"Gustavo era para mí una persona, un sacerdote que entregó su vida por amor a Cristo, por amor a la Iglesia, por amor a la humanidad, especialmente a los pobres", así declaró el cardenal peruano, Pedro Barreto, actualmente en Roma, participando en la segunda asamblea del Sínodo de la Sinodalidad.

"Era una persona en quien se podía confiar. Toda su vida la dedicó a estar en contacto con aquellos que sufrían. Era el mismo grito de los pobres, el grito de una humanidad que sufre las injusticias y la ilumina con el Evangelio. Gustavo era una persona en quien se podía confiar", sotuvo el cardenal.

Y agregó: "era una persona confiable porque sin duda alguna, él más allá de lo que aportó y contribuyó de manera muy significativa en su servicio teológico y de su amor preferencial por los pobres, los descartados de la sociedad, como dice el Papa Francisco, era una persona de Iglesia. Él amó siempre a la Iglesia, una Iglesia con rostros muy concretos. Una Iglesia que le hizo sufrir la pasión, el insulto, el dejarlo a un lado por acusaciones malévolas, pero que definitivamente él se mantuvo fiel a la Iglesia", destacó.

"Ciertamente era una Iglesia que en algunas circunstancias de su vida lo hizo sufrir", añadió. Pero ahora recuerdo con mucho agradecimiento ese encuentro que con motivo de cumplir 90 años de edad, lo recibió el Papa Francisco. Como sabemos todos, el padre Gutiérrez era sacerdote diocesano y después ingresó a la Orden de Predicadores. En este acontecimiento de aniversario de este religioso peruano, todos miremos en él a un sacerdote fiel, humilde servidor de la Iglesia y sobre todo, servidor de una reflexión teológica más genuina del Evangelio desde los pobres".

El cardenal reflexionó que "Cristo nació pobre, murió totalmente desprovisto de cosas materiales, pero su gran riqueza era su corazón. Ese corazón de Cristo que desde la cruz mira a su madre y nos le encarga a nosotros. Ella desde el cielo, desde esta presencia de Dios que sigue acompañando a todos y cada uno de nosotros, hoy de manera especial acoge con mucha alegría a nuestro querido y recordado sacerdote de la Iglesia Católica, el padre Gustavo Gutiérrez, que se atrevió a hacer la reflexión teológica desde los más pobres y los más humildes", concluyó el cardenal.