“Te tengo ya habladas todas las cosas en mi palabra, que es mi Hijo” Miércoles de Ceniza (17.02.2021): ¡Cuidado con “la oración, el ayuno y la limosna”!
“Queremos caminar como tú, Señor”
| Rufo González
Comentario: “Tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará” (Mt 6,1-6.16-18)
Leemos hoy la reflexión de Jesús sobre la limosna, la oración y ayuno. Prácticas que las religiones del Libro valoran como “pilares básicos de la religión verdadera” (el islam), “alma misma de la Ley” (el judaísmo), “prácticas de justicia” (el cristianismo).
La cuaresma es el tiempo preparatorio de la Pascua. Para vivir la “vida nueva”, en el Espíritu, en el Amor. Es un retiro abierto en el que analizamos nuestras relaciones básicas. Ayuno, limosna y oración son los símbolos de estas relaciones: “La vía de la pobreza y de la privación (el ayuno), la mirada y los gestos de amor hacia el hombre herido (la limosna) y el diálogo filial con el Padre (la oración) nos permiten encarnar una fe sincera, una esperanza viva y una caridad operante” (Mensaje papal cuaresma 2021).
En los nueve versículos del texto de hoy, se llama a Dios “Padre-Madre seis veces”. Es el Dios “que ve en lo secreto”, en lo escondido, en la intimidad de la conciencia, en el “núcleo secretísimo y sagrario del ser humano, en el que éste está solo con Dios, cuya voz resuena en su intimidad” (GS 16). El misterio de Dios “no está lejos de ninguno de nosotros, pues en él vivimos, nos movemos y existimos..., `somos estirpe suya´” (He 17, 27b-28). Sabemos que “a Dios nadie lo ha visto jamás: Dios unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer” (Jn 1,18). En un texto precioso, no lo recuerda san Juan de la Cruz: “el que ahora quisiese preguntar a Dios, o querer alguna visión o revelación, no sólo haría una necedad, sino haría agravio a Dios no poniendo los ojos totalmente en Cristo, sin querer otra alguna cosa o novedad. Porque le podría responder Dios de esta manera, diciendo: si te tengo ya habladas todas las cosas en mi palabra, que es mi Hijo, y no tengo otra, ¿qué te puedo yo ahora responder o revelar que sea más que eso?; pon los ojos sólo en él, porque en él te lo tengo dicho todo y revelado, y hallarás en él aún más de lo que pides y deseas. Porque tú pides locuciones y revelaciones en parte; y si pones en él los ojos, lo hallarás en todo; porque é1 es toda mi locución y respuesta, y es toda mi visión y toda mi revelación; lo cual os he ya hablado, respondido, manifestado y revelado, dándoosle por hermano, compañero y maestro, precio y premio” (Subida del monte Carmelo, libro 2º, capítulo 22, 5).
Cuidado con “la oración, el ayuno y la limosna”. Lo importante es “proceder unidos a Cristo, arraigados y edificados en él, afianzados en la fe que os enseñaron y rebosando agradecimiento” (Col 2,6). Su Espíritu de amor gratuito debe guiar nuestra vida. Las prácticas religiosas pueden “Tener apariencia de sabiduría por su afectada piedad, su humildad y la mortificación corporal; pero no tienen valor alguno: solo sirven para cebar la carne” (Col 2,23). “Carne” en los textos paulinos equivale a “egoísmo”, lo contrario al amor cristiano. Toda práctica -oración, ayuno, abstinencia, jubileo, romería, comida solidaria, limosna...) que “solo sirve para cebar la carne”, para nuestro prestigio y lucimiento social, no es conforme con el Espíritu de Jesús. Serán benditas de Dios, si expresan la decisión firme de “soltar las cadenas injustas..., liberar a los oprimidos...,partir tu pan con el hambriento, hospedar a los pobres sin techo, cubrir a quien ves desnudo y no desentenderte de los tuyos” (Is 58, 6-7). La pandemia actual es ocasión propicia para demostrar claramente si seguimos a Cristo que cura, alimenta, hermana...
Oración: “Tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará” (Mt 6,1-6.16-18)
Jesús, lleno del amor de DiosPadre-Madre:
nos disponemos a vivir la cuaresma,
tiempo preparatorio de la Pascua;
Tú, resucitado, vives la plenitud de la vida;
no te has desentendido de los peregrinos hacia el Reino;
nos has dado tu mismo Espíritu, que alienta y sostiene.
Nuestra vida de ahora se parece a tu vida histórica:
acuciados por la enfermedad, la incomodidad, la pereza;
rondados por la ignorancia, el afán de poseer y deslumbrar;
instigados por el dominio y la imposición...
