Aviva, Señor, en nosotros, tu Espíritu, activo y diligente Domingo 33º TO (15.11.2020): Parábola de la responsabilidad

Hemos recibido dones para el bien de todos

Comentario: “los dejó al cargo de sus bienes” (Mt 25, 14-30)

Esta parábola tiene tres tiempos: 1) Un señor, antes de viajar, deja el gobierno de sus bienes a tres siervos, en proporción a su capacidad (25,14-15). 2)  Reseña de lo que hacen los siervos en ausencia del señor (24,16-18). 3) Ajuste de cuentas y premio o castigo a sus criados según la gestión (25,19-30).Era costumbre en aquella cultura confiar el dinero -dado el gran peso de las monedas antiguas- en una larga ausencia. Pedir hacerlo productivo era práctica de los más adinerados y un signo de confianza especial. Distribuir cantidades desiguales, según la capacidad de cada uno, supone conocer muy bien a los encargados. Dos saben negociar y doblan el capital. El tercero “fue a hacer un hoyo en tierra y escondió el dinero de su señor” (v. 18).

Al cabo de mucho tiempo” regresa el señor y ajusta cuentas. Quienes doblaron el capital son felicitados, elogiados y recompensados: “Bien, siervo bueno y fiel; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; entra en el gozo de tu señor”.El tercero, conservando el talento, es reprobado: eres un siervo negligente y holgazán”.El siervo sabía que su señor es exigente y riguroso. Razón de más para aprovechar la oportunidad de ponerlo en el banco y así tener el capital y los intereses. Le quita el talento, se lo da al primero, y al negligente y holgazán le echa fuera.

Parábola de la responsabilidad en la conducción de la vida. Supone que todo es don del Creador: la vida, las cualidades personales, los bienes heredados o adquiridos, las personas... Igualmente supone la obligación de desarrollarlos. La vida es actividad creadora, y Dios espera que seamos responsables de los talentos aportando frutos de vida dichosa, fraternal. Vivir como Jesús es colaborar con el Creador para hacer de la vida su Reino, su proyecto humano de vida. Trabajar por el Reino es opción desde la fe y la libertad guiada por el amor. La inactividad, ser “negligente y holgazán”, por precaución excesiva, por cobardía, por pereza o acedia..., no es voluntad divina. “El que sabe cómo hacer el bien y no lo hace, ese está en pecado” (Sant 4, 17).

Conclusiones: a) Es importante conocer los talentos personales: salud, vigor, bienes, capacidades, compañía, consejo, opción espiritual... b) Más importante es activarlos para el Reino del Bien. No importa que tengamos muchos o pocos, lo que importa es hacerlos producir, acrecentarlos, pero siempre para el bien, para el Reino de la vida, de la paz, del amor gratuito, de la verdad... “No sé qué se podrá decir de esta hermana, nunca hizo nada especial. ¡Quizá sólo que era muy amable!, se decía de Sª Teresa del niño Jesús. Ella misma escribía: “en el corazón de la Iglesia, mi madre, yo seré el amor” (Manuscrito biográfico, 237s).

Oración: “les dejó encargados de sus bienes(Mt 25, 14-30)

Esta parábola, Jesús del Reino, invita primero adar gracias:

al Padre que nos crea libres y con “talentos” diversos;

a Ti, Hijo fiel, que por amor compartes hasta nuestra miseria (2Cor 5,21);

al Espíritu Santo, Amor del que “nada nos puede separar” (Rm 8,39);

a tantas personas, responsables de sus talentos:

que trabajan por la paz en medio de la discordia y la guerra;

que perdonan y aman en medio de envidias y rencores;

que dedican tiempo, bienes... a favor de los más pobres.

Esta parábola nos invita sobre todo a la responsabilidad:

es lo que más valora el Dador de los bienes:

haber sido siervos buenos y fieles”;

por haber sido fieles en lo poco,

recibirán cargos importantes”;

entrarán al gozo de su señor”.

A veces, no es fácil descubrir los “talentos confiados”:

creemos propio lo que es don del cielo;

vivimos sólo para nosotros y los nuestros;

la pereza y el egoísmo impiden activar la creatividad;

intentamos acumular para el orgullo vano y triste...

