdad nos hará libres... Bendita sea la «franciscomanía»: hoy es el auténtico esquema de la Iglesia.
–Usted es periodista. ¿Qué le preguntaría?
–¿Cuándo va a dejar de ser Jefe de Estado? El concepto de Papa excluye el concepto de Jefe. O se es Papa o se es Jefe... Ha dicho que los obispos, que son pastores, deben oler a oveja... Mejor a oveja que a incienso... El Papa está haciendo lo posible por ser pobre, pero no le dejan. Institucionalmente no puede ser pobre... Francisco se nos presenta como un amigo, un vecino, uno más...” (La Razón 11.03.2014).
Su último libro, publicado en vida, es también una provocación: “Francisco, Papa en la encrucijada” (Editorial ACCI. Madrid 16/08/2023). Reconoce que Francisco hoy encarna la “encrucijada” de la Iglesia: “lugar en el que se cruzan varios caminos y situación en la que es difícil decidir”.
Sobre este libro ha dicho el propio Aradillas:
- “el papa Francisco es sempiterna noticia-evangelio y más y precisamente por ser y estar en la encrucijada, no lo en la encarnada en connotaciones “religiosas”, sino en las enraizadas en la vida común de `fieles e infieles´, que les hacen ser y actuar como seres humanos, hombres y mujeres con los respectivos organismos, instituciones y regímenes necesarios para vivir -convivir- ´en paz y en gracia de Dios´....”.
- “Creo que debiera haber dado pasos más definitivos e irreversibles en tal dirección. En el capítulo con el epígrafe: `las mujeres suspenden al papa Francisco´ se aportan y describen quejas, lamentos, dolores, lágrimas, defecciones y desilusiones...
- “Lo del `Romano Pontífice´, Vicario de Cristo, Vice Dios, Santo Padre, Su Santidad, `totus tuus´, `santo súbito´ y otros delirios pasaron ya a mejor vida en la terminología de la pastoral, de la eclesiología y del referente al homónimo de Asís...
- “Algunos capítulos del libro pueden suscitar escándalos: los relativos a las tomas de posesión, palacios feudales, clericalización, pederastia, ornamentos sagrados, canonizaciones y descanonizaciones, seminarios, Opus Dei, et ultra, Legionarios de Cristo, NEOS y obispos honoris causa, Estados Vaticanos, teólogos sin teología, celibato, mitrear no es verbo sagrado, la Iglesia es y necesita humor, alegría, poetas y músicos, ¿para qué sirven hoy los curas y los obispos?, escudos de armas, pecados, anatemas e infiernos y ex limbos con exceso de RIP, miedos y condenaciones eternas, Juan Pablo I papa mártir, la Iglesia que se acaba, los obispos no están para bloquear…” (Entrevista con Antonio Duato. www. fundacion.atrio.org 23-septiembre-2023).
Murió urdiendo un nuevo libro: “Si Dios quiere, el próximo, al que `dedico mis ocios´, podría titularse `De espaldas al pueblo´, o `La Iglesia que condena el papa Francisco´ (Íbidem). Será, sin duda, una provocación más. Desde luego, evangélica.