Queremos, Cristo de la Semana Santa, aplaudir tu audacia de profeta humilde, profundizar en el “lavatorio” y la “cena” fraternal, asumir la conflictividad y alegría de tu reino, animar la esperanza en la vida resucitada Domingo de Ramos (05.04.2020): vivir con Cristo en la cruz y en la luz
Construyendo fraternidad hasta la muerte
| Rufo González
Comentario: “Es el profetaJesús, de Nazaret de Galilea” (Mt 21, 1-11)
“Padre mío..., no se haga como yo quiero, sino como quieres tú” (Mt 26, 14-27, 66).
Hoy la celebración tiene dos partes: entrada de Jesús en Jerusalén y la eucaristía inaugural de la Semana Santa con el relato de la pasión y muerte. Dos fragmentos evangélicos que, asumidos por la comunidad, fructifican en la acogida gozosa del Jesús real, histórico, fiel al amor hasta la muerte.
El evangelio para la procesión tiene tres partes:
- a)Jesús llega a Jerusalén en una borrica:“mira a tu rey, que viene a ti, humilde...”. Estilo normal de los cristianos, especialmente sus dirigentes.
- b)aclamado por la muchedumbre:“¡Hosanna el Hijo de David!”. Es peligroso en toda época identificar al poder como “el que viene en el nombre del Señor”. “Quien viene en el nombre del Señor” es el humilde, el pobre, el necesitado, el indefenso... Son los verdaderos vicarios de Cristo. La autoridad debe “ayudar a crecer” (auctoritas, de augeo: crecer). Crecer en libertad, justicia, fraternidad... Exigir obediencia ciega por “venir en el nombre del Señor” es uso tiránico (Lc 22, 24-26) del E
- c)La ciudad se pregunta alborotada: ¿quién es éste?Los que vienen con él contestan: “Es el profetaJesús, de Nazaret de Galilea”. Bien concreto: profeta de su época, entre su gente, en su historia... Desde la experiencia del amor de Dios denuncia la injusticia, la hipocresía, el desprecio al miserable..., e invita a la fraternidad.
En la misa se lee la pasión según san Mateo.
Este evangelio proyecta la oposición y la cruz sobre la vida de Jesús: en su nacimiento (Mt 2, 1-23), en el discípulo que carga su cruz (Mt 10, 16-39, en su misión rechazada por muchos (Mt 11-12), en la muerte del Bautista que le sugiere su misma suerte (Mt 14, 1-12)... Narración nacida para la liturgia. En ella sentimos el aliento espiritual que contiene. Conviene preguntarse qué lugar, qué personaje, qué circunstancia..., de la pasión y muerte de Jesús, interpela nuestra vida.
El Dios manifestado en Jesús no está asociado a la fuerza, al poder, al éxito. Aparece vulnerable, débil, sujeto a leyes físicas y morales, como “uno de tantos”. Víctima de la conspiración de los dirigentes y de la traición de un amigo. Brilla su fidelidad al amor al Padre, a los demás, a su proyecto. Pasión y muerte son consecuencia de su vida. Murió porque los seres humanos mueren. Pero murió violentamente porque las personas tratan así a quienes no piensan como ellos, a quienes se oponen a sus planes, a quienes consideran peligroso para sus intereses. Nos mostró su amor en toda ocasión, compartiendo nuestra condición, especialmente la de los perseguidos por la justicia, la libertad, el amor, la paz, la vida... Contemplemos el amor sin límites: a Judas, a Pedro, a los discípulos dormidos, a quienes le detienen, al Sanedrín, al Sumo Sacerdote, a Pilato, al pueblo, a los soldados, a Dios. “Verdaderamente éste era Hijo de Dios”, dicen concluyen un no judío y sus hombres ante la conducta de Jesús (Mt 27,54).
Oración: “Es el profetaJesús, de Nazaret de Galilea” (Mt 21, 1-11)
“Padre mío..., no se haga como yo quiero, sino como quieres tú” (Mt 26, 14-27, 66)
Jesús de la Semana Santa:
Hoy, Domingo de Ramos, ha venido más gente a la celebración:
muchos han traído ramos y palmas para aclamarte;
en el fondo manifiestan que Tú, Jesús de todos, tienes razón;
tu vida de amor desinteresado a todos nos deslumbra y atrae.
Parecen decirte hoy: “¡Todos deberíamos ser como Tú”!:
atento a la suegra, a los enfermos, a los marginados, a los hambrientos...;
tu alimento, el amor de Dios, debería encender la pasión por la fraternidad;
el amor desinteresado, que sólo busca el bien, es la voluntad divina;
ese Amor movió tu vida entera;
ese Amor debería mover la nuestra.
Durante cinco semanas venimos preparando esta Semana.
