"Cuidado con la atención selectiva, es inconsciente" Un punto ciego en el proceso de la sinodalidad

Sesgo cognitivo
Sesgo cognitivo

"El pasado día 11 de marzo el Papa Francisco estableció el inicio de un camino que conducirá a una Asamblea Eclesial dentro de tres años, con la participación de laicos, consagrados y ministros ordenados. Un itinerario complejo y largo en el tiempo"

"Los procesos largos en el tiempo tienen la complejidad, no sé si dificultad, de mantener y prolongar activo, dinámico, vivo… También puede haber otras complejidades, ¿dificultades?"

"En concreto, y por lo que se refiere al proceso pos-sinodal, no estaría de más tener en cuenta y reflexionar oportunamente sobre lo que se llama: el prejuicio o sesgo de punto ciego"

"El no ser conscientes del punto ciego del prejuicio, y el no desenmascararlo, ayuda a perpetuar la desigualdad en una institución al permitir que actitudes y comportamientos sesgados pasen desapercibidos y sin cuestionarse"

El pasado día 11 de marzo el Papa Francisco estableció el inicio de un camino que conducirá a una Asamblea Eclesial dentro de tres años, consolidando lo realizado hasta entonces. Es un proceso en el que se va a concretar la sinodalidad como contenido y como dinámica y estilo en las Iglesias locales y en el conjunto de la Iglesia. Y se va a hacer con la participación de laicos, consagrados y ministros ordenados. Un itinerario complejo y largo en el tiempo, con muchos y diferentes interlocuciones, intercambios, etapas,…, que “concluirá” en octubre el año 2028 con la mencionada celebración de una Asamblea Eclesial. 

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Los procesos largos en el tiempo tienen la complejidad, no sé si dificultad, de mantener y prolongar activo, dinámico, vivo… un proceso desarrollado en el tiempo. También puede haber otras complejidades, ¿dificultades? Una de ellas es sobre la que quiero reflexionar en voz alta. No para poner la venda antes de la herida… sino para poner en su justo valor una dimensión del arte de la reflexión individual, del diálogo de igual a igual, y de la toma corresponsable de decisiones en este itinerario sinodal. 

El Punto Ciego que Desconocemos - Experimentos Sociales

Sin entrar en muchas precisiones, todos sabemos que nuestros ojos tienen también un punto ciego (o ángulo ciego) que es un punto oscuro que aparece en nuestro campo de visión. Se encuentra en la zona de la retina donde no hay receptores de luz. Esta zona oscura, que mide tan solo 2×1,5 milímetros, fue descubierta por el científico francés Edme Mariotte en el siglo XVII. Aunque el punto ciego está presente en todas las personas, somos incapaces de percibir su presencia en nuestra vida diaria porque el cerebro es capaz de compensar rápidamente este espacio vacío gracias a la información que recoge de las zonas que lo rodean. 

El punto ciego no cumple ninguna función específica dentro de la estructura ocular y actúa más bien como un fenómeno visual. Los estudiosos creen que su presencia es de fundamental importancia para favorecer que el cerebro examine con más atención las imágenes observadas, consiguiendo así compensar y rellenar la visión de ese rincón oscuro del ojo. 

En concreto, y por lo que se refiere al proceso pos-sinodal, no estaría de más tener en cuenta y reflexionar oportunamente sobre lo que se llama: el prejuicio o sesgo de punto ciego

Me refiero a un fenómeno psicológico en el cual los individuos no somos conscientes de nuestros propios prejuicios o sesgos y tendemos a creer que son menos prejuiciosos que los demás. Se refiere a nuestra tendencia a vernos a nosotras mismas como objetivas e imparciales, mientras atribuimos sesgos o prejuicios a los demás. 

Este concepto es especialmente importante cuando se trata de comprender cómo las suposiciones inconscientes pueden influir en nuestras lecturas individuales, en nuestras reflexiones conjuntas, en nuestras tomas de decisiones… y, por supuesto, en nuestras relaciones interpersonales

Antes de profundizar en el punto ciego del sesgo en este proceso pos-sinodal al que nos invita la Iglesia es importante definir y explicar exactamente qué implica, es decir, comprender el concepto del prejuicio del punto ciego. 

"El prejuicio del punto ciego se puede definir como un sesgo cognitivo que lleva a los individuos a subestimar sus propios sesgos y a percibir particularmente o sobre todo los prejuicios en los demás"

El prejuicio del punto ciego se puede definir como un sesgo cognitivo que lleva a los individuos a subestimar sus propios sesgos y a percibir particularmente o sobre todo los prejuicios en los demás. Las personas tendemos a creer que tenemos una percepción de la realidad más precisa que los demás, lo que nos lleva a pasar por alto nuestras propias suposiciones y prejuicios inconscientes. 

