Liturgia del DOMINGO DE RAMOS 2025 (C)

Liturgia del DOMINGO DE RAMOS 2025 (C)
Liturgia del DOMINGO DE RAMOS 2025 (C)

DOMINGO DE RAMOS 2025 (C)

Comentario de un cristiano laico converso:

Por favor, no miréis atrás, no repitáis los disparates de los primeros escritores, todos judíos, de los que NO hemos sabido ni querido despegarnos.

Nos hemos negado a pensar, a ejercer la libertad, a dejarnos impregnar de la vida de Jesús. Por contrario, nos hemos sometido a un Clericalismo rancio y erróneo en el que nos han encerrado con prepotencia en interpretación torticera de letras humanas, llamadas sagradas. Solo Dios es sagrado y nos confunden quienes ponen muros a su búsqueda.

Ya es hora de adherirse al "Camino de Humanización" que nos enseñó Jesús. "Hay que obedecer a Dios, antes que a los hombres". No podemos seguir creyendo y menos celebrando una EXPIACIÓN idolátrica a un "dios canalla", triturando y despreciando la imagen del Abba que Jesús nos mostró.

Jesús NO nos redimió de nada, ni consiguió ningún perdón, regalado gratuitamente desde la eternidad por el Amor Creador. Lo que hizo fue mostrarnos sus "valores humanos" con su ejemplo, con sus palabras, con su forma de orar y relacionarse con el Padre. Esa "íntima relación vital" que hemos transformado en estacional turismo rentable, externo y material de una inexistente EXPIACIÓN.

¡Buen negocio para los hosteleros!

Se nos ha olvidado que a la PAZ, AMOR, BONDAD y ENTREGA, que el Señor vivió y enseñó, se le opusieron los contravalores de la VIOLENCIA, INJUSTICIA y DOMINACIÓN que privan al ser humano de PAZ, LIBERTAD y CONCIENCIA.

Al final nos amó hasta el extremo y nos pidió que lo recordásemos. Pero entendimos que teníamos que hacer magia institucional y convertirla en el quicio de una Religión sin Jesús, sin su Abba, sin su Interioridad y su Camino.

Se nos olvidó la única lección esencial y real: "la CONVERSIÓN en verdaderos seres humanos". Lección que le costó la vida y por la que se entregó voluntariamente.

Si no cambiamos, si no somos coherentes, si seguimos sometidos a las "incoherencias erráticas de un Clero desnortado", si no nos convertimos... en esta Iglesia nuestra "no quedará piedra sobre piedra".

El exhibicionismo y la cáscara del rito no suplen la conversión.

Y comenzamos:


El amor permanente y entrañable de Dios Padre, que nos habita y sostiene, la presencia luminosa de Jesús Resucitado, su Luz y el impulso de su Espíritu ESTÁN con todos vosotros.

Y con tu Espíritu


MONICIÓN DE ENTRADA


Este Domingo de Ramos leeremos el relato de la pasión. Un texto que nos enfrenta a la experiencia más difícil y dolorosa de la vida de Jesús. Sin embargo no estamos llamados a quedarnos en la negatividad y la impotencia. Siempre hay una puerta que se abre a la esperanza, un camino para llenar de amor y perdón. La actitud de Jesús en esos momentos puede arrojar luz para digerir todo ese sufrimiento que vemos: víctimas de la guerra, de las injusticias o de los abusos de poder.


Hoy nos unimos a nuestro Señor en su triunfo  y en su pasión y muerte,  y  deseamos que nuestra vida y nuestra muerte sean tan aceptables y tan cargadas de sentido como la suya.


BENDICIÓN DE RAMOS


Dios Padre cariñoso tú santificas con tu bendición,  estos ramos, y a los que acompañamos hoy a Jesús, aclamándole con cantos y con alegría.

Tú permanente Bendición + ilumina hoy estos ramos y a todos los que nos hemos reunido. Queremos vivir alegres y extender esta alegría a los demás.


Evangelio según San Lucas 19, 28-40.


Dicho esto, caminaba delante de ellos subiendo a Jerusalén.

Y cuando se acercó a Betfagé y Betania, junto al monte llamado de los Olivos, envió a dos discípulos, diciendo:

— Id a la aldea que está enfrente; al entrar en ella encontraréis un borrico atado, en el que todavía no ha montado nadie; desatadlo y traedlo. Y si alguien os pregunta por qué lo desatáis, le responderéis esto: «Porque el Señor lo necesita».