Como los sabios de tu pueblo, reconocemos:
que “nuestro corazón es ceniza,
nuestra esperanza, más vulgar que la tierra;
nuestra vida más despreciable que el barro,
porque desconocemos al que lo modeló,
al que le infundió un alma activa
y le insufló un aliento vital.
Pensamos que nuestra vida es un juego,
y la existencia es una feria de negocios;
decimos:`hay que sacar partido de donde sea, hasta del mal...”
(Sab 15, 10-12. Escribe un judío ortodoxo de Alejandría, entre el 80 a.C. al 20 d.C.).
“El barro”, signo cuaresmal,puede expresar:
la dureza de nuestro corazón indiferente ante el dolor ajeno;
el uso egoísta de nuestras facultades (físicas, morales...);
la mutilación de nuestra trascendencia;
el desamor que impide la compasión y el perdón;
la avaricia que hace imposible la comunión;
la envidia que entristece y no ve los valores de los otros;
la cerrazón del poder que imposibilita la libertad responsable...
“La ceniza” expresaría la fragilidad real de la vida:
los límites de nuestra existencia, a veces camuflados;
la enfermedad y debilidad de nuestro ser orgánico y psíquico;
la muerte que amenaza de mil modos y en cualquier parte;
la rotura y quema de los sueños familiares, amicales...;
la corrupción social, eclesial, política...;
la cobardía eclesial que impide la reforma evangélica;
el egoísmo clerical que cierra corazón y brazos a los sacerdotes casados;
la ostentación fatua de ornamentos y títulos para subrayar las distancias;
la quemazón de la mentira interesada en la sociedad y en la Iglesia...
“Convertíos y creed en el Evangelio” (Mc 1,15b):
Tú creesen el Misterio de amor, “Padre-Madre”,
“que nos modeló, nos infundió un alma activa
y nos insufló un aliento vital” (Sab 15,11);
“que es un Dios compasivo y misericordioso,
lento a la cólera y rico en amor...” (Joel 2,13b);
“que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño” (Salmo 100, 3bc);
“todoel que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios”(1Jn 4,7b).
Jesús de la verdad y la vida, te pedimos sinceridad:
queremos ahondar en el “principio y fundamento” de nuestra vida;
creemos que la existencia es don, tesoro, regalo del Padre-Madre Dios;
abre nuestra mente y corazón a tu Espíritu:
que nos dé a sentir internamente el amor del Padre;
que en nosotros ore y dé testimonio de nuestra filiación divina;
que nos dé tu amor a la verdad y a la vida;
que nos transforme en imagen tuya, Cristo, hermano de todos.
Preces de los Fieles (Miércoles de Ceniza 17.02.2021)
Hemos puesto un poco de ceniza en nuestra cabeza. Es señal de que queremos vivir con sentido la Cuaresma. Pidamos constancia en este camino hacia la Pascua, diciendo: “Queremos caminar como tú, Señor”.
Por la Iglesia universal:
- que la Cuaresma sea llamada a convertirnos a vivir como Tú;
- que la ceniza nos haga conscientes de nuestra debilidad.
Roguemos al Señor: “Queremos caminar como tú, Señor”.
Por las intenciones del Papa (febrero 2021):
- que “las mujeres víctimas de la violencia sean protegidas por la sociedad”;
- que “su sufrimiento sea considerado y escuchado” por todos.
Roguemos al Señor: “Queremos caminar como tú, Señor”.
Por la paz en casa, pueblo, país, mundo:
- que el diálogo y la voluntad de bien dirijan nuestras relaciones;
- que ahuyentemos la injusticia y la violencia.
Roguemos al Señor: “Queremos caminar como tú, Señor”.
Por la liberación de la pandemia:
- que ayudemos a no contaminar y a salir de la enfermedad;
- que el Espíritu de amor nos haga solidarios con los más necesitados.
Roguemos al Señor: “Queremos caminar como tú, Señor”.
Por nuestra parroquia, comunidad, grupo...:
- que busquemos ocasiones de dialogar y revisarnos a la luz del Evangelio;
- que recuperemos el “amor primero”, que ama siempre.
Roguemos al Señor: “Queremos caminar como tú, Señor”.
Por esta celebración:
- que nos consuele y anime a vivir como Jesús;
- que nos fortalezca el corazón para amar incondicionalmente.
Roguemos al Señor: “Queremos caminar como tú, Señor”.
Bendice, Señor, nuestros deseos de vida, de verdad, de amor, de paz... Queremos de verdad caminar como tú, Señor Jesús, que vives por los siglos de los siglos.
Amén.
Leganés (Madrid), 17 de febrero de 2021