Carta semanal del cardenal Omella La familia, crisol de amor y esperanza

Amor de familia, amor de Dios
Amor de familia, amor de Dios

Que la família sea levadura que haga crecer el amor, la esperanza y la alegría en el mundo

Hoy, primer domingo de Cuaresma, acaba la Semana de la Familia convocada por las diócesis con sede en Catalunya, para promover los valores familiares y rezar por la familia. Ha sido una semana llena de propuestas y actividades diversas, que ponen de manifiesto la gran variedad de iniciativas destinadas a fortalecer la vida matrimonial y familiar. Aprovecho la oportunidad para agradecer todo el esfuerzo que hacen tantas entidades de Iglesia en favor de la familia, así como su disponibilidad a la hora de trabajar de manera eficaz en coordinación con el nuevo Secretariado diocesano de Pastoral Familiar.

El lema de este año es «La familia, cuna y referencia de la nueva humanidad». Una familia en la que reina el amor es el mejor regalo que puede recibir una persona. La familia es la célula básica de la sociedad donde el ser humano descubre que es amado y aprende a amar. ¡No hay sociedad sin familia! De hecho, así lo demuestran los datos de muchas encuestas que reconocen a la familia como la institución más valorada por la sociedad. Como nos recuerda el papa Francisco, la familia es una muy «buena noticia» para el mundo, es el espacio social ideal para mostrar a nuestro mundo que vivir «la alegría del amor» es posible.

Animo a nuestros políticos y agentes sociales a querer cada día un poco más a la familia y que este amor se manifieste en obras. ¿Cómo? Con unas políticas que favorezcan la vida familiar, que aseguren los recursos económicos necesarios y hagan posible una conciliación familiar real. Ojalá podamos alcanzar el grado de protección de la familia de otros estados europeos.

Actualmente somos el país de Europa, después de Grecia, que menos porcentaje de gasto social dedica a la familia. Y, tal vez, por este motivo, España, con un índice de fecundidad del 1,34, es el país de la Europa de los 28 con menor tasa de natalidad.

Amar a la familia es valorar y amar a la sociedad

Amar a la familia es valorar y amar a la sociedad. Como bien sabéis, nuestro objetivo pastoral para este curso es edificar la fraternidad. Nuestro deseo, que coincide con el deseo más profundo de Dios, es hacer de nuestra sociedad una gran familia de familias.

Por Jesucristo sabemos que Dios también se hace presente en el amor que se vive dentro de la familia, donde se crea confianza, emoción y alegría, donde se comparte la vida y donde se puede dar a los hijos unos valores que siempre les acompañarán.

En el diálogo que mantengo con matrimonios, a menudo sale el problema de la educación de los hijos. Este es un gran reto para las familias actuales. Hay que sembrar con esperanza. Padres y madres, ya sabéis que educáis más con vuestro ejemplo que con sermones. Haceros testigos del amor, de la compasión y de la misericordia de Jesucristo. Si los hijos ven que lo vivís, ellos también lo harán. Y, sobre todo, no perdáis nunca la alegría ni la esperanza. En la educación, los frutos se recogen con el tiempo.

Queridos hermanos, que la família sea levadura que haga crecer el amor, la esperanza y la alegría en el mundo. Que en este tiempo de Cuaresma el Señor nos conceda crecer en fraternidad y en comunión.

Card. Juan José Omella
Arzobispo de Barcelona

La familia

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