Los enviados fueron y lo encontraron tal como les había dicho. Al desatar el borrico sus amos les dijeron:

—¿Por qué desatáis el borrico?

—Porque el Señor lo necesita -contestaron ellos-.

Se lo llevaron a Jesús. Y echando sus mantos sobre el borrico hicieron montar a Jesús.


Según él avanzaba extendían sus mantos por el camino. Al acercarse, ya en la bajada del monte de los Olivos, toda la multitud de los discípulos, llena de alegría, comenzó a alabar a Dios en alta voz por todos los prodigios que habían visto, diciendo:

—¡Bendito el Rey que viene en nombre del Señor!

¡Paz en el cielo y gloria en las alturas!

Algunos fariseos de entre la multitud le dijeron:

—Maestro, reprende a tus discípulos.

Él les respondió:

—Os digo que si éstos callan gritarán las piedras.


Procesión

ORACIÓN COLECTA


Jesús marcha a la cabeza: aclamado por gente sencilla, montado sobre la paz…

Nuestra marcha por la historia tiene sentido: nos has dado tu Espíritu que nos hace reconocernos como hermanos.


Te queremos sentir a la cabeza de nuestras comunidades, tirando, moviéndonos, anunciando, viviendo tu entrega a favor de todo el mundo.


Nos animas Jesús, guía nuestro, a vivir como Tú: Caminando a la cabeza del servicio a todos, construyendo la paz verdadera, dando frutos de justicia y alegría sincera. Amén.


Lectura del libro de Isaías (50,4-17):


El Señor Dios me ha dado una lengua de discípulo; para saber decir al abatido una palabra de aliento. Cada mañana me espabila el oído, para que escuche como los discípulos.


El Señor Dios me abrió el oído; yo no resistí ni me eché atrás. Ofrecí la espalda a los que me golpeaban, las mejillas a los que mesaban mi barba; no escondí el rostro ante ultrajes ni salivazos.


El Señor me ayuda, por eso no sentía los ultrajes; por eso endurecí el rostro como pedernal, sabiendo que no quedaría defraudado.

Palabra de Dios

Salmo 


R/ Bendito el que viene en nombre del Señor.


Pueblos todos batid palmas,

aclamad a Dios con gritos de júbilo;

porque el Señor es sublime y misericordioso,

es nuestro Padre y nuestro hermano mayor. R/


Del Señor es la tierra y cuanto la llena,

el orbe y todos sus habitantes,

Él la fundó sobre los mares,

Él la afianzó sobre los ríos. R/


Dios reina sobre las naciones,

Dios se sienta en su trono sagrado.

Dios juzga a todos con cariño

y perdona a los que se equivocan. R/

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses (2,6-11):


Cristo Jesús, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios; al contrario, se despojó de sí mismo tomando la condición de esclavo, hecho semejante a los hombres.


Y así, reconocido como hombre por su presencia, se humilló a sí mismo, hecho obediente hasta la muerte, y una muerte de cruz.


Por eso Dios lo exaltó sobre todo y le concedió el Nombre-sobre-todo-nombre; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.

Palabra de Dios


(Para escuchar y meditar la Pasión estaréis mejor sentados e interiorizados).


Pasión de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas (22,14–23,56):


C. En aquel tiempo, los ancianos del pueblo, con los jefes de los sacerdotes y los escribas llevaron a Jesús a presencia de Pilato.

Y se pusieron a acusarlo diciendo


S. «Hemos encontrado que éste anda amotinando a nuestra nación, y oponiéndose a que se paguen tributos al César, y diciendo que él es el Mesías rey».


C. Pilatos le preguntó:


S. «¿Eres tú el rey de los judíos?».


C. Él le responde:


+ «Tú lo dices».


C. Pilato dijo a los sumos sacerdotes y a la gente:


S. «No encuentro ninguna culpa en este hombre».


C. Toda la muchedumbre que había concurrido a este espectáculo, al ver las cosas que habían ocurrido, se volvía dándose golpes de pecho.

Todos sus conocidos y las mujeres que lo habían seguido desde Galilea se mantenían a distancia, viendo todo esto.


C. Pero ellos insistían con más fuerza, diciendo:


S. «Solivianta al pueblo enseñando por toda Judea, desde que comenzó en Galilea hasta llegar aquí».


C. Pilato, al oírlo, preguntó si el hombre era galileo; y, al enterarse de que era de la jurisdicción de Herodes, que estaba precisamente en Jerusalén por aquellos días, se lo remitió.


