"Muchos jóvenes no pueden tener acceso a una vivienda por el precio de los alquileres" Omella: "Hace falta una acción coordinada para que el tema de la vivienda no sea una pesadilla"
"Muchas personas, especialmente los jóvenes, no puedan tener acceso a la vivienda, porque los precios de los alquileres alcanzan unos niveles excesivos para muchos, y aún más el acceso a una vivienda en propiedad. Esto hace también que los desahucios, a veces con consecuencias trágicas, se den cada día"
"Tener un hogar es fundamental para una vida digna. Es necesaria una acción coordinada de todas las administraciones públicas, las entidades y la ciudadanía para que el acceso a la vivienda no sea una pesadilla"
En la segunda Carta a los cristianos de Corinto que Pablo les escribe -y que hoy hemos escuchado en la segunda lectura de la Misa-, el apóstol los anima a colaborar en la colecta que está haciendo a favor de la comunidad cristiana de Jerusalén, que está sufriendo una grave situación de escasez y hambruna. Les dice: «Y lo mismo que sobresalís en todo -en fe, en la palabra, en conocimiento, en empeño y en el amor que os hemos comunicado-, sobresalid también en esta obra de caridad.» (2Co 8,7).
Los corintios colaboraron en aquella colecta que alivió la situación de los cristianos de Jerusalén. Podemos decir que contribuyeron a crear en la Iglesia la conciencia de la necesidad de compartir lo que poseemos y que entendemos que hemos recibido como una gracia de Dios.
De la misma manera, los cristianos hemos ido madurando en la reflexión sobre los derechos y los deberes de las personas para ir construyendo un mundo que esté más de acuerdo con los designios de Dios. Unos derechos que, en la búsqueda del bien común, no son solo individuales, sino también sociales. Son aquellos derechos necesarios para mantener una vida verdaderamente humana: la alimentación, la vivienda, el trabajo, la educación y el acceso a la cultura, la salud, los transportes, la libre circulación de las informaciones, la tutela de la libertad religiosa…
En relación con el derecho a la vivienda, cabe decir que está universalmente reconocido y en nuestro país promulgado constitucionalmente, pero esto no impide que muchas personas, especialmente los jóvenes, no puedan tener acceso a ella, porque los precios de los alquileres alcanzan unos niveles excesivos para muchos, y aún más el acceso a una vivienda en propiedad. Esto hace también que los desahucios, a veces con consecuencias trágicas, se den cada día.
Acción coordinada de las administraciones
Tener un hogar es fundamental para una vida digna. Es necesaria una acción coordinada de todas las administraciones públicas, las entidades y la ciudadanía para que el acceso a la vivienda no sea una pesadilla. Según el Observatorio de la Realidad Social de Cáritas Diocesana de Barcelona, 3 de cada 4 hogares acompañados por Cáritas no disponen de una vivienda digna, tal y como se manifestó en la presentación de la memoria 2023 durante la última fiesta de Corpus. En el mismo informe se señala que 2 de cada 5 personas de la diócesis de Barcelona sufren algún tipo de dificultad relacionada con la exclusión residencial. Ante esta situación, sería necesario que, entre todos, hiciéramos efectivo el derecho a la vivienda con medidas prácticas.
Queridos hermanos y hermanas, se debería hacer una reflexión por parte de todos los estamentos sociales implicados que condujera a actuaciones efectivas en favor de este derecho humano fundamental, tal como el papa Francisco pidió ya hace años: «¡Ninguna familia sin vivienda! ¡Ningún campesino sin tierra! ¡Ningún trabajador sin derechos! […] ¡Tierra, techo y trabajo son derechos sagrados!».
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