Mitras, microscopios y... móviles

¿Qué le dijo la mitra al microscopio? “No investigues con pre-embriones, que te condeno”. ¿Qué le dijo el microscopio a la mitra? “No condenes y deja avanzar a la terapéutica”. ¿Y qué dijeron los teólogos y teólogas pro-ciencia? Se comunicaron enseguida por el móvil la noticia: “Ayer (14-VI-07) aprobó, por fin, el Congreso la Ley de Investigación Biomédica. Enhorabuena".

"Faltaron -¡no faltaba más!- los votos consabidos de la oposición, respaldada por algunas mitras obsesionadas con el estatuto del blastocisto. No les preocuparon miles de muertes inocentes en Irak, pero levantan estandartes pro-vida para frenar la investigación con células carentes de individualidad personal.”

Hijas de madres hermanas son primas. Ciencia y teología, primas hermanas, celebran la ley de investigación biomédica. La era digital, con la receptividad de móviles e internet, entiende el parentesco entre investigación y contemplación, ciencia y mística receptivas. La iconología budista representaba a Gautama con orejas inmensas: atento y acogedor. Lo contrario, los oídos sordos fundamentalistas: sin escuchar a la vida, ni a la ciencia.

La ley merece el parabién de ciencias y teologías al servicio de la humanidad, aunque no satisfaga a la ideología de mitras condenadoras o microscopios politizados.

Quien no pregunta, no investiga. Quien no duda, no cree. Ciencia y fe, investigación y teología son primas hermanas. La ciencia es hija de “doña Interrogación”. La fe es hija de “doña Escucha”. Las madres se asemejan, con herencia genética de audacia y decisión en incertidumbre. La interrogación científica crea hipótesis, confiando en los descubrimientos. La escucha fiducial se atreve a esperar que se desvelen revelaciones. Ambas son capaces de buscar, cuestionar y cambiar de parecer ante la presencia de nuevos datos, sin el síndrome del miedo al relativismo.

Pero las ideologías, ya sea con máscara de ciencia o de fe, ni dudan ni inquieren: se aferran a certezas engañosas, anhelando seguridades. Pseudociencia y pseudoreligión son el uniforme de fanatismos dogmáticos. En páises con tradición inquisitorial necesitamos que las dos primas hermanas, ciencia y teología, aúnen sus esfuerzos para que aprendamos a dudar.
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