C. Herodes, al ver a Jesús, se puso muy contento,  pues hacía bastante tiempo que deseaba verlo, porque oía hablar de él y esperaba verle hacer algún milagro. Le hacía muchas preguntas con abundante verborrea; pero él no le contestó nada.

Estaban allí los sumos sacerdotes y los escribas acusándolo con ahínco.

Herodes, con sus soldados, lo trató con desprecio y, después de burlarse de él, poniéndole una vestidura blanca, se lo remitió a Pilato. Aquel mismo día se hicieron amigos entre sí Herodes y Pilato, porque antes estaban enemistados .


C. Pilato, después de convocar a los sumos sacerdotes, a los magistrados y al pueblo, les dijo:


S. «Me habéis traído a este hombre como agitador del pueblo; y resulta que yo lo he interrogado delante de vosotros y no he encontrado en este hombre ninguna de las culpas de que lo acusáis; pero tampoco Herodes, porque nos lo ha devuelto: ya veis que no ha hecho nada digno de muerte. Así que le daré un escarmiento y lo soltaré».


C. Ellos vociferaron en masa:


S. «¡Quita de en medio a ese! Suéltanos a Barrabás».


C. Este había sido metido en la cárcel por una revuelta acaecida en la ciudad y un homicidio.

Pilato volvió a dirigirles la palabra queriendo soltar a Jesús, pero ellos seguían gritando:


S. «¡Crucifícalo, crucifícalo!».


C. Por tercera vez les dijo:


S. «Pues ¿qué mal ha hecho este? No he encontrado en él ninguna culpa que merezca la muerte. Así que le daré un escarmiento y lo soltaré».


C. Pero ellos se le echaban encima, pidiendo a gritos que lo crucificara; e iba creciendo su griterío.

Pilato entonces sentenció que se realizara lo que pedían: soltó al que le reclamaban (al que había metido en la cárcel por revuelta y homicidio), y a Jesús se lo entregó a su voluntad.


C. Mientras lo conducían, echaron mano de un cierto Simón de Cirene, que volvía del campo, y le cargaron la cruz, para que la llevase detrás de Jesús.

Lo seguía un gran gentío del pueblo, y de mujeres que se golpeaban el pecho y lanzaban lamentos por él.


Jesús se volvió hacia ellas y les dijo:


+ «Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, llorad por vosotras y por vuestros hijos, porque mirad que vienen días en los que dirán: «Bienaventuradas las estériles y los vientres que no han dado a luz y los pechos que no han criado». Entonces empezarán a decirles a los montes: «Caed sobre nosotros», y a las colinas: «Cubridnos»; porque, si esto hacen con el leño verde, ¿qué harán con el seco?».


C. Conducían también a otros dos malhechores para ajusticiarlos con él.


Y cuando llegaron al lugar llamado «La Calavera», lo crucificaron allí, a él y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda.

Jesús decía:


+ «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen».


C. Hicieron lotes con sus ropas y los echaron a suerte.

El pueblo estaba mirando, pero los magistrados le hacían muecas diciendo:


S. «A otros ha salvado; que se salve a sí mismo, si él es el Mesías de Dios, el Elegido».


C. Se burlaban de él también los soldados, que se acercaban y le ofrecían vinagre, diciendo:


S. «Si eres tú el rey de los judíos, sálvate a ti mismo».


C. Había también por encima de él un letrero: «Este es el rey de los judíos».

Uno de los malhechores crucificados lo insultaba diciendo:


S. «¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros».


C. Pero el otro, respondiéndole e increpándolo, le decía:


S. «¿Ni siquiera temes tú a Dios, estando en la misma condena? Nosotros, en verdad, lo estamos justamente, porque recibimos el justo pago de lo que hicimos; en cambio, este no ha hecho nada».


C. Y decía:


S. «Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino».

C. Jesús le dijo:


+ «En verdad te digo: hoy estarás conmigo en el paraíso».


C. Era ya como la hora sexta, y vinieron las tinieblas sobre toda la tierra, hasta la hora nona, porque se oscureció el sol. El velo del templo se rasgó por medio. Y Jesús, clamando con voz potente, dijo:


+ «Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu».


