La mejor oferta: Cuando las falsificaciones merecen ser verdad


Virgil Oldman es un hombre solitario y excéntrico. Trabaja como marchante de arte y dirige subastas. Es un experto en tasar obras y en descubrir falsificaciones. Ordenado y metódico, sus relaciones ligadas a su trabajo se limitan a su viejo amigo Billy con quien ha ganado dinero en las subastas y con el joven Robert al que le confía arreglos y chapuzas. Coleccionista de mujeres ideales, las guarda en forma de cuadros valiosos, en un bunker dentro de su lujosa mansión. Un día recibe una misteriosa llamada de una hermosa joven que le pide una tasación aunque se oculta para no ser vista. Y este encuentro cambiará su vida.
Lo que comienza como una comedia romántica avanzará por los corredores del thiller para desembocar en un drama sobre la necesidad ineludible de la relación para los seres humanos incluso para los que se han ocultado en castillos de riqueza, engaño y protegido aislamiento.
La película está construida sobre una actuación memorable de Geoffrey Rush como Virgil. Este australiano formado en el teatro y en la interpretación de los clásicos, tras su Oscar en “Shine” de Scott Hicks y sus interpretaciones geniales en “Los miserables” de Bille August o en la famosa “El discurso del rey” nos ofrece ahora este papel donde poco a poco se van abriendo las capaz de una cebolla que se presenta a un ser distante, racional y amoral para ir poco a poco ir apareciendo un apasionado romántico deseoso de amar y ser amado. A su lado un enigmático Donald Sutherland en el papel del amigo junto a una bella y singular Sylvia Hoeks en el personaje poliédrico de la joven enferma y vulnerable de la que se enamora el protagonista.
Esta exploración sobre la búsqueda de la belleza y el amor funciona como un reloj de precisión donde poco a poco van encajando las piezas hasta desvelarse una sorprendente verdad.
El relato funciona como un homenaje a la inocencia que llevamos dentro. Por más que las existencias se retuerzan o se aíslen, lleguen a la amargura o al engaño, hay un fondo de ingenuidad bondadosa en el corazón, incluso de los truhanes y mentirosos. Esto es lo que nos hace a todos dignos de ser amados a la vez que profundamente vulnerables.
Producción italiana de éxito internacional cuenta con la banda sonora de Ennio Morricone, siempre una garantía de contrapunto hacia la emoción. Una película que os recomendamos y donde incluso las falsificaciones merecen ser verdaderas.
Volver arriba