Este punto ciego puede tener profundas implicaciones para nuestras interacciones y, por supuesto, en nuestras lecturas, diálogos, y toma de decisiones, ya que nos ciega a nuestros propios sesgos y nos impide examinar críticamente nuestros pensamientos y acciones

El punto ciego del sesgo es un concepto fascinante que arroja luz sobre las complejidades de la percepción y la cognición humanas. No se limita a un grupo específico de personas como, por ejemplo, los cruentes o la Iglesia. Se trata más bien de un sesgo cognitivo que afecta a individuos de diferentes orígenes y procedencias. 

▷ Prejuicio de punto ciego, o por qué todos se creen mejores que los demás  ⋆ Rincón de la Psicología

Las investigaciones han demostrado que el punto ciego del prejuicio está profundamente arraigado en la forma en que nuestro cerebro procesa la información. Nuestros cerebros están programados para procesos de pensamiento automáticos e inconscientes que pueden llevar a la formación de suposiciones prejuiciosas sin que nos demos cuenta. Estas suposiciones inconscientes están determinadas, entre otros factores, por nuestras experiencias pasadas, influencias sociales, normas culturales. Y, en el caso que nos ocupa, status eclesiales, itinerarios creyentes, etc. 

Además, el punto ciego del prejuicio puede atribuirse al fenómeno de la disonancia cognitiva, por el cual los individuos se ven motivados a percibirse a sí mismos de una manera positiva. Como resultado, a menudo pasamos por alto o racionalizamos nuestros prejuicios para mantener una autoimagen positiva

Es importante señalar que el punto ciego del prejuicio no es indicativo de un sesgo intencional o deliberado. Más bien, se trata de un punto ciego cognitivo que afecta incluso a individuos bien intencionados que se esfuerzan sinceramente por ser objetivos, imparciales, juntos…

El punto ciego del prejuicio es, por tanto, producto tanto de nuestros procesos de pensamiento automáticos como de nuestro deseo de mantener una percepción positiva de nosotros mismos. Comprender este concepto puede ayudarnos a ser más conscientes de nuestros sesgos y a realizar una autorreflexión crítica antes de realizar este proceso pos-sinodal al que se nos convoca y, por supuesto, durante el desarrollo del mismo. 

Entender lo que está detrás del punto ciego del sesgo es esencial para desentrañar su impacto en nuestra percepción y comportamiento. Nos permite profundizar en el intrincado funcionamiento de la mente humana y explorar la compleja interacción entre los procesos cognitivos conscientes e inconscientes. 

Nuestros cerebros son muy eficientes a la hora de procesar información y emitir juicios rápidos. Sin embargo, esta eficiencia tiene un costo: nuestros cerebros a menudo recurren a heurísticas y atajos que pueden introducir sesgos en nuestro pensamiento. 

Uno de los factores clave que contribuyen al punto ciego del sesgo es el fenómeno de la atención selectiva. Nuestros cerebros gravitan naturalmente hacia la información que confirma nuestras creencias y prejuicios, mientras filtran la información contradictoria o disonante. Esta atención selectiva puede reforzar nuestros sesgos y evitar que los reconozcamos

Además de la atención selectiva, el punto ciego también puede verse influenciado por factores sociales, culturales… y eclesiales. La sociedad juega un papel importante en la formación de nuestras creencias, valores y actitudes, que a su vez influyen en nuestros prejuicios. Las normas culturales, los estereotipos sociales y las expectativas eclesiales pueden contribuir a sesgos inconscientes de los que quizás no seamos conscientes. 

Además, el punto ciego del sesgo puede verse exacerbado por el sesgo de confirmación, que es la tendencia a buscar información que confirme nuestras creencias preexistentes e ignorar o descartar la información que las contradice. Este sesgo de confirmación refuerza aún más nuestros prejuicios y dificulta reconocerlos y superarlos

Reconocer lo que está detrás de los prejuicios nos permite adoptar un enfoque más crítico e introspectivo hacia nuestros propios sesgos. Al comprender cómo funciona nuestro cerebro y los diversos procesos cognitivos en juego, podemos desafiar activamente nuestras suposiciones, creencias y prejuicios. 

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En última instancia, el camino hacia la reducción del impacto del punto ciego del sesgo requiere una autorreflexión constante, una mente abierta y un compromiso con la búsqueda de perspectivas diversas. Al participar activamente en este proceso, podemos esforzarnos por ser más conscientes de nuestros sesgos y tomar decisiones más informadas que no estén nubladas por suposiciones inconscientes. 

Las suposiciones inconscientes juegan un papel importante en nuestro proceso de toma de decisiones y moldean nuestras elecciones en formas de las que quizás ni siquiera seamos conscientes. 

Al tomar decisiones, nos basamos en atajos mentales y heurísticos, que a menudo están influenciados por nuestras suposiciones inconscientes. Estas suposiciones pueden llevarnos a hacer juicios o evaluaciones distorsionadas de personas, situaciones y opciones. 

