“Sentado a la diestra del Padre, actúa sin cesar en el mundo” (LG 48) Jesús “ascendido” está en todo ser humano (Ascensión del Señor 29.05.2022)
Queremos ser testigos de tu Amor
| Rufo González
Comentario: “vosotros sois testigo de esto” (Lc 24,46-53)
La primera parte (vv. 46-49) interpreta la pasión y muerte de Jesús, en boca del propio Resucitado. Sigue el esquema de promesa y cumplimiento: «Esto es lo que os dije mientras estaba con vosotros: que era necesario que se cumpliera todo lo escrito en la Ley de Moisés y en los Profetas y Salmos acerca de mí» (24,44). Es Jesús vivo quien“les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras” (24,45).
Es la justificación que encontraron los primeros discípulos del final terrible de Jesús: “Así está escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día” (v. 46). La Biblia hebrea y los escritos judíos de la época no conciben un Mesías sufriente. Los discípulos encontraron explicación en el “siervo del Señor” de Isaías (Is 53). Y en la esperanza profética de que en las desgracias hay que volver siempre al Señor: “Vamos, volvamos al Señor. Porque él ha desgarrado, y él nos curará, él nos ha golpeado, y él nos vendará. En dos días nos volverá a la vida y al tercero nos hará resurgir; viviremos en su presencia” (Os 6,2). Interpretación adelantad en el evangelio: “El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día” (9,22). “Mirad, estamos subiendo a Jerusalén y se cumplirá en el Hijo del hombre todo lo escrito por los profetas, pues será entregado a los gentiles y será escarnecido, insultado y escupido, y después de azotarlo lo matarán, y al tercer día resucitará” (18, 31-33).
Hay que seguir la tarea de Jesús: “No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores a que se conviertan” (Lc 5,32).“En su nombre se proclamará la conversión para el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén”.En la teología de Lucas, el centro de la historia salvífica está en Jerusalén; allí muere y resucita Cristo, allí empieza (Lc 1,5-25) y termina (24,52-53) su evangelio. Tras la venida del Espíritu Santo, “seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría y hasta el confín de la tierra” (He 1,8).
“Vosotros sois testigos de esto”. “Esto” incluye la vida entera de Jesús. Concuerda con el inicio del evangelio: “los hechos que se han cumplido entre nosotros, como nos los transmitieron los que fueron desde el principio testigos oculares y servidores de la palabra” (Lc 1,1-2). “Yo voy a enviar sobre vosotros la promesa de mi Padre;...quedaos en la ciudad hasta que os revistáis de la fuerza que viene de lo alto”. En Hechos cita al profeta Joel (3,1-5) para reconocer que la promesa del Espíritu proviene del Padre.
La segunda partenarra la ascensión. Un hecho de fe: el paso al mundo trascendente de Dios, imperceptible por nuestro conocimiento. Sólo Lucas narra la ascensión: aquí y en Hechos (1,9ss). “Betania” para Jesús y lossuyos es ámbito de amor y diálogo sincero. La bendición implica el deseo de que sean revestidos del Espíritu. Reproduce el esquema de la ascensión de Elías (2Re 2,9-11): “separarse” y “ser llevado al cielo”. Modo de narrar la experiencia de fe de los discípulos. El mismo evangelio sugiere que el hecho sucedió el mismo día de su muerte: “hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lc 23,43).
Comienza el tiempo de la Iglesia: “ellos se postraron ante él”. Inician la oración común: “perseveraban unánimes en la oración, junto con algunas mujeres y María, la madre de Jesús, y con sus hermanos” (He 1,14). Sorprende el que “se volvieron a Jerusalén con gran alegría;y estaban siempre en el templo bendiciendo a Dios”. Recordarían: “yo estoy con vosotros todos los días hasta el final de los tiempos” (Mt 28,20). La separación del judaísmo fue lenta. Su presencia en el templo sería al estilo de Jesús: denunciando abusos y recordando la vida que los dirigentes habían cortado vilmente.
Oración: “vosotros sois testigos de esto” (Lc 24,46-53)
Celebramos, Jesús resucitado, tu “ascensión al cielo”:
el hecho de no percibirte sensorialmente;
ya no estás al alcance de nuestros sentidos;
no estás atado por nuestra geografía ni cronología;
habitas, vives, al margen del espacio y el tiempo;
estás presente sin límites, eternamente, en todo.