Ayúdanos, Cristo Jesús, a reconocer “talentos”:

nuestro cuerpo, su fuerza, su salud, su encanto...;

la inteligencia, su habilidad y juicio;

la memoria e imaginación creadora;

la voluntad libre y capaz de lo mejor y lo peor;

el universo, la naturaleza, casa de todos;

la llamada a la fraternidad universal;

la voz y el esfuerzo de los profetas y soñadores;

la confianza, el amor, la esperanza en las personas;

la Palabra de vida que recordamos y revivimos;

tus sacramentos, que reavivan tu Espíritu en nosotros;

la comunidad de hermanos, dados por el Padre.

Ser fiel es hacer progresar los bienes recibidos:

como aquellos siervos que negociaron sus talentos.

Ser infiel es ser inactivo, guardar los talentos:

como aquel empleado “negligente y holgazán”.

Para ti, Cristo nuestro, la vida es una tarea comunitaria:

hemos recibido dones para el bien de todos;

miembros de un cuerpo somos unos para otros;

partes de un edificio que sostienen el conjunto;

estrellas del cielo que embellecen el universo.

Avívanos, Señor,con tu Espíritu, activo y diligente:

para “actuar como el Padre y como Tú” (Jn 5,17);

haciendo memoria de tu entrega fiel hasta la muerte;

iluminando la fe con el amor incondicional del Padre;

aguzando el oído para entender tu Palabra;

cuidando y potenciando la voz de tus profetas;

estimulando la imaginación libre y amorosa;

dirigiendo nuestra voluntad a la concordia y la paz;

encendiendo el amor hacia quien más nos necesita;

acercando nuestras manos a curar heridas;

cultivando la naturaleza, hogar de todos.

Preces de los Fieles (D XXXIII TO 16.11.2014)

La parábola de los talentos recuerda una denuncia del papa Francisco: “algunos se resisten a probar hasta el fondo el gusto de la misión y quedan sumidos en una acedia paralizante” (EG 81). “La acedia o pereza espiritual llega a rechazar el gozo que viene de Dios y a sentir horror por el bien divino” (CIC 2094). Pidamos librarnos de la pereza diciendo: Señor, queremos ser activos y diligentes.

Por la Iglesia:

- que sientan el gozo del anuncio del Evangelio;

- que evite la aspereza, el desabrimiento, la relajación del Amor.

Roguemos al Señor: Señor, queremos ser activos y diligentes.

Por las intenciones del Papa (noviembre 2020):

- que “la inteligencia artificial” mejore nuestra sociedad;

- que “el progreso de la robótica esté siempre al servicio del ser humano”.

Roguemos al Señor: Señor, queremos ser activos y diligentes.

Por los evangelizadores:

- que “sepan esperar y no quieran dominar el ritmo de la vida”;

- que “toleren la contradicción, el aparente fracaso, la crítica, la cruz” (Ev. G. 82).

Roguemos al Señor: Señor, queremos ser activos y diligentes.

Por nuestra sociedad:

- que cuidemos la naturaleza y sus posibilidades;

- que respetemos los derechos y deberes humanos.

Roguemos al Señor: Señor, queremos ser activos y diligentes.

Por los más débiles:

- que se unan y se ayuden mutuamente;

- que no se dejen llevar por la pereza y el abandono.

Roguemos al Señor: Señor, queremos ser activos y diligentes.

Por esta celebración:

- que nos dé a sentir el amor de Jesús, sobre todo a los más débiles;

- que nos ayude a respetar a quien no piensa como nosotros.

Roguemos al Señor: Señor, queremos ser activos y diligentes.

Reconocemos hoy, Señor, que la vida es un regalo. Regalo que llama a trabajar por la dicha, la felicidad. Cada uno, desde su vida, puede acelerar la salvación, el bienestar, la vida buena. Queremos ser activos como el Padre y como Tú, Señor resucitado, por los siglos de los siglos.

Amén.

Jaén, 15 de noviembre de 2020

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