Por ejemplo, si tenemos prejuicios inconscientes contra ciertas personas o grupos, o con ciertas afirmaciones o ideas, podemos ser más propensos a tomar decisiones que favorezcan a quienes se alinean con nuestros prejuicios, mientras que desfavorezcan a otros. 

Además, las suposiciones inconscientes pueden llevarnos a pasar por alto información valiosa que contradice nuestras nociones preconcebidas, lo que nos lleva a tomar decisiones no del todo óptimas. 

Hay numerosos ejemplos reales del punto ciego del sesgo en las reflexiones y en la toma de decisiones y pueden observarse en una variedad de entornos, incluido el trabajo, la política e incluso las interacciones sociales cotidianas. También en la Iglesia. Y, por hipótesis, en este proceso pos-sinodal al que se abre la puerta en nuestra Iglesia. 

Voy a trata de evitar poner posibles ejemplos del ámbito eclesial. 

Pensemos en un gerente que inconscientemente favorece a candidatos que comparten sus antecedentes o características, perpetuando así el sesgo y disminuyendo la diversidad en el lugar de trabajo. De manera similar, los políticos pueden basarse en supuestos sesgados al diseñar políticas, lo que conduce a resultados desiguales para diferentes grupos. 

En las relaciones personales, el punto ciego del prejuicio puede conducir a malentendidos, conflictos y a la perpetuación de estereotipos. Si no reconocemos ni desafiamos nuestros propios puntos ciegos de sesgo, corremos el riesgo de perpetuar desigualdades sistémicas y obstaculizar un proceso como es el proceso pos-sinodal. 

Al tomar conciencia de estos procesos cognitivos, podemos comenzar a desafiar nuestros prejuicios y trabajar hacia una visión del mundo más objetiva e inclusiva. 

Si bien el punto ciego del sesgo puede parecer insuperable, existen técnicas y estrategias que pueden ayudar a las personas a reconocerlo y mitigar su impacto

La importancia de la atención selectiva en la cognición y el envejecimiento  | Algor Cards

Una técnica eficaz es la atención plena, que implica prestar atención intencionalmente a nuestros pensamientos, sentimientos y prejuicios en el momento presente, sin juzgar. Al aumentar nuestra autoconciencia, podemos reconocer mejor nuestras suposiciones distorsionadas cuando surgen y desafiarlas activamente. 

Otra herramienta poderosa son los ejercicios de adopción de perspectiva. Al tratar de comprender y empatizar con las perspectivas de otras personas, podemos descubrir y desafiar nuestros propios prejuicios

Mitigar el impacto del punto ciego del sesgo requiere un esfuerzo constante y el compromiso de fomentar entornos y procesos de reflexión, diálogo y toma de decisiones inclusivos. 

El punto ciego del sesgo va más allá de la toma de las reflexiones y decisiones individuales, y tiene implicaciones significativas en una institución, en una organización como, por ejemplo, nuestra Iglesia. 

Las suposiciones inconscientes pueden dañar las relaciones interpersonales al reforzar estereotipos, perpetuar prejuicios y crear malentendidos. 

La conciencia del punto ciego del sesgo puede fomentar conexiones más significativas e inclusivas al alentar a las personas a cuestionar sus suposiciones, escuchar activamente y adoptar diversas perspectivas. 

El no ser conscientes del punto ciego del prejuicio, y el no desenmascararlo, ayuda a perpetuar la desigualdad en una institución u organización al permitir que actitudes y comportamientos sesgados pasen desapercibidos y sin cuestionarse. 

Al abordar y superar el punto ciego del prejuicio, podemos trabajar para desmantelar las barreras sistémicas y promover una institución y organización más equitativa, donde las personas sean valoradas y tratadas en función de las reflexiones en lugar de los prejuicios. 

El punto ciego de los prejuicios es un concepto importante y necesario, tanto antes de comenzar un proceso de diálogo como es el camino pos-sinodal, como durante su desarrollo, que arroja luz sobre nuestra tendencia a pasar por alto nuestros propios prejuicios y atribuirlos a otros. 

Comprender lo que está detrás del sesgo de punto ciego puede ayudarnos a reconocer el impacto de las suposiciones inconscientes en nuestras reflexiones y toma de decisiones. Al utilizar técnicas para reconocer y mitigar los sesgos, podemos realizar reflexiones y tomar decisiones más objetivas. 

Además, abordar el problema de los prejuicios a nivel eclesial es esencial para crear una comunidad eclesial más inclusiva e igualitaria conforme a la igual y básica dignidad bautismal. Depende de cada uno de nosotros descubrir nuestras cegueras y desafiar nuestras suposiciones inconscientes (de conocimientos, de creencias, de emociones, de pensamientos) para fomentar un rostro eclesial más sinodal ahora que somos invitados en nuestras Iglesias Locales a concretar este arte sinodal de reflexionar, dialogar y decidir corresponsablemente desde la única y común dignidad bautismal

Punto ciego del sesgo: qué es este fenómeno psicológico y cómo nos afecta

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