Empezamos el miércoles de ceniza:
“entrando en nuestro cuarto... y contactando con el Padre tuyo y nuestro”.
Confiábamos su Amor nos daría un mirada limpia, profunda, libre.
En la primera semana, Cristo envuelto en pasiones y tentaciones:
fuimos “llevados al desierto por el Espíritu”:
rechazamos ganarnos el pan “con el sudor de otras frentes”;
decidimos no “amasar riquezas para nosotros, sino ante Dios” (Lucas 12,21).
No queremos “tentar a Dios”, sino creer en su amor incondicional,
poner nuestra vida en sus manos,
trabajar por la verdad, la justicia, la libertad, la paz, el amor.
En la siguiente semana vimos “al Hijo, el amado, en quien me agradé”:
entramos en tu corazón y nos religamos con tu amor divino;
pusimos nuestro corazón en el tuyo: nos fiamos de tu amor real, aquí y ahora;
acogimos que Tú y el Padre-Madre nos amáis incondicionalmente.
“Si conocieras el don de Dios...”, nos dijiste en la tercera semana:
explicabas así el amor del Padre, y nos invitabas a aceptarlo.
Lo aceptamos y recibimos el agua viva, el Espíritu:
“convertido en un surtidor inagotable” de sentido, de justicia,
de dulzura, de amor, de compañía, de verdad...
Dando luz a un ciego de nacimiento, nos abrías los ojos:
para creer en ti, “el Hijo del hombre”;
para mirar con tus ojos todo lo digno, lo valioso,
lo justo, lo libre, lo razonable, lo humanamente bueno;
todo lo que compartes con nosotros como “nacido de mujer”.
Finalmente hemos interiorizado:
“El que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá”.
Tu vida sin límites nos ha abierto la libertad que:
libera de la rutina y de la muerte,
despierta el amor gratuito, incondicional, perdonador...;
capacita para estrenar alternativas acordes con el evangelio;
emprende rutas, no transitadas, llenas de tu amor.
Hoy iniciamos semana de celebracionessolemnes:
tu entrada valiente en Jerusalén, centro de la resistencia a tu Reino;
tu amor y tu vida en el “lavatorio” y la “cena”;
pasión, muerte y sepultura, consecuencia de tu vida conflictiva;
tu resurrección, triunfo del amor y la vida, sentido de la historia.
Queremos hoy, Cristo de la Semana Santa:
aplaudir tu audacia de profeta humilde que sigue con nosotros;
profundizar en el “lavatorio” y la “cena” fraternal;
asumir la conflictividad y alegría de tu reino;
animar la esperanza en la vida resucitada siempre.
Leganés, 5 abril 2020
Preces de los Fieles (D. Ramos (05.04.2020): vivir con Cristo en la cruz y en la luz
En la Semana Santa concentramos la vida de Jesús, el Emmanuel, Dios con-nosotros, “entregado por nosotros”. Somos llamados ante la Cruz y la Resurrección, ante el Amor que sufre por la verdad y la vida, quita el odio, la desesperación, el sinsentido, la injusticia.. Pidamos entrar en la vida de Jesús, diciendo: “queremos vivir contigo siempre”.
Por nuestra sociedad:
- que sea solidaria en gozos y esperanzas, en tristezas y angustias;
- que se deje llevar por el Espíritu de fraternidad que vive en todo ser humano.
Roguemos al Señor: “queremos vivir contigo siempre”.
Por todas las religiones:
- que ofrezcan su sentido de vida sin imposición ni amenazas;
- que curen, alimenten, instruyan, hagan progresar la vida y la alegría.
Roguemos al Señor: “queremos vivir contigo siempre”.
Por las Iglesias cristianas:
- que lean más el Evangelio que sus tradiciones;
- que vivan unidas en el amor a todo ser humano;
Roguemos al Señor: “queremos vivir siempre”.
Por las intenciones del Papa (abril 2020):
- que consigamos la “liberación de las adicciones;
- que “todas las personas adictas sean bien ayudadas y acompañadas”.
Roguemos al Señor: “queremos vivir contigo siempre”.
Por las víctimas de la enfermedad (coronavirus) y del desamor:
- que miren mucho a Jesús, víctima con y como ellos;
- que encuentren, en Él y en nosotros, la ayuda a sus problemas;
Roguemos al Señor: “queremos vivir contigo siempre”.
Por esta celebración:
- que la confianza en el Padre-Madre llene nuestro corazón;
- que unamos nuestra vida a la vida de Jesús en favor de los más débiles.
Roguemos al Señor: “queremos vivir contigo siempre”.
Bendice, Señor, nuestros deseos de estos días, especialmente santos, en que nos proponemos celebrar tu pasión, muerte y vida resucitada. Te lo pedimos a ti, Cristo de todos, que vives por los siglos de los siglos.
Amén.
Leganés, 5 abril 2020