Entrevista a Lucas, sobre Martas y Marías
Entramos en el túnel del tiempo para entrevistar al evangelista Lucas.
Rd.: ¿Es cierto que es usted el más feminista de los cuatro evangelistas?
Lucas: Pregúntenselo a Teófilo, que es con quien más e-mail intercambio. Pero en feminismo, creo que me gana cierto discípulo querido.
Rd.: A las amigas de María les gusta que Jesús alabe el buen gusto de estar de palique con él y llevarse la mejor parte.
L.: Eso es que no han entendido mi novelita.
Rd.: Ah, pero ¿era novelita y no un suceso sucedido en la sucesión esa que preocupa a los teólogos historiadores anti-Pagolas?
L.: Era lo que dirá veinte siglos más tarde Paul Ricoeur: “Decir la verdad por medio de la ficción”.
Rd.: Pues la verdad que usted dijo sobre las Marías valdría para las carmelitas, pero no les hará ni pizca de gracia a las activas, que están dando el callo en colegios, hospitales o centros de acogida.
L.: ¿Y eso que tiene que ver con lo que yo transmití? El tema era “lo único necesario”, como insistió el Maestro.
Rd.: Pues eso es justamente lo que molesta, que sea la contemplación embobada lo principal.
L. Que no, hombre, que no, que ni es embobamiento, ni es ese el punto de la cuestión, que no tenéis ni pajolera idea, que lleváis años repitiendo el cuentecito de lo activo y lo contemplativo, se os raya el disco los domingos y la gente se duerme en la homilía.
Rd.: Entonces, ¿qué quiso decir usted, o Jesús según usted, en el capítulo diez?
L.: Vaya, vaya, conque hasta sabe que es capítulo diez, qué listillo, le doy un punto bueno. Pero contésteme para sobresaliente, ¿qué viene antes de esa historieta?, ¿de qué trata la historieta anterior? Le doy una pista, es parábola...
Rd. Pues no me acuerdo, déjeme que chequee con el Google...
L.: Otro con el Google, ese Bill Gates os encandila, mucho buscador y servidor, mucha religión en libertad e info-cato-cibernética, pero ni una miaja de hermenéutica.
Rd.: Pues no se qué decirle...
Lc.: Pues fíjese, hombre, preste atención (ese es el punto de las dos parabolillas: fijarse, pararse a prestar atención). La historieta anterior es la del Buen Samaritano, que forma un díptico con Marta y María.(Lc 10, 25 al fin)
Rd.: Me deja patidifuso.
L.: Claro, yo no opuse las Martas a las Marías. Marta y los que pasaron de largo en el camino ante el herido (el que iba con prisa hacia oficinas de Añastro y el que corría hacia las de la Alumudena) son el mismo personaje. Y María, en la casa, y el Buen Samaritano en el camino son el mismo personaje. En masculino y femenino, en casa y en el camino y, hasta si os empeñáis, contemplando y actuando. Y el herido y Jesús son el mismo. Lo único necesario era pararse y no pasar de largo, tener capacidad para caer en la cuenta de que Jesús te interpela y te cambia la ruta. Pero os ha pasado como a quienes comentan los blogs, que se fijan en todo lo que no tiene nada que ver con el post y discuten entre sí de las mil monsergas desplegando un ego impresionante.
Rd. Sin palabras, Don Lucas, voy a decirle al Director que le de un premio.
L.: No, no volvamos a las andadas. Aquí lo que cuenta es lo que dijo Jesús, el galileo peligroso: Solamente una cosa es necesaria, escuchar y caminar. Y lo demás, monsergas...
Rd.: ¿Es cierto que es usted el más feminista de los cuatro evangelistas?
Lucas: Pregúntenselo a Teófilo, que es con quien más e-mail intercambio. Pero en feminismo, creo que me gana cierto discípulo querido.
Rd.: A las amigas de María les gusta que Jesús alabe el buen gusto de estar de palique con él y llevarse la mejor parte.
L.: Eso es que no han entendido mi novelita.
Rd.: Ah, pero ¿era novelita y no un suceso sucedido en la sucesión esa que preocupa a los teólogos historiadores anti-Pagolas?
L.: Era lo que dirá veinte siglos más tarde Paul Ricoeur: “Decir la verdad por medio de la ficción”.
Rd.: Pues la verdad que usted dijo sobre las Marías valdría para las carmelitas, pero no les hará ni pizca de gracia a las activas, que están dando el callo en colegios, hospitales o centros de acogida.
L.: ¿Y eso que tiene que ver con lo que yo transmití? El tema era “lo único necesario”, como insistió el Maestro.
Rd.: Pues eso es justamente lo que molesta, que sea la contemplación embobada lo principal.
L. Que no, hombre, que no, que ni es embobamiento, ni es ese el punto de la cuestión, que no tenéis ni pajolera idea, que lleváis años repitiendo el cuentecito de lo activo y lo contemplativo, se os raya el disco los domingos y la gente se duerme en la homilía.
Rd.: Entonces, ¿qué quiso decir usted, o Jesús según usted, en el capítulo diez?
L.: Vaya, vaya, conque hasta sabe que es capítulo diez, qué listillo, le doy un punto bueno. Pero contésteme para sobresaliente, ¿qué viene antes de esa historieta?, ¿de qué trata la historieta anterior? Le doy una pista, es parábola...
Rd. Pues no me acuerdo, déjeme que chequee con el Google...
L.: Otro con el Google, ese Bill Gates os encandila, mucho buscador y servidor, mucha religión en libertad e info-cato-cibernética, pero ni una miaja de hermenéutica.
Rd.: Pues no se qué decirle...
Lc.: Pues fíjese, hombre, preste atención (ese es el punto de las dos parabolillas: fijarse, pararse a prestar atención). La historieta anterior es la del Buen Samaritano, que forma un díptico con Marta y María.(Lc 10, 25 al fin)
Rd.: Me deja patidifuso.
L.: Claro, yo no opuse las Martas a las Marías. Marta y los que pasaron de largo en el camino ante el herido (el que iba con prisa hacia oficinas de Añastro y el que corría hacia las de la Alumudena) son el mismo personaje. Y María, en la casa, y el Buen Samaritano en el camino son el mismo personaje. En masculino y femenino, en casa y en el camino y, hasta si os empeñáis, contemplando y actuando. Y el herido y Jesús son el mismo. Lo único necesario era pararse y no pasar de largo, tener capacidad para caer en la cuenta de que Jesús te interpela y te cambia la ruta. Pero os ha pasado como a quienes comentan los blogs, que se fijan en todo lo que no tiene nada que ver con el post y discuten entre sí de las mil monsergas desplegando un ego impresionante.
Rd. Sin palabras, Don Lucas, voy a decirle al Director que le de un premio.
L.: No, no volvamos a las andadas. Aquí lo que cuenta es lo que dijo Jesús, el galileo peligroso: Solamente una cosa es necesaria, escuchar y caminar. Y lo demás, monsergas...