C. Y, dicho esto, expiró.

El centurión, al ver lo ocurrido, daba gloria a Dios diciendo:


S. «Realmente, este hombre era justo».

HOMILÍA

Hoy vamos a pararnos solo unos minutos en los momentos principales que nos presentan las lecturas que acabamos de escuchar.

La subida a Jerusalén: Fue sin duda para Jesús una decisión meditada, pero también profundamente radical. En ella se ponían en juego todos sus empeños y sueños. Como un profeta al estilo de la más genuina tradición de Israel, Jesús realiza una doble acción simbólica que pone en evidencia lo lejos que parecía estar el discurso religioso de los dirigentes de Jerusalén de los deseos de Dios.

La llegada de Jesús y discípulos a la ciudad, formando parte de la comitiva de los peregrinos que llegaban de los cuatro puntos cardinales del mundo conocido para celebrar la Pascua, se convirtió en una procesión festiva.

El maestro evocando la profecía de Zacarías: “mira a tu rey que viene a ti humilde y sencillo, montado en un borrico”, quiso cruzar los umbrales de la ciudad santa montado en un borrico, mostrándose así como el enviado humilde de un Dios cuyo poder es el amor. Para algunos ese gesto era altamente provocador y quisieron frenar el entusiasmo que la persona de Jesús provocaba a su paso, pero el maestro no les hizo caso.

Jesús es consciente de lo arriesgado de su propuesta, pero no puede dejar de anunciar al Dios que arde en sus entrañas. Y aquí tenemos el segundo momento importante.

La cena con su comunidad es la expresión más honda del modo en que él entiende su relación con su Padre y de cómo quiere que sus discípulos entiendan y continúen su misión. Los signos del pan y del vino, condensan la hondura de su entrega y fidelidad al Padre que busca con pasión ofrecer su amor y perdón a todos.

La invitación a hacer memoria de ese momento, no es una simple propuesta ritual, sino una llamada a identificarse con su camino existencial, a descubrir la gratuidad como la única opción para dejar a Dios ser Dios en la historia, a permanecer en la bondad y en la esperanza a pesar del fracaso.

Las escenas que siguen en el relato muestran el drama humano que provocan la injusticia y la opresión. El modo en que Jesús lo afronta transparenta el auténtico ser del Dios que nos habita y proporciona los "valores auténticamente humanos", que nos permitirán vencer todo mal y conseguir la auténtica libertad y restauración humana.

La cruz de Jesús, no fue deseo ni exigencia de Dios, esa es una creencia judía que hemos heredado de los primeros escritores, que todavía eran judíos.

Es una creencia aberrante, totalmente contraria al Abba que Jesús nos reveló, que no quiere nada que produzca sufrimiento y destrucción. El mismo Jesús en su última catequesis desde la cruz responde a la violencia con perdón: “Padre perdónalos porque no saben lo que hacen”.

¿Cómo hemos podido aceptar, durante siglos, que el Padre quiso su muerte para poder perdonarnos?

Si Dios es Amor, como nos enseñó Jesús, es un disparate pensar siquiera que la sangre del Señor era necesaria para ser perdonados.

Salir de esas creencias que nos han enseñado durante siglos debería ser el mejor propósito y beneficio de estos días de Pasión.

Jesús murió porque renunció a la VIOLENCIA que asolaba y asola nuestro mundo. Quiso dejarnos bien clara su opción por la PAZ y la luz de su EJEMPLO de coherencia y fortaleza, que es lo que nos debe guiar.

Por ello, cuando comulgamos en la Misa, estamos diciendo que comulgamos con sus criterios, con sus valores, con su sentido de la vida, con su entrega total, siguiendo el ejemplo de Jesús.


ORACIÓN UNIVERSAL


El Reino que trae Jesús supone un cambio de valores; pasa por la paz, el servicio, la humildad y el amor, no por la fuerza y el poder. Oremos.


Queremos recuperar la sencillez de la vida de Jesús


• Queremos que la Iglesia recupere la sencillez, la cercanía y la acogida en sus celebraciones para que sean la fiesta de la fraternidad, de la solidaridad, de la alegría y el compromiso con el Reino.


Queremos recuperar la sencillez de la vida de Jesús


• Queremos en nuestras comunidades parroquiales y religiosas abrir las puertas de par en par durante estos días e invitar a celebrar y compartir los fundamentos de nuestra fe, el sentido de nuestras vidas.


Queremos recuperar la sencillez de la vida de Jesús


• Deseamos todos nosotros ser gestos proféticos que inviten a la desinstalación, que arrastren al compromiso en favor de los más desfavorecidos, que favorezcan la vida digna en cada contexto.