Todo tu ser ha sido penetrado por el amor del Padre:
te has entrañado más en la historia y vida nuestras;
has “ascendido” a los problemas de todos,
“descendido” a los que menos tienen;
brilla “tu gloria”, el amor sin medida, la plenitud.
Tú, “sentado junto al Padre, actúas siempre en el mundo:
para conducir a los hombres a la Iglesia;
para, por ella, unirlos a ti más estrechamente;
para hacerlos partícipes de tu vida gloriosa,
nutriéndolos con tu cuerpo y sangre” (LG 48).
Gracias, Jesús “ascendido hoy a lo más alto del cielo”:
resucitado, habitas en toda persona (Mt 25,31-46);
actúas como “mediador entre Dios y los hombres” (1Tim 2,5),
como “juez de vivos y muertos” (He 10,42; 17,31; Rm 14,9; 2Tim 4,1; 1Pe 4,5);
escucharte a ti es escuchar al Padre que
“te ha dado potestad de juzgar porque eres el Hijo del hombre” (Jn 5,27);
“¿quién acusará a los elegidos de Dios?
Dios es el que justifica.
¿Quién condenará?
¿Acaso Cristo Jesús, que murió, más todavía, resucitó,
y está a la derecha de Dios,
y que además intercede por nosotros?...
Ninguna criatura podrá separarnos del amor de Dios
manifestado en en ti, Cristo Jesús” (Rm 8,33-39).
Sabemos que “no te has ido para desentenderte de este mundo:
sino que has querido precedernos como cabeza nuestra,
para que nosotros, miembros de tu cuerpo,
vivamos con la ardiente esperanza de seguirte en tu reino” (Prefacio I Ascensión).
Esta esperanza, sostenida por tu Espíritu, nos hace testigos:
mantiene nuestros ojos abiertos a las llamadas del Amor;
enardece nuestro débil corazón para manifestar tu amor;
compromete nuestra persona en la promoción de la dignidad humana,
en la unión fraterna y en la libertad de los hijos de Dios.
Haznos, Señor resucitado, “testigos” de tu ascensión:
optando cada día por el bien y la verdad;
aceptando y amando a todos;
no excomulgando a nadie de nuestra mesa;
poniendo nuestros bienes y talento al servicio de los más pobres.
Preces de los fieles (Ascensión del Señor 29.05.2022)
Jesús ascendidoal cielo está en todo lugar, sobre todo “donde dos o más están reunidos en su nombre” (Mt 18, 20), y en “cada uno de sus hermanos más pequeños” (Mt 25,40ss). Pidamos participar de su “ascensión” diciendo: “Queremos ser testigos de tu Amor”.
Por la Iglesia:
- que proclame la presencia de Jesús resucitado en todas partes;
- que su amor testimonie el Amor de Jesús a todos ser humano.
Roguemos al Señor: “Queremos ser testigos de tu Amor”.
Por las intenciones del Papa (mayo 2022)
- que “los jóvenes se sientan llamados a una vida plena”;
- que “descubran en María el estilo de la escucha,
la profundidad del discernimiento,
la valentía de la fe y la dedicación al servicio”.
Roguemos al Señor: “Queremos ser testigos de tu Amor”.
Por los medios de comunicación:
- que comuniquen la verdad, la justicia, el bien de todos;
- que también en la Iglesia haya libertad de expresión y opinión.
Roguemos al Señor: “Queremos ser testigos de tu Amor”.
Por los políticos de España:
- que digan la verdad y trabajen por el bien común;
- que seamos capaces de elegir a los mejores en saber y gobierno.
Roguemos al Señor: “Queremos ser testigos de tu Amor”.
Por enfermos, parados, víctimas de la violencia...:
- que sintamos nuestras sus angustias y tristezas;
- que les cuidemos y trabajemos por su recuperación.
Roguemos al Señor: “Queremos ser testigos de tu Amor”.
Por esta celebración:
- que nos dé la esperanza de seguir a Jesús resucitado, “ascendido al cielo”;
- que nos fortalezca para dar la cara por los hermanos que sufren.
Roguemos al Señor: “Queremos ser testigos de tu Amor”.
Bendice, Señor, nuestros deseos de bien. Queremos seguir tu camino de amor a todos, especialmente a los más débiles. Como Tú, que vives por los siglos de los siglos.
Amén.