Tegucigalpa, Honduras Familia Laudato Si’: “Con el movimiento descubrimos otra dimensión de la Iglesia”
“Como dice el Papa, todos estamos conectados, y nosotros también lo estamos como familia. Con la ayuda de Dios estamos comprometidos con Laudato Si’”, afirma Linda Sheran. Junto a su esposo, José Luis, llevan 15 años de casados y tienen tres niñas: Edna María (15), Ana Carolina (13) y Ximena (6). Viven en Tegucigalpa, Honduras y en su comunidad los llaman la familia Laudato Si’.
| Movimiento Laudato Si'
Cuando conocieron al Movimiento Laudato Si’ (en ese momento Movimiento Católico Mundial por el Clima), se enamoraron de la propuesta de convertirse en Animadores Laudato Si’.
Primero la madre con la hija mayor, durante la Semana Laudato Si’; luego el padre con la hija menor, durante el Tiempo de la Creación. Los cuatro miembros de la familia se certificaron como animadores, con una ayudante de lujo para sus proyectos: la pequeña Ximena.
“Siempre me gustaron mucho los temas relacionados con el cuidado del planeta”, dice Edna María, quien no dudó en comenzar la formación cuando su mamá se lo propuso. La joven que, además, ama la jardinería, ideó un proyecto final de plantas suculentas para certificarse.
Para Linda la experiencia fue muy enriquecedora: “Las plantas en la casa son nuestro primer contacto con la naturaleza y con lo que nos sentimos responsables. Entonces en el intercambio de plantas las personas se comprometen y nos cuentan cómo las cuidan. De esa manera les vamos dando gotitas de lo que es el movimiento”, relata.
Como familia, todos participaron, en especial Ximena, que disfruta de repartir plantas a las personas de la comunidad. “Con el movimiento descubrimos otra dimensión de la Iglesia. Nos sentimos parte de una Iglesia integral que nos llama a una formación que no descuida ningún aspecto”, indica Linda.
Pero la inquietud por Laudato Si’ surgió también en el padre de familia, José Luis, quien en la casa siempre se encargó de recoger los residuos orgánicos para compostar, “pero luego lo vio desde la dimensión de la fe y del cuidado de la casa común”, afirma su esposa.
Junto a su hija del medio, Ana Carolina, realizaron el curso de animadores y su compromiso para el trabajo final fue la junta de firmas para la petición “Planeta sano, gente sana”: “Lo hicimos en la parroquia Salvador del Mundo, recolectamos 106 firmas en dos misas”, mencionó la joven.
Para ella lo más importante es aprender y formarse. Está leyendo la encíclica y participa en cada evento online. Su sueño es poder formar su propio círculo Laudato Si’.
Por su parte, Edna María es “la voz de la conciencia de la familia”, según menciona su madre: “Ella es quien nos habla de la huella de carbono, de disminuir el consumo de plástico, de cambiar las pequeñas cosas de lo cotidiano”.
Linda concluye animando a otros padres de familia: “No limiten a sus hijos. Ellos tienen grandes capacidades: Dios les ha dado sus dones, y es trabajo de nosotros propiciar que ellos lo desarrollen. Para nosotros el movimiento ha sido una oportunidad para que cada quien vaya descubriendo y conociendo eso bueno que tiene, y ponerlo al servicio de los demás”.
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