Vaya espectáculo montado por el Camino en Cibeles.

De los movimientos eclesiales de nueva creación, creo que ninguno tiene tanto afán de protagonismo como el Camino Neocatecumenal. Y por lo que he leído, Kiko Argüello insiste en convocar a los suyos en todos los sitios oportunos en los que celebró misa el Papa y en el que él movilizó previamente a los suyos. Es como si este señor intentase dar a entender que el llenado de cibeles por la visita del Papa era cosa del Camino Neocatecumenal, o para demostrar su poder de convocatoria.

Contrasta una cosa, la petición del Papa para exigir mejores sacerdotes con las ideas más claras, frente a Kiko Argüello que aprovecha una euforia colectiva para que se presenten varios millares de manos alzadas para ser sacerdotes. La cosa es que por más manos alzadas que se levantan en sus actos, no veo que aumenten significativamente el número de sacerdotes en España. Es más, mientras los seminaristas diocesanos menguan, los del Camino Aumentan, aunque nunca por millares sino por algunas docenas, que ciertamente no se corresponden con los millares de manos alzadas.

Respecto a los apocalípticos mensajes de Kiko, pues ni comentarlos. Su Kerigma o su Karma se lo puede vender a las piedras que a mi ni me interesa. Esto de ser cristiano no consiste en pasar por una sucesión de cuadernillos o ejercicios, ni en comprar el último fascículo de las obras completas de Argüello. Si a los suyos les gusta, pues que les aproveche. Tal vez a alguno le hace falta un diploma, firmado por Argüello que certifique aún más su pertenencia a la Iglesia o al Camino, y no tarde en Kiko en habilitar alguno, aunque sea con la excusa de anunciar que es un diploma de misionero del Camino. Pero entra la Carmencita y sus camisetas estrambóticas y el polifacético Kiko que unas veces canta, otras pinta, otras esculpe, otras compone y otras ejerce de pseudotelepredicador protestante con biblia y micrófono en mano, mucho tienen que envidiarle los kikos a otros movimientos, excepto a Maciel y sus Legionarios.
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