Queremos recuperar la sencillez de la vida de Jesús


• Queremos ser capaces de transitar por caminos de paz, ser cobijo, seguridad y soporte para tantos que se ven empujados a abandonar sus casas y patrias para seguir viviendo.


Queremos recuperar la sencillez de la vida de Jesús


Padre Madre buena, queremos sentirnos parte de la humanidad, corresponsables de su devenir, buscando ser Reino que libera, dignifica y trabaja siempre en favor de la Vida y la Fraternidad. Siguiendo así el camino de tu Hijo Jesús que vive por los siglos de los siglos. Amén.


En el momento de presentar la OFRENDA de toda la Iglesia oremos a Dios Padre Misericordioso

El Señor reciba de tus manos esta OFRENDA…


ORACIÓN OFRENDAS


Estos dones de pan y vino que hemos puesto sobre tu Altar, Señor, son el signo de la ofrenda de nuestras vidas, vidas llenas de amor y egoísmo, vidas llenas de esfuerzos y trabajo, de penas y alegrías. Conviértelo todo  en pan de vida y en vino de alegría y agradecimiento.


PREFACIO

El Señor está con vosotros  

Y con tu Espíritu

Levantemos el corazón

Lo tenemos levantado hacia el Señor

Damos gracias al Señor nuestro Dios

Es justo y necesario


Realmente es nuestra obligación darte gracias, Padre amante, y de modo especial 

en esta fiesta del Domingo de Ramos,

porque obra tuya es el universo entero

y lo sigues sosteniendo,

porque somos fruto de tu amor y nos das la vida.


Es justo que te demos gracias porque eres nuestro Creador por amor, que amparas a todos los seres humanos por igual,

sin reparar si somos más ricos o más pobres,

más o menos cultos, creyentes o no,

más o menos cumplidores.

Para ti, solo somos hijos tuyos, todos somos tus hijos. Gracias, Padre.

Queremos ahora unir nuestras voces

a las de todo el género humano, 

para bendecir tu nombre,

aclamarte y proclamar tu infinita bondad.


SANTO, SANTO, SANTO…


CONSAGRACIÓN Y PLEGARIA


SANTO eres en verdad, Padre,

y con razón te alaban todas tus criaturas,

ya que por Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro,

con la fuerza del Espíritu Santo,

nos das Vida y santificas todo.


Congregas a tu Pueblo sin cesar,

para que ofrezca en tu honor esta OFRENDA

desde donde sale el sol hasta el ocaso.


Recibimos tu Espíritu con alegría

para que santifique este pan y este vino

y se conviertan para nosotros

en el sacramento del Cuerpo y + la Sangre de Jesús,

en la Persona y la Vida de Jesús, aquí significadas.


Porque Él mismo,

la noche en que iba a ser entregado,

habiendo amado a los suyos

que estaban en el mundo hasta el extremo,

mientras cenaba con sus discípulos,

tomó un pan, y dando gracias te bendijo,

lo partió y lo repartió a sus discípulos, diciendo:


Tomad y comed todos de él,

porque esto es mi cuerpo,

que será entregado por vosotros.


Del mismo modo, acabada la cena,

tomó el cáliz,

y, dándote gracias de nuevo,

lo pasó a sus discípulos, diciendo:


Tomad y bebed todos de él,

porque éste es el cáliz de mi sangre,

sangre de la alianza nueva y eterna,

que será derramada por vosotros

y por todos los hombres

para iluminar vuestras vidas.

haced esto en conmemoración mía.

Éste es el sacramento de nuestra fe.


Anunciamos y proclamamos tu resurrección. Ven Señor Jesús.


Así, pues, Padre, al celebrar ahora el memorial

de la ENTREGA de Jesús,

de su admirable resurrección y ascensión al cielo,

mientras esperamos su venida gloriosa,

te ofrecemos, en esta acción de gracias,

TODO lo que somos y tenemos.


Tú diriges tu mirada sobre esta OFRENDA de tu Iglesia

y reconoces en ella nuestra adhesión a Jesús,

que vino a revelarnos tu rostro

de verdadero Padre, que nos ama sin límite.


Nos unimos en este sacramento al Cuerpo y la Sangre de tu Hijo,

que se entregó por nosotros para dejarnos su ejemplo de Vida.

Y nos abrimos de todo corazón a tu Espíritu Santo

para ser iluminados y fortalecidos en el seguimiento de Jesús, tanto individual como colectivamente.


Y así, unidos como hermanos,

formemos con Cristo un solo cuerpo

y un solo espíritu.


Él nos transforma en verdaderamente humanos

en nuestro diario caminar hacia tu Heredad,

donde seguiremos alabándote 

junto con tus elegidos,

con María, la Virgen Madre de Dios y madre nuestra, su esposo san José,

los apóstoles y los mártires,

y todos los santos,

que nos precedieron en el camino hacia Ti.


Te ofrecemos, Padre, nuestro compromiso de adhesión a Jesús,

que ratificamos en esta celebración,

para que contribuya a la Paz y

la Humanización del mundo entero.


Confirmamos nuestra lealtad con esta tu Iglesia,

que peregrina en la Tierra,

fortalecida por nuestra fe y caridad.


Nos unimos a TODOS tus hijos de este Pueblo,

iluminado y fortalecido por Jesús,

junto con sus servidores: el Papa Francisco,

nuestro Obispo N…,

el orden episcopal, los presbíteros y diáconos.


Tú atiendes los deseos y compromisos

de esta Familia,

que has congregado en tu presencia

en este domingo, día en que Cristo

venció a la muerte.


Él nos ha hecho partícipes de su Sabiduría y Fortaleza

para que imitemos su ejemplo

en el camino hacia tu Heredad eterna.


Te damos GRACIAS porque nuestros

hermanos difuntos…, familiares,

amigos y miembros de nuestra Comunidad,

tras su maduración en este mundo,

ya disfrutan contigo en tu casa del Cielo.


Queremos ser parte del Reino interior,

que tu Hijo nos reveló,

y extenderlo a nuestro mundo

para que podamos gozar TODOS 

de tu felicidad eterna,

junto con Cristo, Señor nuestro,

por quien concedes al mundo todos los bienes.


Por Cristo, con Él y en Él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos. Amén

PADRENUESTRO


PADRE Y MADRE NUESTRA

EN QUIEN SOMOS Y VIVIMOS.

Santificado sea tu nombre.

Venga a nosotros tu reino.

Hágase tu voluntad

en la tierra como en el cielo.


TÚ NOS DAS HOY 

NUESTRO PAN DE CADA DÍA.

TÚ PERDONAS NUESTROS PECADOS

Y NOSOTROS QUEREMOS PERDONAR

A LOS QUE NOS OFENDEN.

No nos dejes caer en la tentación.

Y líbranos del mal. Amen


CORDERO DE DIOS


Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, Tú TIENES piedad de nosotros

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, Tú TIENES piedad de nosotros

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, Tú NOS DAS la paz


Jesús nos invita a ser pan partido y repartido para los demás.

ORACIÓN FINAL


Hoy queremos cantarte,

uniéndonos a la creación entera,

un canto nacido del corazón,

en las plazas y lugares de encuentro

de aldeas, pueblos y ciudades.


Porque tu paso y presencia

traen la alegría a nuestras vidas

y la paz a todos los rincones de la tierra.


Las canciones religiosas

que resuenan en los templos e iglesias,

en otros tiempos tan llenas de fe y vida,

no atraen y dejan vacíos esos lugares de encuentro,

pues ya no conectan con nuestros sentimientos.


¡Nosotros queremos entonar una canción nueva!


Déjanos entonar nuestro canto,

el canto que nace de la vida nueva

que Tú nos das cada día y hora.


Déjanos cantar y bailar,

con ritmo alegre y fraterno,

el sentir de nuestra vida,

hecho canción y danza sin miedos

para jóvenes, ancianos y niños de pecho.


Unidos a la creación entera,

a los pequeños, débiles y pobres,

a migrantes, refugiados y sin patria,

a creyentes, agnósticos, ateos e indiferentes,

queremos cantarte una canción nueva.


La canción de la fraternidad y la esperanza,

porque Tú nos amas,

y hemos visto y sentido tu paso

por nuestro pueblo, iglesia y casa,

y te has dignado pararte y llamar

a las puertas de nuestras entrañas. Amén.

BENDICIÓN

El Señor os bendice, os guarda

y en sus palmas os lleva tatuados.

Os acompaña en todos los caminos.

Y hace prósperas las obras de vuestras manos.

Sentíos siempre abrazados y bendecidos por este Dios enamorado,

Padre, Hijo y Espíritu Santo.

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